Abogar por el derecho en China
A casi todos nos interesar¨ªa una China lo m¨¢s democr¨¢tica posible, pero si, como parece m¨¢s probable, va a seguir siendo una cultura pol¨ªtica autoritaria, al menos, que est¨¦ crecientemente regida por la ley y el derecho, un objetivo asequible.
Ni China es democr¨¢tica, ni va a serlo en esta generaci¨®n: el Partido Comunista Chino, con 80 millones de afiliados, controla el pa¨ªs, nada importante puede intentarse al margen de su nomenklatura -compuesta por unas 2.500 personas- y nadie en su sano juicio puede predecir fundadamente si habr¨¢ o no varios partidos pol¨ªticos en pugna electoral pac¨ªfica por el poder dentro de dos, 12 o 20 a?os.
Como mucho, sabemos que el vicepresidente actual, Xi Jinping, tiene bastantes n¨²meros para suceder al presidente Hu Jintao en 2012 o 2013. Si democracia es institucionalizaci¨®n de la incertidumbre (Adam Przeworski), en China quedan todav¨ªa demasiadas incertidumbres sueltas.
Podemos centrarnos en un objetivo realista: que la ley y el derecho sean cada d¨ªa m¨¢s decisivos
Pero podemos centrarnos en el objetivo de que, en China, la ley y el derecho sean cada d¨ªa m¨¢s decisivos. Es m¨¢s modesto, pero tambi¨¦n m¨¢s realista y, sobre todo, se deja medir bien: un sistema pol¨ªtico, econ¨®mico y cultural est¨¢ regido por la ley si sus abogados son independientes, pueden denunciar p¨²blicamente al gobierno, litigar contra ¨¦l y, de vez en cuando, ganar.
Hay buenos abogados en China, pero uno de los que han tenido m¨¢s ¨¦xito no es tal de profesi¨®n. Hace pocos meses, Ai Weiwei, el dise?ador del Nido de P¨¢jaro para los Juegos Ol¨ªmpicos de Beijing, organiz¨® un grupo de voluntarios para investigar la tr¨¢gica muerte de escolares chinos en el terremoto de Sichuan, en mayo de 2008.
En la ciudad de Juyuan una escuela, acaso mal construida por empresarios corruptos, se hab¨ªa derrumbado aplastando a centenares de ni?os. Cuando sus desesperados padres -China es el pa¨ªs del hijo ¨²nico- protestaron contra los responsables pol¨ªticos locales, la polic¨ªa les hostig¨® hasta acallarlos. Entonces Ai Weiwei denunci¨® p¨²blicamente el miserable origen humano del desastre y aunque, naturalmente, tambi¨¦n le acosaron a ¨¦l y a sus voluntarios, al final el resto del mundo acab¨® por enterarse del matonismo oficial para gran incomodidad de las ¨¦lites chinas.
En un pa¨ªs cuyas exportaciones superan la tercera parte de su producto interior bruto, la luz entra por los resquicios de su econom¨ªa y el cierre herm¨¦tico deviene imposible.
Mi humilde test funciona bien en situaciones de crisis, pues permite medir la reacci¨®n del poder ante quienes sufren o protagonizan lo extraordinario. T¨ªpica es la amenaza a los abogados defensores de los acusados por causar disturbios con retirarles su licencia para ejercer la profesi¨®n.
As¨ª sucedi¨® en T¨ªbet, donde en 2008 hubo enfrentamientos entre chinos de la etnia han, dominante en China, y tibetanos de cultura budista. T¨ªpicas tambi¨¦n son la celeridad y dureza de la reacci¨®n del aparato policial y judicial chinos, como ha sido el caso en relaci¨®n con los des¨®rdenes en Chinjiang, entre chinos han y uigures musulmanes, el pasado mes de julio. Ya hay dictadas nueve condenas a muerte.
China, como todos los Estados poderosos, aplica la pena capital. En 2008, reconoci¨® 1.718 ejecuciones, aunque se cree que su n¨²mero real es superior.
En el futuro, ser¨¢n cruciales la mejora en la transparencia y la l¨ªnea de tendencia: si en pocos a?os las cifras de ejecuciones caen, las cosas habr¨¢n mejorado tanto como pronunciado fuere el descenso. A ver.
Insisto en que los Estados dan su medida ante lo extraordinario. En la organizaci¨®n del magno desfile militar conmemorativo del sexag¨¦simo aniversario de la Rep¨²blica Popular China, el pasado primero de octubre, participaron 200.000 personas, muchas de ellas para sellar el centro de la ciudad, mientras las autoridades recomendaban vivamente a las gentes que se quedaran en casa y vieran el desfile por televisi¨®n. El abogado Xu Zhiyong fue temporal y preventivamente detenido y luego liberado, por si acaso se le hubiera ocurrido la idea de airear que la plaza de Tiananmen hab¨ªa conocido otras manifestaciones extrainstitucionales.
El Estado de derecho suele preceder al democr¨¢tico, del que es condici¨®n necesaria. No s¨¦ si podemos comprar el argumento de los dirigentes chinos, seg¨²n el cual, la armon¨ªa y la estabilidad -l¨¦ase el autoritarismo desp¨®tico- son necesarios para mantener la paz en un pa¨ªs de 1.300 millones de habitantes. Aunque yo no me lo creo -India, por ejemplo, es una democracia-, tampoco quiero pecar de ingenuo.
Empecemos con la libertad de abogar p¨²blicamente contra las injusticias. En defensa de algunos, acaso de muchos. En inter¨¦s de todos.
Pablo Salvador Coderch es catedr¨¢tico de Derecho Civil en la Universitat Pompeu Fabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.