Hechos
En Italia acaba de nacer un nuevo peri¨®dico, Il fatto quotidiano (El hecho diario). En Espa?a aparecer¨¢ pronto un diario digital llamado Factual. No debe de ser casualidad esa coincidencia en la referencia a los hechos, a la terca y pu?etera realidad. Il fatto... surgi¨® como reacci¨®n al berlusconismo informativo, que viene a ser como el periodismo de opini¨®n de toda la vida, pero a lo bestia y al servicio de una sola persona. El periodismo de opini¨®n es el que sin detallar los hechos, o citando alguno de ellos de pasada, o retorci¨¦ndolos lo necesario, ofrece al lector una interpretaci¨®n de los mismos. Un ejemplo cl¨¢sico eran aquellas singular¨ªsimas portadas que inventaba Anson cuando dirig¨ªa Abc: Aznar-Casillas parando goles y cosas as¨ª.
El periodismo de opini¨®n berlusconiano se define con otro ejemplo. Cuando Ver¨®nica Lario, esposa de Il Cavaliere, anunci¨® su intenci¨®n de divorciarse, el diario L¨ªbero no se molest¨® en recopilar datos farragosos. Busc¨® una foto de cuando Ver¨®nica era actriz y mostraba los pechos en una obra de teatro, la plant¨® en portada y coloc¨® sobre ella el titular Velina ingrata. Aqu¨ª tenemos dificultades para traducir velina, un t¨¦rmino muy italiano. En una traducci¨®n que no respetar¨ªa la letra pero s¨ª el esp¨ªritu, podr¨ªa leerse como Putiflor ingrata. Despu¨¦s de una portada as¨ª, ?qui¨¦n quiere entretenerse con la letra peque?a?
El periodismo de opini¨®n cl¨¢sico sol¨ªa ser inc¨®modo con el poder. Ahora es el poder quien hace periodismo de opini¨®n (los pol¨ªticos no pronuncian frases, sino titulares sensacionalistas) y quien m¨¢s lo fomenta, porque la opini¨®n tiende a provocar simples reacciones binarias ("s¨ª" o "no") y a difundirse de forma viral, en lugar de obligar al receptor a establecer su propia interpretaci¨®n de los hechos. Cuanto menos piense la gente, m¨¢s tranquilos todos. Las opiniones, adem¨¢s, pueden ser infinitamente numerosas, por lo que se deval¨²an unas a otras. Los hechos, en cambio, son los que son y tienen valor fijo. No es extra?o que el periodismo con ambiciones renovadoras haga de ellos su bandera.
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