Europa y el precio de los recortes
El Tratado de Lisboa nos permite crear el Espacio Europeo de la Investigaci¨®n, el salto cualitativo m¨¢s importante ocurrido en la pol¨ªtica europea de investigaci¨®n.
Por ello, el presidente Barroso, en su discurso program¨¢tico ante el Parlamento Europeo, puso sobre la mesa un ambicioso programa para reforzar la pol¨ªtica de investigaci¨®n e innovaci¨®n comunitaria durante los pr¨®ximos cinco a?os que constituir¨¢n su mandato.
Porque el Espacio Europeo de la Investigaci¨®n es, en efecto, un ambicioso proyecto que a¨²na los esfuerzos de I+D nacionales, regionales y comunitarios, consiguiendo as¨ª un mayor impacto a nivel mundial y un incremento de calidad en el crecimiento econ¨®mico europeo.
El pa¨ªs que tiene que liderar Europa no est¨¢ poniendo los recursos necesarios para lograrlo
Sus objetivos son ambiciosos, y lo son incluso en momentos de crisis. Recordemos la crisis de Finlandia a principios de los noventa: su tasa de desempleo lleg¨® al 20% y sus empresas y sistema bancario casi a la bancarrota. Para salir de la crisis, entre otras medidas, se realizaron enormes inversiones en I+D. Hoy en d¨ªa Finlandia sali¨® de la crisis y es uno de los pa¨ªses m¨¢s competitivos del mundo.
El presidente Obama ha lanzado en Estados Unidos el Stimulus Plan. En plena crisis, Obama ha incrementado los presupuestos de I+D, incluyendo la ciencia fundamental, aquella que se supone est¨¢ m¨¢s lejos del mercado. Sabe que todo lo que se siembre hoy, se recoger¨¢ ma?ana, y su estrategia asegurar¨¢ el aumento de la capacidad cient¨ªfica de su pa¨ªs frente a sus competidores.
Espa?a ha demostrado estos ¨²ltimos a?os que su nivel cient¨ªfico est¨¢ cada vez m¨¢s a la altura de los grandes players del mundo. Es evidente por la calidad de sus investigadores e infraestructuras de investigaci¨®n, tanto como por el esfuerzo presupuestario realizado, sobre todo en el sector p¨²blico.
Y por sus ¨¦xitos, cada vez mayores, en programas duramente competitivos como el S¨¦ptimo Programa Marco de I+D. Por cierto, dicho programa comunitario tiene unos incrementos anuales presupuestarios de en torno al 11% hasta el a?o 2013.
?Qu¨¦ queremos decir con esto? Decimos que la ciencia espa?ola ha progresado mucho, y lo ha hecho en un entorno de dinamismo que, esperamos, se incremente en el futuro.
Un aparato cient¨ªfico no se puede ni parar ni ralentizar. La ciencia europea ya ha establecido consorcios consolidados, cuyas relaciones entre los distintos participantes son cada vez m¨¢s fuertes. Y no s¨®lo hablamos de socios europeos, sino tambi¨¦n mundiales. No parece por tanto adecuado que uno de los protagonistas ralentice en estos momentos su participaci¨®n.
Cuanto m¨¢s ambicioso es un pa¨ªs en ciencia y tecnolog¨ªa, mejores resultados obtiene respecto a su participaci¨®n internacional. Es decir, que la din¨¢mica de la ciencia tiene un efecto spill over, un efecto desbordamiento, que hace que los resultados obtenidos sean m¨¢s que proporcionales al esfuerzo realizado.
Espa?a presidir¨¢ la Uni¨®n Europea a partir del 1 de enero de 2010. El programa de la presidencia espa?ola en I+D es enormemente ambicioso, tanto en lo que se refiere a los programas del Consejo como a los foros de debate paralelos que se establecer¨¢n por toda la geograf¨ªa espa?ola.
Es incomprensible que se pueda considerar contradictorio el hecho de invertir en investigaci¨®n si hay crisis. Precisamente, para salir de la crisis, hay que hacer m¨¢s esfuerzos que menos en lo que se refiere al presupuesto para la ciencia. En el momento actual, en el contexto europeo del Tratado de Lisboa y teniendo en cuenta, por qu¨¦ no decirlo, la influencia que tiene la pol¨ªtica cient¨ªfica americana en el resto del mundo (as¨ª como China o Brasil, que est¨¢n haciendo enormes esfuerzos en I+D), es dif¨ªcil justificar que el pa¨ªs que preside la Uni¨®n Europea recorte su propio presupuesto de investigaci¨®n. Da la impresi¨®n de que el pa¨ªs que tiene que liderar esta Europa de la ambici¨®n no est¨¢ poniendo sobre la mesa los recursos necesarios para capitanear los primeros meses de entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
Los buenos agricultores, en las ¨¦pocas de penuria, plantan las mejores semillas para obtener las mejores cosechas en el futuro, porque esas cosechas les van a asegurar el bienestar, les van a devolver la riqueza. Este ejemplo tan simple es aplicable a la ciencia. Hay que plantar ¨¢rboles que den frutos en el futuro: la ciencia fundamental; y hay que plantar cereales que se cosechen lo antes posible: la ciencia aplicada. Si no se hace este esfuerzo, no se podr¨¢ participar como los dem¨¢s pa¨ªses en este proyecto que la nueva Europa del Tratado de Lisboa se ha propuesto sacar adelante. Y eso s¨ª que puede costar muy caro.
Jos¨¦ Manuel Silva Rodr¨ªguez es director general para la Investigaci¨®n de la Comisi¨®n Europea.
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