"Existe un tercer pa¨ªs entre EE UU y M¨¦xico: la frontera"
Muchos fot¨®grafos tienen fama de ser tambi¨¦n buenos cocineros, quiz¨¢ porque la pr¨¢ctica de los fogones se parece de alguna forma a los cl¨¢sicos procesos de revelado y positivado. O porque ir al mercado y elegir los ingredientes para un plato, en el fondo, es como salir a la calle, buscar un sujeto y apretar el disparador. Alex Webb, sin embargo, deja claro enseguida que para ¨¦l no es as¨ª, ya que empu?ar una c¨¢mara es m¨¢s que un oficio rutinario o una afici¨®n: es una forma de entender la vida. "No s¨¦ cocinar muchas cosas, pero aqu¨ª lo importante es que me gusta la comida", r¨ªe.
Podr¨ªa ser la declaraci¨®n de intenciones del actual presidente de Magnum, la m¨ªtica agencia de fot¨®grafos fundada en 1947 por Robert Capa y Henri Cartier-Bresson, entre otros. Porque la vida de Webb (San Francisco, 1952) es sobre todo lo que han visto sus ojos. Lo recuerda en un asador vasco de Alcobendas (Madrid), donde ayer recibi¨® el Premio Internacional de Fotograf¨ªa que concede el Ayuntamiento de la ciudad. Pero ante todo quiere dejar clara otra cosa: se va a decantar por la carne, y un chulet¨®n de buey de un kilo (para compartir) le parece lo mejor.
El presidente de Magnum debe guiar la agencia en plena revoluci¨®n digital
Webb ha recorrido medio mundo con sus Leicas a cuestas. Ha inmortalizado el Caribe, Estambul, Sevilla, Barcelona o Etiop¨ªa, pero uno de sus trabajos m¨¢s interesantes ha sido, sigue siendo, la interpretaci¨®n de las distintas sociedades de Am¨¦rica. Esto es, Estados Unidos, su pa¨ªs, pero sobre todo la otra Am¨¦rica: el Sur, M¨¦xico y la frontera, que constituye una especie de "tercer Estado" fascinante y dram¨¢tico. Un lugar en el que los sue?os se entremezclan con "la rigidez de la cultura protestante y los aspectos m¨¢gicos del catolicismo", que intent¨® retratar inspir¨¢ndose "en las novelas de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez".
Rodeados de entrantes de setas, anchoas y foie, el fot¨®grafo se confiesa sorprendido por el sabor del boletus. De vuelta en Nueva York, puede que cruce el puente de Brooklyn, donde vive, y trate de buscarlos en alguno de los puestos gourmet del Chelsea Market, en Manhattan. En su opini¨®n, los alimentos forman parte del esp¨ªritu de las culturas, as¨ª como todo lo que se pueda encontrar por las calles de un pa¨ªs. Cuando empez¨® su carrera de "fot¨®grafo callejero", Webb retrataba coches grandes, centros comerciales, objetos caros. Era la sociedad estadounidense que auspiciaba los a?os de hedonismo de la era de Reagan. Hasta que un d¨ªa se hart¨®. Cambi¨® los carretes de blanco y negro por los de color y decidi¨® mirar al Sur del mundo con la que ¨¦l considera la mejor actitud: la del "descubrimiento".
En eso consiste su trabajo de hoy en Magnum: estar al tim¨®n de la agencia en plena revoluci¨®n digital y guiarla hacia lo desconocido. La crisis de la prensa escrita le preocupa, por supuesto, as¨ª como el espacio cada d¨ªa m¨¢s escaso que dedican las revistas al fotoperiodismo o a la fotograf¨ªa documental. "Yo no soy un hombre de negocios", aclara. "Soy un fot¨®grafo y, lo digo en serio, no tengo la menor idea de lo que pasar¨¢". Pero las palabras de Webb, en el fondo, destilan esperanza y su mirada transparente parece dibujada para inspirar confianza. Ya que, recuerda, al fin y al cabo se trata de hacer fotos, m¨¢s all¨¢ de los mecanismos del mercado. Y de haber alg¨²n salvador de la fotograf¨ªa, con toda probabilidad ser¨¢n los mismos fot¨®grafos.
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