El oro de Londres
Los jugadores cobran 80.700 euros por participar y el ganador se llevar¨ªa m¨¢s de un mill¨®n si acabase invicto
Fernando Verdasco est¨¢ en Londres, donde el fr¨ªo muerde, pero no aprieta, y lo mira todo con ojos de ni?o. "?He conseguido un nuevo objetivo en mi carrera, estar en la Copa de Maestros!", celebra despu¨¦s de que la gente de su equipo le haga fotos con m¨®viles y c¨¢maras, diluidos entre decenas de fot¨®grafos profesionales, porque son d¨ªas para el recuerdo.
"Desde que era ni?o, he visto todos estos torneos finales por la televisi¨®n. Con 10, 11, 12 a?os...", cuenta el madrile?o antes de entrenarse ayer con Novak Djokovic, aspirante por derecho propio a revalidar su t¨ªtulo de 2008 tras vencer a Roger Federer y Rafael Nadal en los dos ¨²ltimos torneos. "Ve¨ªa las Copas de Maestros", cuenta Verdasco, "cuando eran en Hannover, cuando las jugaban Agassi o Sampras, y para m¨ª era un sue?o estar aqu¨ª desde siempre, desde cuando era ni?o. Ve¨ªa tambi¨¦n las fotos de grupo que se hac¨ªan los jugadores y... Me hace muy feliz haberlo logrado".
Los patrocinadores tambi¨¦n dan un 'bonus' a los tenistas por exhibir sus marcas
Verdasco, que debuta hoy contra Federer, ya tiene su propia foto como maestro. Se la tom¨® el viernes, vestido de impecable traje gris y con paraguas, que por algo en Londres manda la moda inglesa. Ascender a la ¨¦lite de su deporte, sin embargo, le ha proporcionado mucho m¨¢s que eso en la capital brit¨¢nica: una habitaci¨®n en un exclusivo hotel que mira con aire melanc¨®lico al Big Ben rodeado por el ruido del centro de la city, derecho a sortear el tr¨¢fico utilizando para desplazarse un barco por el T¨¢mesis, plateadas berlinas de BMW por si acaso, un guardaespaldas inmenso por tenista siempre que est¨¦n cerca de la prensa y algo m¨¢s que prestigio.
Las marcas que patrocinan a los jugadores les premian tambi¨¦n con un sustancioso bonus por hacerlas visibles en el escaparate m¨¢s reputado del tenis. La organizaci¨®n, con sustanciosos premios y tantos puntos por victoria como para establecer una frontera insuperable entre los mejores y el resto de los tenistas.
Jo-Wilfried Tsonga, por ejemplo, est¨¢ en Londres con su pelo afro y sin motivo aparente. No se clasific¨® para el torneo. Deber¨ªa estar de vacaciones, que luego el calendario aprieta. Aun as¨ª, vive pendiente de que se lesione alguien. Tsonga ha decidido aceptar la condici¨®n de tenista suplente.
Su presencia est¨¢ justificada por un fijo irrechazable: casi 48.000 euros s¨®lo por desplazarse a la ciudad. Ser titular proporciona algo m¨¢s de 80.700 si se juegan los tres partidos del grupo, a los que se puede sumar id¨¦ntica cantidad por cada victoria, m¨¢s 255.700 por ganar la semifinal y 518.100 por imponerse en la final. Es decir, el campe¨®nm de quedar invicto, se llevar¨ªa casi 1,1 mill¨®n de euros. En total, el torneo reparte m¨¢s de 4,7 millones entre todos los participantes.
Londres, sin embargo, no es s¨®lo dinero. Se retan los ocho mejores del mundo. Hay pocos reclamos mejores: una luz azul el¨¦ctrica lo inunda todo, el efecto de una sirena de barco retumba por las paredes y m¨¢s de 17.500 asientos esperan acabar gastados. La organizaci¨®n dice haber vendido ya 250.000 entradas.
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