Vamos a contar mentiras
Estamos tan acostumbrados a las mentiras que ya forman parte de la esencia humana. Blas de Otero es contundente: "La cuna del hombre la mecen con cuentos... Y el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos". Lo cierto es que las verdades como pu?os suelen desembocar en pu?etazos, y las verdades desnudas son pornograf¨ªa barata. Igualmente, las mentiras como pu?os producen verg¨¹enza ajena, y las mentiras desnudas te debilitan la lujuria. Para que una mentira sea tragada por los interlocutores tiene que ir vestida de verdad. La pura verdad es una lagarta disfrazada de monja. La vida es cuento, Calder¨®n. Por eso suele triunfar la gente con mucho cuento, dicho sea sin se?alar.
En este contexto, podemos afirmar sin sonrojo alguno que Madrid es lo mejor del planeta. Sales a la calle y la ciudad te sonr¨ªe amablemente. No hay ruidos ni cagadas de perros ni contaminaci¨®n. No hay chorizos, pero nuestros jamones, aunque primero fueron unos cerdos, luego se curaron. No hay martillos hidr¨¢ulicos, ni vallas, ni obras eternas. En fin, la circulaci¨®n rodada es una delicia y los coches no envenenan el aire que respiramos. Tenemos un alcalde gallardo y una presidenta muy aguerrida, que se llevan de maravilla en p¨²blico y en privado. Eso por no hablar de la oposici¨®n, que realiza su trabajo de manera ejemplar y discreta, tan discreta que casi nadie conoce los nombres de sus l¨ªderes.
A quien s¨ª se le conoce muy bien es a nuestro arzobispo, famoso en el mundo entero por su talante progresista, abierto y dialogante. El Real Madrid est¨¢ en su mejor momento; el Atl¨¦tico, como siempre de sorprendente. El chotis es uno de los bailes m¨¢s fren¨¦ticos del universo, aunque invite al pecado por el amartelamiento de los cuerpos durante varios minutos encima de un ladrillo.
De todo lo cual se colige que aqu¨ª impera la moda irresistible del bolero (persona que mete o se traga bolas con fluidez).
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