Israel despu¨¦s de Goldstone
La situaci¨®n azarosa de Israel a ra¨ªz del informe del juez Richard Goldstone donde se le acusa de cr¨ªmenes de guerra en Gaza, y el subsiguiente respaldo del informe por parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, trae a la mente la reacci¨®n del vicepresidente de Estados Unidos Spiro Agnew cuando fue acusado de corrupci¨®n en 1973: "Los bastardos cambiaron las reglas, pero nunca me avisaron".
De hecho, las reglas han cambiado, e Israel no puede decir que no fue advertido de que ¨¦sta es una era en la que el derecho internacional y la justicia universal se est¨¢n promoviendo de manera convincente como los pilares de un orden mundial mejorado. ?se no era el caso cuando estall¨® el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª hace m¨¢s de 60 a?os. Ahora, en cambio, la comunidad internacional est¨¢ comprometida en escudri?ar c¨®mo se llevan a cabo las guerras, y no se permitir¨¢ que los cr¨ªmenes de guerra no reciban castigo.
El informe no es necesariamente una mala noticia para las perspectivas de paz
O as¨ª deber¨ªan ser las cosas. Desafortunadamente, las nuevas reglas, en realidad, se aplican s¨®lo a aquellos pa¨ªses que no son potencias mundiales. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU no se habr¨ªa atrevido a poner a Rusia en el banquillo por devastar Grozny, la capital de Chechenia, o a China por reprimir brutalmente al pueblo del T¨ªbet y a la minor¨ªa musulmana uigur.
Tampoco es concebible que EE UU o Reino Unido hubieran sido convocados a dar explicaciones por las bajas masivas que infligieron a civiles en Irak y Afganist¨¢n. De la misma manera, los cientos de v¨ªctimas civiles del bombardeo masivo de la OTAN en Serbia en 1999 permanecer¨¢n por siempre an¨®nimos.
Es un defecto importante del sistema de derecho internacional que la aplicaci¨®n de los principios sublimes de la justicia universal deba estar condicionada por el equilibrio global del poder pol¨ªtico, y que a los infractores m¨¢s c¨¦lebres del mundo, como Libia e Ir¨¢n, se les permita presentarse como guardianes de los derechos humanos en agencias de las Naciones Unidas.
?Alguien realmente puede esperar que a Israel le impresione la cr¨ªtica moral que hace Ir¨¢n de su "desaf¨ªo de la ley"? De hecho, tal como descubri¨® el propio Goldstone con consternaci¨®n, el Consejo de Derechos Humanos eligi¨® censurar exclusivamente a Israel sin ni siquiera mencionar a Ham¨¢s, a quien Goldstone expl¨ªcitamente acus¨® de cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad.
No es del todo descabellado suponer que un efecto Obama est¨¢ teniendo impacto en el actual apremio internacional a Israel. La embestida contra Israel estuvo indirectamente alentada por la percepci¨®n hoy generalizada de que, con Obama en la Casa Blanca, el inquebrantable apoyo norteamericano a un Estado jud¨ªo ya no se puede dar por sentado. La indiferencia de algunos pa¨ªses europeos frente a la petici¨®n de ayuda de Israel durante el debate sobre el Informe Goldstone no estuvo desvinculada de su frustraci¨®n ante la negativa por parte del primer ministro israel¨ª, Benjamin Netanyahu, a congelar los asentamientos, algo en lo que Obama ha insistido.
Sin embargo, por m¨¢s entendible que pueda ser la sensaci¨®n que tiene Israel de que lo tratan injustamente, deber¨ªa situarse en niveles superiores, y evitar atrincherarse tras los muros de sus propias convicciones. La gesta de Israel en Gaza fue una victoria p¨ªrrica, y el pa¨ªs hoy est¨¢ comprometido a cambiar su doctrina de guerra de "defensa ofensiva". Una demostraci¨®n de fuerza devastadora, con v¨ªctimas israel¨ªes limitadas a costa de ilimitadas bajas civiles palestinas, ya no es internacionalmente sostenible.
Israel tendr¨¢ que adaptar su doctrina de guerra al campo de batalla moderno y a las sensibilidades de la comunidad internacional. Los ej¨¦rcitos regulares ya no son la amenaza exclusiva a la seguridad de los pa¨ªses. Los actores no estatales -como Ham¨¢s y Hezbol¨¢, o los talibanes en Afganist¨¢n y Pakist¨¢n- que se escudan tras una poblaci¨®n civil indefensa exponen la creciente brecha entre las reglas de guerra tradicionales y las realidades del campo de batalla de hoy. Es dudoso que Israel tenga la capacidad de forjar una alianza internacional que adapte las reglas de guerra a las condiciones de conflicto armado asim¨¦trico.
El Informe Goldstone no necesariamente es una mala noticia para las perspectivas de paz en Oriente Medio. Podr¨ªa decirse que la guerra en Gaza cre¨® una nueva clase de disuasi¨®n mutua en esta regi¨®n devastada por la guerra. Ham¨¢s result¨® definitivamente disuadido por la ofensiva implacable de Israel, e Israel, lo admita o no, se ver¨¢ disuadido por el espectro de l¨ªderes israel¨ªes y oficiales militares que se convierten en objeto de ¨®rdenes de detenci¨®n judicial en Europa.
Todo el proceso legal bien puede interrumpirse por un veto norteamericano en el Consejo de Seguridad de la ONU, e Israel podr¨ªa seguir aferr¨¢ndose a su reclamaci¨®n tradicional sobre su derecho a la autodefensa. Pero la verdad es que Israel tiene las manos atadas. Sus l¨ªderes ahora tendr¨¢n que tomar medidas mucho m¨¢s resueltas en el camino hacia la paz si el argumento que utilizaron para desbaratar el Informe Goldstone -que hab¨ªa que considerarlo "un obst¨¢culo para el proceso de paz"- ha de tener alguna credibilidad.
Shlomo Ben-Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores israel¨ª, es vicepresidente del Centro Internacional Toledo por la Paz. ? Project Syndicate, 2009. Traducci¨®n de Claudia Mart¨ªnez.
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