Contra las convenciones
Aunque Rafael S¨¢nchez Ferlosio se resiste a hablar de su obra de ficci¨®n, lo cierto es que la actitud literaria e intelectual desde la que est¨¢ escrita no es distinta de la que impulsa sus ensayos. En un caso y en otro, Ferlosio destruye las convenciones por el parad¨®jico procedimiento de llevarlas hasta el l¨ªmite.
Enfrentado a la importancia de la imaginaci¨®n en la narrativa, Ferlosio concibe Alfanhu¨ª, su primera novela publicada, como una explicaci¨®n m¨ªtica de la realidad cotidiana de un muchacho, de manera que una desbordante fantas¨ªa da raz¨®n de todas las cosas, desde la utilidad de las veletas hasta el origen de los colores. Enfrentado despu¨¦s a la hegemon¨ªa del realismo social en los comienzos de su carrera como escritor, Ferlosio ofrece en El Jarama el desconcertante y a la vez prodigioso resultado de convertir al narrador en escrupuloso notario de una anodina excursi¨®n de domingo, que concluye en una tragedia, por as¨ª decir, igualmente anodina. Pero, enfrentado, por ¨²ltimo, al auge de la novela como recreaci¨®n alternativa del mundo, da la vuelta al argumento y emprende la herc¨²lea tarea de inventar un mundo alternativo con el solo prop¨®sito de recrearlo, seg¨²n har¨¢ en la cr¨®nica de las guerras barcileas, de la que s¨®lo ha publicado un extenso fragmento titulado El testimonio de Yarfoz.
El est¨ªmulo que, como ensayista, Ferlosio busca en la actualidad, en la cotidiana, met¨®dica, minuciosa e implacable lectura de los diarios, est¨¢ relacionado con su anatema contra las convenciones. Una breve frase pronunciada distra¨ªdamente por un gobernante o incluida en el titular de un peri¨®dico puede dar lugar a un extenso volumen en el que Ferlosio siempre suele recordar dos cosas. La primera, que las ligerezas o, por qu¨¦ no, las necedades rara vez son nuevas, sino que su rastro puede seguirse hasta los tiempos m¨¢s remotos, y de ah¨ª las constantes referencias hist¨®ricas en sus ensayos; la segunda, que nunca llegan solas, sino que movilizan constelaciones enteras de ideas disparatadas y sin fundamento, y de ah¨ª su recurso a las disciplinas m¨¢s inesperadas, desde la bot¨¢nica a la econom¨ªa, pasando por la estrategia militar o tantas otras. Buen ejemplo de esta forma de abordar el ensayo, presente, por lo dem¨¢s, en la pr¨¢ctica totalidad de sus trabajos, ser¨ªa Campo de Marte, dedicado a glosar la afirmaci¨®n de que el ej¨¦rcito es la columna vertebral de la naci¨®n, pronunciada en su d¨ªa por Felipe Gonz¨¢lez. O Mientras los dioses no cambien, nada ha cambiado, una extensa reflexi¨®n sobre el accidente del transbordador espacial Challenger, considerado por el presidente Reagan como un tributo que hab¨ªa que pagar al progreso.
La pretensi¨®n de destruir las convenciones llev¨¢ndolas al l¨ªmite explica, por ¨²ltimo, algunos de los rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos de la obra de Ferlosio, tanto en el campo de la narraci¨®n como en el del ensayo. Cualquiera de sus textos, ya sean los extensos o los aforismos que da a conocer como "pecios", revela una extrema precauci¨®n, una conciencia siempre alerta ante la lengua que emplea. Pero revela, adem¨¢s, una socarroner¨ªa tan barroca, tan inteligentemente obstinada en hacer su propia parodia, que inevitablemente arranca la carcajada. Y frente a carcajadas como las que logra arrancar Ferlosio, no hay convenci¨®n que resista.
Babelia
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