Rajoy no es virgen
La dura crisis econ¨®mica que nos golpea ha producido un profundo deterioro del Gobierno, agravado por los errores que Zapatero y su equipo han cometido en este per¨ªodo. La p¨¦rdida de credibilidad del Ejecutivo es tan seria que ha permitido que el Partido Popular, aun careciendo de un proyecto definido, enzarzado en luchas fratricidas por el poder y acorralado por las tramas de corrupci¨®n, haya superado al PSOE en intenci¨®n de voto en las encuestas por primera vez en cinco a?os, pese a la pobre impresi¨®n que los espa?oles, seg¨²n esas mismas encuestas, tienen del l¨ªder conservador, Mariano Rajoy.
Todos sabemos, o intuimos, lo que significar¨ªa un triunfo del PP en unas elecciones generales. Entre otras cosas, reducci¨®n dr¨¢stica del gasto p¨²blico -incluida la inversi¨®n y el gasto social-, erosi¨®n de los servicios p¨²blicos hasta reducirlos a la m¨ªnima expresi¨®n y recorte de los derechos de los trabajadores a trav¨¦s de una reforma laboral que la patronal y el PP, conscientes del rechazo social que produce, invocan cada d¨ªa pero se niegan a concretar.
Durante los gobiernos en los que particip¨® Rajoy, Galicia se alej¨® de la convergencia con Espa?a
Pero convendr¨ªa analizar espec¨ªficamente lo que significar¨ªa para Galicia un triunfo del PP encabezado por Rajoy. Para ello no es preciso leer entre l¨ªneas ni realizar ning¨²n juicio de intenciones. Basta con hacer un balance riguroso que, dejando aparcados prejuicios ideol¨®gicos, resulte de un an¨¢lisis de la evoluci¨®n de Galicia, situando a ¨¦sta en el entorno econ¨®mico al que pertenece, durante los a?os que el PP y Rajoy ocuparon el poder. Porque el actual dirigente de la derecha espa?ola que ahora se presenta como el salvador de la Patria ha ocupado ininterrumpidamente durante ocho a?os el cargo de ministro, incluida la vicepresidencia primera del Gobierno. As¨ª pues, Rajoy ni es virgen ni representa precisamente una alternativa novedosa para gobernar el pa¨ªs.
Ese balance sobre lo que representaron para Galicia los gobiernos en los que particip¨® Mariano Rajoy no avalar¨¢ precisamente el triunfalismo rampl¨®n que exhiben los dirigentes del PP desde las tribunas mitinescas. En efecto, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), el PIB gallego era en 1996 (a?o de acceso del PP al Gobierno) el 5,6% del espa?ol. En 2004 s¨®lo representaba el 5,3%. Es decir, durante los a?os 1996 y 2004, con gobiernos del PP en Santiago y en Madrid, se produjo un indiscutible deterioro de la posici¨®n relativa de la econom¨ªa gallega. En contraste con estas cifras, es imprescindible resaltar que durante la pasada legislatura, con el denostado bipartito sostenido por socialistas y nacionalistas, Galicia creci¨®, por primera vez en la historia, durante tres a?os consecutivos por encima de la media espa?ola. As¨ªmismo en 1996, seg¨²n las citadas fuentes oficiales, el empleo existente en Galicia era el 7,2% del espa?ol, mientras en 2004 apenas superaba el 6% del total nacional. Por lo que respecta a los servicios sociales, ocup¨¢bamos en esos a?os los ¨²ltimos lugares de Espa?a, siendo ¨¦sta, junto a las altas tasas de desempleo y precariedad, una de las causas que incidieron en la cat¨¢strofe demogr¨¢fica de Galicia, cuya poblaci¨®n representaba el 6,9% de la espa?ola en el 96 y s¨®lo el 6,50% en 2004.
La realidad es elocuente y las conclusiones inevitables: con los gobiernos del PP, Galicia creci¨® menos que la media espa?ola y, desde luego, muy por debajo de las comunidades aut¨®nomas m¨¢s avanzadas. Dicho en otras palabras, durante los ocho a?os de gobiernos en los que particip¨® Mariano Rajoy, Galicia se alej¨® de la convergencia real con Espa?a. Los datos no respaldan, pues, la tan cacareada obra modernizadora de Galicia que determinados medios atribuyen a la acci¨®n de los gobiernos populares.
Esta es la verdadera tarjeta de presentaci¨®n del gallego Rajoy. Todo lo dem¨¢s, ret¨®rica electoralista para incautos.
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