El hombre del traje gris
Y yo me preguntaba subido al palomar en el que se encuentran las cabinas de televisi¨®n del Camp Nou c¨®mo se puede jugar tan f¨¢cil al f¨²tbol como lo estaba haciendo el Bar?a ante el Inter. Recordaba que hab¨ªa presenciado algo parecido en 30 minutos m¨¢gicos que los cul¨¦s hab¨ªan tenido en San Mam¨¦s aunque en este caso, la parte de mi alma que es rojiblanca se hab¨ªa sentido feliz con que todo aquel caudal de f¨²tbol no se transformara en goles.
Y pensaba en c¨®mo puede ser que un jugador como Xavi no sea favorito para recibir el premio a mejor jugador del mundo al mismo tiempo que me deleitaba observando su capacidad para retener la pelota, marcar el ritmo del partido, acelerar cada vez que su mirada atravesaba la l¨ªnea del centro del campo. Me asombran los jugadores que son capaces de hacerlo sin cambiar el gesto, sin dar muestras de que est¨¢n haciendo algo dif¨ªcil o de una enorme complejidad. Admiro a esos que siempre juegan f¨¢cil porque s¨¦ que detr¨¢s de esa sencillez est¨¢ la t¨¦cnica m¨¢s primorosa, la que permite jugar, parar y ver en una d¨¦cima de segundo, en un palmo de terreno, t¨¦cnica acompa?ada de una excelente condici¨®n f¨ªsica que permite hacer todo lo anterior mientras se aguanta con el cuerpo la presi¨®n de un rival, apoy¨¢ndose en el contrario para ser capaz de salir con la pelota controlada, la mirada arriba.
Y mientras pensaba todo eso junto sent¨ªa que mi Pepito grillo me dec¨ªa que todo aquello estaba bien pero que a qui¨¦n le iba a dar la pelota Xavi si un suave como Iniesta no hab¨ªa encontrado el sitio justo para dar la ayuda a su compa?ero, un paso a la derecha de donde lo har¨ªa cualquier mortal, un paso que le daba la perfecta l¨ªnea de salida para el 6 del Bar?a. Aceleraba a partir de ese momento el 8 blaugrana mientras que mi mente volv¨ªa repetir la misma pregunta que me hab¨ªa hecho para Xavi: ?C¨®mo puede ser que este mago del f¨²tbol no sea favorito para ganar el premio al mejor jugador del mundo?
Y en ese momento me daba cuenta de que Iniesta avanzaba pero delante suyo se abr¨ªan dos opciones de pase que sumadas a la posibilidad de su acci¨®n individual sumaban tres, demasiadas para una defensa aunque ¨¦sta sea del calibre que el Inter presentaba en el coliseo azulgrana. Claro que esas opciones se las daban Henry, Pedro, Alves con sus incorporaciones, todo el equipo como una orquesta perfecta, mejor dicho, como la mejor Blues Band ya que en el f¨²tbol se tiene una partitura de base pero hay que improvisar de forma continua, de forma personal, de forma instant¨¢nea.
Y justo en ese momento, llevaba la vista hacia atr¨¢s (es lo que tiene haber sido portero) y ve¨ªa a Busquets cubriendo las espaldas de sus compa?eros, haciendo las faltas que les permit¨ªan volver sin un gran desgaste f¨ªsico y pensaba que sin ese chico, los dem¨¢s cracks hubieran tenido que correr mucho m¨¢s y no habr¨ªan tenido ese bal¨®n tan limpio, tan exacto en el arranque.
Y pegados al cogote de Sergio, los defensas apretaban la l¨ªnea para que los delanteros neroazzurros no tuvieran sitio para recibir, a¨²n sabiendo que detr¨¢s de ellos iban a quedar muchos metros que solo tendr¨ªan a V¨ªctor Vald¨¦s adelantado para defender. Les puedo asegurar que en estos partidos uno disfruta como portero por las maravillas de su equipo pero se pasa todo el partido calibrando la mar de metros cuadrados de c¨¦sped que tiene por delante sin ninguna camiseta blaugrana cerca y las amenazantes miradas de los veloces delanteros rivales.
Y andaba yo pensando en todo esto cuando Iniesta le dio un pase que parec¨ªa trivial a Xavi. El gesto fue como un pistoletazo de salida para Dani Alves. Y se dir¨ªa uno que a donde iba el lateral del Bar?a si aquel bal¨®n se iba a jugar por dentro (tambi¨¦n es verdad que el 2 cul¨¦ necesita pocas excusas o ninguna para lanzarse en busca del campo contrario). Pero ya saben c¨®mo sigue la historia: pase al hueco de Xavi que hab¨ªa visto, no, hab¨ªa intuido, no, m¨¢s sencillo, sab¨ªa que Alves corr¨ªa desdoblando la banda para que el defensa rompiera la l¨ªnea, levantara la cabeza, viera a Henry arrastrar a los centrales al primer palo dici¨¦ndole con su gesto que el pase era para el segundo y all¨ª coincidieron, puntuales a la cita, la pelota y Pedro. Gol, golazo, gol que empieza en una banda y acaba en la otra, gol que inicia en el centro para acabar por fuera, gol de equipo, gol de todos.
Y en todo ello pensaba cuando vi saltar de alegr¨ªa al banquillo del Bar?a para distinguir entre los suplentes a Messi y a Ibrahimovic. Y pens¨¦ si estos no son tambi¨¦n candidatos (uno de ellos algo m¨¢s que candidato) para mejor jugador del mundo. Y junto a ellos vi a un tipo que se est¨¢ quedando calvo de tanto pensar que con su traje gris celebraba el gol.
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