Alfombra roja a Singh
Ni Pakist¨¢n ni China deben debilitar la solidez de la alianza entre EE UU y la India
No es casualidad que Barack Obama haya tratado la visita del primer ministro indio como la primera de Estado de su mandato, acompa?¨¢ndola del correspondiente boato. El mundo est¨¢ cambiando r¨¢pidamente y uno de los signos evidentes de esta mudanza es la preponderancia de Asia -Obama se considera el primer presidente del Pac¨ªfico- en claro detrimento de Europa. China e India, rivales potenciales, son hoy dos focos cruciales de la diplomacia estadounidense.
Para confirmar el compromiso de aliado privilegiado que George W. Bush otorg¨® a India ha acudido a Washington Manmohan Singh. Delhi teme que la Casa Blanca contemple el sur de Asia, donde India es potencia dominante, bajo el prisma de Pakist¨¢n, su enemigo hist¨®rico, a quien EE UU necesita desesperadamente para no sucumbir en Afganist¨¢n, el mayor quebradero de cabeza de Obama hoy. Delhi e Islamabad tienen arsenales nucleares, han librado tres guerras y mantienen abierto un frente de alta tensi¨®n en Cachemira, que Washington pretende suavizar. Les separa adem¨¢s el terrorismo islamista que Pakist¨¢n padece y exporta (un tribunal paquistan¨ª anunci¨® ayer el proceso contra los autores del brutal atentado del a?o pasado en Bombay) y las operaciones indias en Afganist¨¢n, vistas por los militares paquistan¨ªes como amenaza declarada a sus aspiraciones de seguir controlando, directa o indirectamente, el pa¨ªs centroasi¨¢tico en guerra.
Nada deber¨ªa oponerse a que Obama confirme una alianza estrat¨¦gica con India. Lo apuntala el hecho de que ambos mandatarios consideren pr¨®xima la firma del acuerdo nuclear civil entre sus pa¨ªses, empantanado en el Congreso, que abre el mercado indio a inversiones de 150.000 millones de d¨®lares en tecnolog¨ªa at¨®mica. Washington puede necesitar mucho a Islamabad, pero los objetivos globales del tambaleante y poco fiable r¨¦gimen paquistan¨ª no concuerdan con los suyos, y EE UU nunca conseguir¨¢ el aprecio de Pakist¨¢n. India no s¨®lo representa un aliado solvente y en sinton¨ªa. Es tambi¨¦n una democracia formal estable de 1.200 millones de personas, la segunda econom¨ªa del mundo en ritmo de crecimiento y el contrapoder natural de una China que, pese a todo, sigue f¨¦rreamente en manos del Partido Comunista. Ser¨ªa un error de grueso calibre que Washington buscara la sociedad global de Pek¨ªn a costa de Delhi.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.