El drama del aborto
La tramitaci¨®n de la nueva ley en el Congreso se inicia con ofertas de un mayor consenso
El proyecto de nueva ley del aborto super¨® ayer la primera votaci¨®n para su tramitaci¨®n en el Congreso por 183 votos a favor y 162 en contra. Hasta llegar a ese importante tr¨¢mite parlamentario el proyecto ha sido objeto de una formidable y a veces truculenta campa?a por parte de grupos y organizaciones, entre las que destaca la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica, empe?ados en ver en la nueva regulaci¨®n, partiendo de posiciones ideol¨®gicas que desaf¨ªan a la ciencia y al derecho, un atentado contra la vida y un mecanismo de inducci¨®n al asesinato.
Desde esos criterios es imposible contemplar la nueva legislaci¨®n como lo que es: un intento de acotar con par¨¢metros jur¨ªdicos, m¨¦dicos y sanitarios m¨¢s precisos y seguros que los de la vigente ley de 1985 la dram¨¢tica realidad social del aborto: 112.000 abortos en el a?o 2007 en Espa?a. De ah¨ª que la nueva ley se preocupe de poner a disposici¨®n de la mujer informaci¨®n y asesoramiento que le ayuden a prevenir embarazos no deseados, al tiempo que ampara su libre decisi¨®n de interrumpirlos, a salvo de injerencias externas y de riesgos jur¨ªdicos, en un plazo determinado y en supuestos muy concretos si, por las razones que a ella s¨®lo competen, no ha podido evitarlos. ?sa es la tarea del gobernante democr¨¢tico: afrontar el drama personal del aborto desde opciones de pol¨ªtica legislativa que eviten agravarlo por las condiciones en que se realiza; y no, por tanto, desde posicionamientos ideol¨®gicos que se desentienden de la suerte de las mujeres. Si las fuerzas pol¨ªticas abordaran la regulaci¨®n del aborto con esos criterios el consenso que ayer reclam¨® la ministra Bibiana A¨ªdo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil de alcanzar.
Ha hecho bien la titular de Igualdad en no cerrar la puerta a un acuerdo parlamentario m¨¢s amplio sobre la consulta a sus padres de las menores de 16 y 17 a?os que decidan abortar, que se ha convertido en el aspecto m¨¢s pol¨¦mico del proyecto, aunque no sea el sustancial. Que la mujer menor de edad decida sobre su embarazo no es incompatible con que la ley propicie la colaboraci¨®n de los padres para tomar la decisi¨®n. Pero siempre que se garantice que esa posibilidad no es una forma de suplantar su voluntad mediante la coacci¨®n. Habr¨ªa riesgo de volver a la situaci¨®n que la norma intenta evitar: abocar a algunas j¨®venes al aborto clandestino por la conflictiva relaci¨®n que mantienen con sus padres.
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