Lo truculento y lo milagroso
En Lima me contaron que hab¨ªa bandas en la selva que se dedicaban a matar para utilizar la grasa de los cad¨¢veres en productos que, en manos de ciertos curanderos, aseguraban la eterna juventud, la inmortalidad y algo de ning¨²n modo despreciable como es la potencia sexual perpetua. A esos asesinos los llamaban "sacamantecas", herederos de una siniestra tradici¨®n, la de los pishtacos, supuestos almacenadores de grasa humana. Quien me cont¨® esta historia estaba bien informado y sab¨ªa detalles tremebundos, aunque reconoc¨ªa que se trataba de un rumor que nadie hab¨ªa verificado oficialmente.
Record¨¦ la historia unos cuantos d¨ªas y luego la olvid¨¦ en el desv¨¢n de las noticias inveros¨ªmiles. Ahora ha habido una verificaci¨®n oficial del rumor, o eso asegura el jefe de la Direcci¨®n de Investigaci¨®n Criminal de Per¨², quien ha revelado a la prensa la existencia de una banda, los Pishtacos de Hu¨¢nuco, dedicada a almacenar grasa humana. Los asesinatos cometidos ser¨ªan unos 60 y el ex jefe de la banda Hilario Cude?a se vanagloria de llevar pishtaqueando m¨¢s de 30 a?os. La ¨²nica diferencia con respecto a la historia que mi interlocutor me relat¨® es que los clientes de los sacamantecas no eran curanderos locales, sino fabricantes europeos de cosm¨¦ticos.
La Asociaci¨®n Nacional de Perfumer¨ªa y Cosm¨¦tica se ha apresurado a desmentir cualquier v¨ªnculo posible, ya que la utilizaci¨®n de grasa humana "carece de toda l¨®gica". Naturalmente, hay que creerlo. No ser¨¢ f¨¢cil, van juntos. Cuando uno entra en una farmacia a comprar aspirinas y repara en la cantidad de productos, aprobados legalmente, que otorgar¨¢n la eterna juventud y la inmortalidad, el milagro se hace evidente. Nuestras farmacias son m¨¢s audaces -o temerarias- en las promesas que albergan que cualquier tienda de santer¨ªa, y por ah¨ª siempre pueden colarse la sospecha y sus fantas¨ªas. Espero que Cude?a y sus secuaces aclaren cu¨¢l era el destino de todas esas botellas llenas de horrores licuados.
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