El equilibrista Barroso es el gran vencedor
Las capitales europeas proporcionan la tela de ara?a por la que debe moverse el presidente de la Comisi¨®n, pero a la vez intentan atraparlo en ella: preservar una m¨ªnima libertad de movimientos no es f¨¢cil, como demuestra la composici¨®n de la Comisi¨®n reci¨¦n anunciada. El espa?ol Almunia asume una de las carteras clave en la Comisi¨®n, Competencia, como premio al apoyo personal de Zapatero a la reelecci¨®n de Barroso; Francia se queda con otra cartera vital, Mercado Interior, incluyendo la regulaci¨®n de los servicios financieros que tanto ansiaba Sarkozy; y Alemania se queda con Energ¨ªa, una cartera estrat¨¦gica si se piensa en c¨®mo Berl¨ªn y Mosc¨² llevan manejando la cuesti¨®n de los gasoductos en los ¨²ltimos a?os. En principio, todos los Estados son iguales y los comisarios son independientes de los Gobiernos; en la pr¨¢ctica, Europa sigue siendo una amalgama de sensibilidades e intereses que hay que conciliar.
La experiencia del presidente de la Comisi¨®n le concede ventaja frente a Van Rompuy
El gran vencedor de la ronda de nombramientos europeos es Jos¨¦ Manuel Barroso, el presidente de la Comisi¨®n Europea. Tras su reelecci¨®n con una mayor¨ªa pol¨ªticamente indiscutible, su experiencia y visibilidad le conceden una ventaja considerable frente al nuevo presidente estable del Consejo, Van Rompuy, y tambi¨¦n frente a la baronesa Ashton, nueva responsable de Pol¨ªtica Exterior. ?Por qu¨¦ gana Barroso? El trabajo de Rompuy se har¨¢ entre bambalinas, pero las pol¨ªticas reales (y el presupuesto) estar¨¢n en manos del primero. Adem¨¢s, frente al modelo que representaba Javier Solana, situado en la ¨®rbita de los Estados, la trayectoria como comisaria de Comercio de la baronesa Ashton indica que ¨¦sta ser¨¢ una supercomisaria, con rango de vicepresidenta y muchos recursos, pero al fin y al cabo, una subordinada de Barroso.
Denostado por sus cr¨ªticos como d¨¦bil y gris, Barroso ha sabido sin embargo hacerse con un segundo mandato. Guste o no guste, en pol¨ªtica el ¨¦xito es la medida de todas las cosas. Eso s¨ª, si por liderar se entiende imponerse a los dem¨¢s y llevarlos a donde ¨¦stos no quieren ir, es casi seguro que Barroso coincide con sus cr¨ªticos. Su papel es el de llevar la nave europea al puerto designado por los Estados miembros, no decidir el destino final, como hac¨ªa Jacques Delors. Otra cosa es que, en la pr¨¢ctica, su puesto se parezca m¨¢s al de un funambulista al que todos intentar hacer caer. De ah¨ª que su m¨¦rito sea aguantar y, entre empuj¨®n y empuj¨®n, dar peque?os pasos.
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