El ex guerrillero Pepe Mujica, a un paso de la presidencia de Uruguay
Los sondeos adelantan que la izquierda repetir¨¢ victoria ma?ana en las urnas
Hay poca emoci¨®n y ninguna incertidumbre en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Uruguay. En Montevideo incluso han desaparecido los puestos callejeros de los partidos y los carteles que le dieron chispa a la primera vuelta, el pasado 25 de octubre. Todas las encuestas y sondeos est¨¢n de acuerdo y nadie parece tener la menor duda: este domingo Jos¨¦, Pepe, Mujica, candidato de la coalici¨®n de izquierda Frente Amplio (FA), ser¨¢ elegido presidente de Uruguay, con una diferencia de entre siete y nueve puntos sobre su competidor, Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional.
La campa?a de los dos candidatos ha tenido pocas sorpresas. La de Mujica se ha centrado en ofrecer continuidad para un proyecto ya en marcha. El FA gobierna desde hace cinco a?os y bajo la presidencia de Tabar¨¦ V¨¢zquez -que no se puede volver a presentar, pero que conserva niveles de popularidad superiores al 60%- ha logrado un crecimiento econ¨®mico espectacular (m¨¢s del 6% anual) y una considerable reducci¨®n de la pobreza.
Lacalle, de 68 a?os, presidente de 1990 a 1995, bas¨® su oferta en una promesa de reducci¨®n de impuestos que ha despertado m¨¢s inquietud que apoyos. Uno de sus grandes errores, seg¨²n muchos analistas, fue anunciar que utilizar¨ªa una "motosierra" para recortar el gasto p¨²blico. Otro, calificar de "cueva" la peque?a granja en la que vive Mujica, a las afueras de Montevideo. Su gran tal¨®n de Aquiles han sido las acusaciones de corrupci¨®n que rodearon su anterior etapa presidencial.
Pepe Mujica, de 74 a?os, uno de los principales dirigentes del movimiento guerrillero tupamaro, que le cost¨® a?os de c¨¢rcel y terribles torturas durante la dictadura militar (1973-1985), es uno de los pol¨ªticos m¨¢s queridos de Uruguay, pero tambi¨¦n un senador peculiar, de estilo campechano y hablar directo, que le ha ocasionado frecuentes problemas. De hecho, sus asesores se negaron en redondo a que participara en un debate televisado, mano a mano con su competidor.
Durante la primera vuelta, se public¨® un libro de conversaciones en el que el candidato criticaba todo y a todos, incluidos los suyos. Tabar¨¦ V¨¢zquez reaccion¨® con disgusto y Mujica y el FA tuvieron que emplearse a fondo para asegurar que no habr¨ªa cambios en la l¨ªnea econ¨®mica y financiera, basada en el apoyo a la inversi¨®n extranjera. Sobre todo, Mujica ha tenido que hacer frente a las dudas de la oposici¨®n sobre su convicci¨®n democr¨¢tica.
El 25 de octubre, Mujica obtuvo el 48,16% de los votos y Lacalle un 28,09%, lo que, unido a los votos del tercer candidato, Pedro Bordaberry, del Partido Colorado (16,6%), dejaba a la oposici¨®n en una comprometida posici¨®n ante la segunda vuelta. El resultado personal de Lacalle fue especialmente malo y su partido perdi¨® varios miles de seguidores, que se pasaron, casi en bloque, a los colorados. Un nuevo resultado por debajo incluso de las encuestas har¨ªa, probablemente, que Lacalle tuviera que dejar paso en la direcci¨®n del Partido Nacional al candidato a vicepresidente, Jorge Larra?aga, que se podr¨ªa convertir en el verdadero interlocutor del futuro Gobierno de Mujica.
Convencidos de que Mujica ganar¨¢ este domingo las elecciones, los analistas dedican casi m¨¢s tiempo a analizar la posible composici¨®n de su futuro Gobierno que a calcular porcentajes. El candidato ya ha asegurado que la direcci¨®n econ¨®mica estar¨¢ en manos del vicepresidente, Danilo Astori, que fue ministro de Econom¨ªa con Tabar¨¦ V¨¢zquez y compiti¨® con el propio Mujica en las elecciones internas del FA.
Astori representa la continuidad e inspira m¨¢s confianza que Mujica en los medios financieros uruguayos, relativamente inquietos ante el toque "izquierdista" que pueda dar el nuevo presidente a la legislatura. Todo depender¨¢, sin embargo, de la relaci¨®n de fuerzas dentro del propio FA y del poder que conserve V¨¢zquez en la organizaci¨®n. El FA consigui¨® el pasado 25 de octubre mayor¨ªa en Congreso y Senado.
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