Luces de la ciudad

Ya est¨¢n aqu¨ª las bombillas de Navidad, nada menos que siete millones y medio de l¨¢mparas distribuidas por 170 calles y plazas. Todo el tinglado vale la friolera de 4,5 millones de eurazos. A primera vista, parece un dispendio por parte del Ayuntamiento, cuyas deudas ascienden a 7.000 millones de euros de nada. En Barcelona, por ejemplo, se han gastado 600.000 euros en la iluminaci¨®n, como publicaba ayer este peri¨®dico. Para estas cosas los catalanes son muy rumbosos, pero saben economizar y atenerse a las circunstancias.

Cr¨ªticas aparte, mejor son bombillas que bombas. Madrid va a estar muy guapa estas noches. Y a la gente se nos pondr¨¢n ojos de ensue?o algunos momentos. Pero para que una ciudad sea elegante no hacen falta muchas bombillas. La elegancia se lleva en la mirada y en los zapatos. La luz est¨¢ en la mirada y en los gui?os.

En Luces de la ciudad (1931), una de las mejores pel¨ªculas de Chaplin, nuestra capital est¨¢ presente en todo momento, no porque se rodara aqu¨ª, sino porque la banda sonora es el cupl¨¦ La violetera, con Madrid como tel¨®n de fondo de esas "aves precursoras de primavera". Bueno, pues el gran Chaplin, con todo el morro, firm¨® como suya la canci¨®n en los t¨ªtulos de cr¨¦dito, olvidando que el tema pertenece al maestro Jos¨¦ Padilla, cuya obra ha sido declarada de Inter¨¦s Universal por la Unesco. Padilla y Eduardo Montesinos, autor de la letra, denunciaron a Charlot, que fue condenado por plagio y obligado a pagar una jugosa cantidad. "Por sentido com¨²n, no creo en dios, en ninguno", dijo un d¨ªa Chaplin. Pero le obligaron a creer en Jos¨¦ Padilla.

Otra frase certera del gran c¨®mico: "Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero vista de lejos parece una comedia". Para mirar de lejos no hacen falta bombillas, aunque tampoco estorban.