Sin comerlo ni beberlo...
El pasado 18 de noviembre particip¨¦ como copresentadora del libro Nuestra contaminaci¨®n interna (Catarata), en la librer¨ªa La Central de Barcelona.
Nuestra contaminaci¨®n interna re¨²ne los trabajos de cuarenta especialistas y viene a demostrar lo que grupos ecologistas llevan a?os denunciando: que la salud medioambiental del planeta tiene una incidencia directa en la salud humana. Y, desde luego, la salud del medio ambiente depende de la acci¨®n de las personas. Conclusi¨®n: el aumento de ciertos trastornos y enfermedades (infertilidad, malformaciones cong¨¦nitas, problemas de aprendizaje y desarrollo neuroconductual, obesidad, diabetes, diversos tipos de c¨¢ncer, Alzheimer, Parkinson...) es en parte consecuencia de nuestro maltrato, a menudo inconsciente, al planeta.
En el cultivo del arroz en el delta del Ebre se utilizan 22 plaguicidas distintos: 21 se detectan en las aguas
Los atropellos pueden ser el resultado de, por ejemplo, querer conseguir una mayor abundancia de cosechas o un engorde m¨¢s r¨¢pido del ganado, a veces por una causa tan noble como paliar el hambre, pero muchas -la mayor¨ªa- s¨®lo por criterios de enriquecimiento r¨¢pido y ambici¨®n desmedida de lucro. Atropellos que son, sin duda, el resultado de nuestra forma de vida, que consume m¨¢s y m¨¢s recursos y provoca m¨¢s y m¨¢s desechos.
?Y de qu¨¦ estamos hablando? Pues, de sustancias t¨®xicas: plaguicidas, sustancias usadas en procesos industriales, sustancias derivadas de la combusti¨®n de nuestros residuos, etc¨¦tera. Estos t¨®xicos pasan a la cadena alimentaria y, de ah¨ª, a nuestro cuerpo, donde se van almacenando a causa de su gran estabilidad qu¨ªmica y de que no los podemos eliminar. Este almacenamiento de compuestos t¨®xicos persistentes (CTP) afecta, seg¨²n Miquel Porta, codirector del libro, al 100% de la poblaci¨®n, en mayor o menor medida.
Algunas veces, los medios de comunicaci¨®n publican noticias relacionadas con los CTP y su paso a los alimentos que consumimos, aunque, sorprendentemente, ni suelen tener una gran repercusi¨®n ni generan debate. Por ejemplo, el pasado s¨¢bado aparecieron los resultados de un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, seg¨²n el cual el incremento de la mortalidad de las ostras en el delta del Ebro en los ¨²ltimos 10 a?os est¨¢ relacionado con el uso de plaguicidas en los arrozales. Por lo visto, en el cultivo del arroz se utilizan 22 tipos de plaguicidas distintos, de los que 21 se detectan en las aguas. Pero, por supuesto, si est¨¢n en las aguas, est¨¢n tambi¨¦n en las ostras y en los peces. Y, naturalmente, ostras y peces llegan a nuestra mesa.
De nuestra dieta, la principal fuente de CTP es la grasa de origen animal, es decir, la carne, la leche, la mantequilla, el pescado... Y es que cuanto m¨¢s arriba de la cadena tr¨®fica se encuentra un animal, mayor concentraci¨®n de t¨®xicos acumula. De modo que, si pretendemos evitar en cierta medida los CTP, lo mejor es comer frutas y verduras en abundancia y reducir el consumo de grasas animales.
Las mujeres est¨¢n m¨¢s expuestas que los hombres a los CTP, debido a su mayor contenido en grasa corporal y a periodos vitales de mayor vulnerabilidad, como el embarazo y la menopausia. La lista de enfermedades femeninas que aparecen o se potencian con los CTP es larga (c¨¢ncer de mama, enfermedades tiroideas y autoinmunes...). Sin embargo, estremecen, sobre todo, los trastornos relacionados con la salud sexual y reproductiva: por ejemplo, el adelanto patol¨®gico de la pubertad, en algunas ni?as anterior a los ocho a?os, y los problemas de fertilidad, que obligan cada vez a m¨¢s mujeres a recurrir a las t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida. Y, lo peor de todo, saber que desde el mismo momento de la fecundaci¨®n, est¨¢n trasladando al beb¨¦ t¨®xicos que luego seguir¨¢n suministr¨¢ndole a trav¨¦s de la lactancia.
Los CTP persistir¨¢n en el planeta y en nuestros cuerpos durante a?os y seguir¨ªan contaminando zonas geogr¨¢ficamente alejadas de nuestro modo de vida, as¨ª que, sin comerlo ni beberlo, muchas gentes se encontrar¨¢n sufriendo los efectos de unas sustancias que desconocen, pero que beben y comen a diario. Algo habr¨¢ que hacer para evitarlo.
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