La trinchera de La Mas¨ªa
La escuela azulgrana es m¨¢s prolija de lo que parece. El sello lo ponen Xavi e Iniesta, con Messi de par¨¦ntesis, pero hay m¨¢s caladero. Tan guapo es el Bar?a de Guardiola que cuesta reparar en los chicos de la trinchera, injustamente relegados tantas veces como simples teloneros. Ayer fue su d¨ªa, el d¨ªa de la trinchera de La Mas¨ªa, en la que tambi¨¦n se acunaron V¨ªctor Vald¨¦s, Puyol y Piqu¨¦. Ellos fueron los guardianes de un Bar?a que tuvo que ponerse el mono para contener al Madrid m¨¢s exigente de la temporada. El partido supuso una mutaci¨®n de papeles: lo mejor para los azulgrana fue el marcador; para su conspicuo adversario, la imagen. De tal contradicci¨®n nadie sali¨® m¨¢s fortalecido que los tres pretorianos de la defensa local, que, a falta de los violines, descorcharon al Madrid con un excelente dictado defensivo.
Vald¨¦s, Puyol y Piqu¨¦ sostuvieron a un Bar?a neutralizado por un gran rival
A falta de resultado, el mejor Madrid s¨ª apelo esta vez a su buena imagen
De entrada, Vald¨¦s, que no hay gran cita en la que no se entronice, ya sean las finales europeas de Par¨ªs y Roma o los cl¨¢sicos, donde lo mismo cierra a Drenthe que a Cristiano, al que ya martiriz¨® en la ¨²ltima final de la Liga de Campeones. A la gran respuesta de Vald¨¦s se sumaron con creces los dos centrales, que sostuvieron al Bar?a en un partido que exig¨ªa otra partitura. El Madrid fue un trueno y logr¨®, durante muchos minutos, desnaturalizar a su rival, pero entonces irrumpi¨® un equipo desconocido, una novedosa versi¨®n del punto estajanovista que tiene el campe¨®n, que siempre, en su luminosa trayectoria con Guardiola al frente, se sinti¨® m¨¢s dispuesto para lo fino que para lo grueso.
El magisterio de Piqu¨¦ y Puyol mantuvo al Bar?a a la espera de Ibrahimovic. Y, de paso, dej¨® al Madrid en la sala de espera del gol. No tuvo m¨¢s tajo Vald¨¦s porque el capit¨¢n y su aliado fueron un dique insuperable. Tres cruces puyolistas frustraron a Marcelo, Higua¨ªn y Benzema a un cent¨ªmetro del gol. No es que el Bar?a viviera la noche con el cuello anudado, pero el Madrid le discuti¨® la pelota, estruj¨® el Camp Nou y tens¨® el partido de forma extraordinaria. S¨®lo el Chelsea, en la pasada semifinal europea, logr¨® examinar de tal forma a la zaga barcelonista. Otra gran noticia para el Bar?a: tiene otros registros.
Del Madrid hubo huellas m¨¢s que interesantes. Cay¨® de nuevo ante un grande, como ya le sucediera frente al Sevilla y el Milan, pero se mostr¨® extraordinariamente competitivo. No tuvo arrugas y, como r¨¢pidamente recordaron sus ejecutivos, mejor¨® su imagen. Esquivo el marcador en esta ocasi¨®n, el espejo fue el reclamo. Falta le hace a un equipo en proyecci¨®n que ha esgrimido como coartada los resultados. Ayer, merecidamente, se aferr¨® a su buen papel ante un contrario tan cuajado. El Bar?a est¨¢; el Madrid est¨¢ por llegar. En buena medida depende de Pellegrini, que, con el cesto al completo, desliz¨® un mensaje a Benzema, reculado al banquillo tras haber descansado tambi¨¦n ante el Z¨²rich. Nada bien sent¨® la titularidad a Higua¨ªn, invisible en el Camp Nou. Cristiano se fue cuando era m¨¢s necesario; Ibrahimovic entr¨® puntual, cuando Messi ya estaba sin dep¨®sito. Dos formas de gestionar los recursos que admiten todo tipo de debates, incluso los m¨¢s ventajistas, aquellos ce?idos al resultado final. M¨¢s all¨¢ de la pizarra y las sensaciones de Pellegrini, el Madrid se demostr¨® que puede grapar las filas, que no siempre hay que partirse por el eje, que tiene muchos jugadores con la pierna fuerte y otros con el martillo a punto. Para Pellegrini y sus chicos el encuentro deber¨ªa ser un punto de inflexi¨®n, el modelo a seguir en la b¨²squeda de esa excelencia resultadista que su presidente tiene como objetivo.
Para el Bar?a fue un ejercicio de madurez. Los campeones tienen partidos en los que la victoria es un t¨ªtulo, en los que el adversario obliga y neutraliza algunos de tus mejores valores. El Madrid lo hizo de forma encomiable; el Bar?a replic¨® por una v¨ªa que habitualmente no acent¨²a, pero que tiene un valor inmenso: la trinchera de La Mas¨ªa.
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