Recital a bal¨®n parado

Andaba el Athletic, en buena forma, en buena clasificaci¨®n, aunque irregular de juego, en busca de un partido pl¨¢cido, sencillo, ajustado a sus posibilidades. Y se lo dio un Almer¨ªa alocado y despistado que fue recibiendo goles uno detr¨¢s de otro en jugadas a bal¨®n parado (salvo el ¨²ltimo) en las que se exhib¨ªa por igual el trabajo del Athletic en este tipo de jugadas (consideradas su ej¨¦rcito de salvaci¨®n) y la inocencia del Almer¨ªa para defenderse de ellas. Entre medias andaba Yeste, que ya no es el que sol¨ªa, pero que, cuando el cuero se para y respira, se asemeja al que parec¨ªa.

Dos goles seguidos, en apenas cinco minutos, marc¨® el Athletic en el mismo sitio, por el mismo hueco que dejaron la defensa y el portero del Almer¨ªa. Uno, de cabeza, empujando, de Javi Mart¨ªnez, a quien nadie vio, quiz¨¢s embobada la defensa mirando a Yeste, que ejecut¨® la falta. Otro, con el pie, de Ustaritz, que estrenaba su cuenta goleadora como rojiblanco tras prolongar de espuela Gurpegui un c¨®rner de Yeste.

El equipo de Caparr¨®s se encontr¨® como pez en el agua en un partido tan f¨ªsico

Tan f¨ªsico le planteaba el partido el Almer¨ªa que el Athletic se encontr¨® como pez en el agua bajo aquel aguacero, pero con buen c¨¦sped. F¨ªsicamente, el Athletic tiene un punto intratable, ahora aumentado con ese trivote que forman Orbaiz, Javi Mart¨ªnez y Gurpegui. Tal barullo se form¨® en el centro del campo que el Athletic consigui¨® imponerse en el inicial ejercicio de imprecisi¨®n. En esa confusi¨®n se manej¨® mejor el Athletic que el Almer¨ªa, que todo lo confiaba a la imaginaci¨®n de Kalu Uche, mal acompa?ado, mal asistido. Parec¨ªa que el partido pod¨ªa dormirse entre imprecisiones y bravuras hasta que lo despert¨® Piatti con un disparo que engrandeci¨® la figura de Iraizoz, pero sobre todo despert¨® al Athletic de su pl¨¢cida siesta y respondi¨® con un remate al poste de Javi Mart¨ªnez y una oportunidad magn¨ªfica de Orbaiz, tras una gran presi¨®n, que resbal¨® en el momento de la verdad.

Ah¨ª se hizo el Athletic con el mando del partido, con un susto y un ejercicio de precisi¨®n en sus jugadas favoritas, casi todas las que nacen de la zurda de Yeste cuando se aplica. Sin embargo, le hab¨ªa dejado la primera responsabilidad a Orbaiz en esas jugadas. Luego, tom¨® el mando. Hay algo m¨¢s que t¨¦cnica en esas acciones. Hay, sobre todo en algunos equipos, un mimetismo en protegerse de la altura de Llorente, dejando margen de maniobra a los que vienen de atr¨¢s: los centrales, Javi Mart¨ªnez, Gurpegui. As¨ª gan¨® y gole¨® el Athletic, que pudo rozar la goleada escandalosa a poco que Susaeta y David L¨®pez hubieran afinado el disparo o hubiesen sido m¨¢s solidarios en los momentos finales.

El Almer¨ªa, confundido desde el principio, nunca encontr¨® el tim¨®n del partido, falto de mediocentros creativos y con muy poca p¨®lvora en los costados. Piatti, el m¨¢s incisivo, fue preso de su propio nerviosismo. Tan tenso estaba que no acert¨® en una magn¨ªfica ocasi¨®n, cuando el Athletic ganaba por 0-2, en la que quiz¨¢s habr¨ªa metido a su equipo en el partido.

El Athletic, bien resguardado por Iraizoz y la contundencia de Amorebieta, creci¨® y creci¨® hasta construir un recital a bal¨®n parado en el partido so?ado.