La 'Y' ferroviaria acelera su avance un a?o despu¨¦s del asesinato de Uria
La estrategia terrorista no logra paralizar la mayor infraestructura vasca
Con el asesinato hace hoy un a?o del empresario Inaxio Uria, due?o de Altuna y Uria, una de las adjudicatarias de las obras de la Y ferroviaria vasca, ETA no ha conseguido su objetivo de hacer descarrilar el proyecto del tren de alta velocidad. Un a?o despu¨¦s del crimen, la ejecuci¨®n del AVE vasco ha acelerado su marcha sin contratiempos, las instituciones han redoblado la apuesta por la infraestructura y las constructoras han revalidado su compromiso, pese a la amenaza terrorista. En cambio, la presi¨®n que ejerc¨ªan los grupos opositores ligados a la izquierda abertzale ha ido desinfl¨¢ndose con el tiempo. ETA est¨¢ perdiendo su causa de parar el tren de alta velocidad.
Cuando los pistoleros de la banda abatieron a tiros en Azpeitia al constructor nacionalista, el proyecto estaba ejecut¨¢ndose en un tercio de los 94 kil¨®metros que conectar¨¢n Vitoria con Bilbao, el eje que le corresponde gestionar al Ministerio de Fomento. En la vertiente guipuzcoana s¨®lo estaba en obras el tramo Ordizia-Itsasondo (2,8 kil¨®metros). En ese momento, los trabajos en marcha supon¨ªan algo m¨¢s de 500 millones de euros de inversi¨®n en total.
Las obras avanzan en m¨¢s de la mitad del trazado de la red ferroviaria
Los trabajos que se ejecutan suponen una inversi¨®n de 851 millones
Las obras segu¨ªan a finales de 2008 su curso pese a que la maquinaria terrorista ya se hab¨ªa puesto en funcionamiento un a?o antes, cuanto ETA incluy¨® la Y vasca entre sus objetivos, y se ven¨ªan sucediendo con demasiada frecuencia atentados, ataques y sabotajes contra intereses relacionados con el proyecto ferroviario. Interior hab¨ªa contabilizado por entonces alrededor de 40 acciones violentas contra las empresas y sus propiedades.
Pero el asesinato de Uria, de 70 a?os, dio otra dimensi¨®n al conflicto. ETA hizo sacudir el fantasma de una posible reedici¨®n de los casos de la central nuclear de Lem¨®niz, que no lleg¨® a construirse, y la autov¨ªa de Leizaran, cuyo trazado hubo que modificar por la presi¨®n terrorista.
Sin embargo, el ampl¨ªsimo rechazo social y la contundente respuesta institucional que suscit¨® la muerte del empresario de Azpeitia ha puesto a salvo la continuidad del AVE.
Inaxio Uria no puede comprobar que en la actualidad se est¨¢n construyendo 15 tramos que totalizan 94 kil¨®metros, m¨¢s de la mitad de los 172 kil¨®metros que unen las tres capitales vascas. Las obras en ejecuci¨®n representan una inversi¨®n de 851 millones. Las m¨¢quinas est¨¢n trabajando en todo el trazado que discurre entre Vitoria y Bilbao, salvo entre Elorrio y Abadi?o y en los accesos a ambas capitales.
En Guip¨²zcoa se ha sumado recientemente el tramo Beasain Este. El Departamento de Transportes quiere adjudicar antes de acabar este a?o otros cinco tramos y se ha comprometido a que 44 kil¨®metros del ramal guipuzcoano (76 kil¨®metros en total) est¨¦n en obras a finales de 2010.
Al mismo tiempo que han ido impuls¨¢ndose sin pausa los tr¨¢mites y los trabajos para llevar adelante la infraestructura m¨¢s costosa de Euskadi (4.178 millones de inversi¨®n), la estrategia de los movimientos radicales ha perdido mucho br¨ªo. Interior ha constatado un notable descenso de los ataques en el ¨²ltimo a?o. Al poco tiempo de matar a Uria, a finales de enero pasado, la organizaci¨®n armada confirm¨® que el AVE vasco segu¨ªa siendo un "objetivo" de sus atentados.
La intromisi¨®n sanguinaria de ETA en la lucha contra el trazado ferroviario produjo m¨¢s de una disidencia en los movimientos ecologistas, cuya reacci¨®n inmediata al crimen se qued¨® a mitad de camino. Salvo alguna voz distinguida, como la de I?aki Antig¨¹edad a t¨ªtulo personal, la Asamblea contra el TAV evit¨® condenar el asesinato de Uria. La plataforma se limit¨® a rechazar la "intervenci¨®n de ETA" en este asunto. Sin embargo, desde que esta causa qued¨® manchada de sangre por el atentado, ha sido apreciable la p¨¦rdida de adhesiones y de empuje en el movimiento opositor.
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