Vuelven los tres h¨¦roes
Las apasionantes vidas del m¨²sico Gustavo Dur¨¢n, el general anarquista Cipriano Mera y el esp¨ªa doble Juan Pujol resucitan en dos documentales y un libro
Estados Unidos tiene al general Custer, a Patton, a Eisenhower, a la 101? Divisi¨®n Aerotransportada e incluso a Harold Russell, que se qued¨® sin sus dos manos en la II Guerra Mundial, y al que William Wyler le sac¨® con sus garfios en Los mejores a?os de nuestras vidas (por su labor, Russell se llev¨® dos oscars). Los ingleses sacan pecho con Francis Drake, el almirante Nelson, con la carga de la Brigada Ligera o con el mariscal Montgomery. Francia inflama su orgullo con Napole¨®n, los mosqueteros o la Resistencia francesa. Cada pa¨ªs tiene sus h¨¦roes b¨¦licos, sus figuras m¨ªticas inspiradoras de novelas laudatorias, obras de teatro patri¨®ticas y pel¨ªculas paneg¨ªricas.
Pero, ?y Espa?a? ?Agustina de Arag¨®n, las revueltas del 2 de mayo? Quedaron lejos. Sin embargo, el siglo XX esconde un pu?ado de figuras desconocidas, de personajes de talento singular, que descollaron en momentos cr¨ªticos de la historia. Estos d¨ªas, dos documentales y un libro resucitan a Juan Pujol -el hombre que enga?¨® a los nazis en el desembarco de Normand¨ªa-, Cipriano Mera -el l¨ªder anarquista que lider¨® el IV Cuerpo del ej¨¦rcito republicano y acab¨® dirigiendo barricadas en el parisiense Mayo del 68- y Gustavo Dur¨¢n -el m¨²sico amigo de la generaci¨®n del 27 que lleg¨® a general en el ej¨¦rcito republicano, se convirti¨® en funcionario de la ONU y contra el que el senador Joseph McCarthy desat¨® su caza de brujas-. Tres ejemplos de seres humanos, de h¨¦roes b¨¦licos injustamente sepultados en el anonimato de los pies de p¨¢gina de las enciclopedias.
Juan Pujol, 'Garbo', trabaj¨® para los brit¨¢nicos y para los alemanes
- JUAN PUJOL
M¨¢s conocido como Garbo, su nombre en clave para el espionaje brit¨¢nico por su impresionante capacidad de actuaci¨®n, Juan Pujol Garc¨ªa (Barcelona, 1912-Caracas, 1988) es la ¨²nica persona condecorada por la Alemania nazi (la Cruz de Hierro) y por el Reino Unido (Orden del Imperio Brit¨¢nico). Estuvo en cuatro bandos en dos guerras y no peg¨® ni un tiro. Seg¨²n su hijo mayor, Juan Kreisler, y Edmon Roch, el director del documental Garbo. El esp¨ªa "fue un hombre adelantado a su tiempo, que s¨®lo quer¨ªa contribuir a la paz". Hijo de la burgues¨ªa catalana, ve c¨®mo el fanatismo toma las calles de su ciudad al inicio de la Guerra Civil y huye al lado franquista. "Odi¨® tanto el fascismo como el comunismo", rememora Roch.
En Madrid, en 1940, se casa y ofrece sus servicios a la Embajada brit¨¢nica. No le hacen caso. Pero s¨ª en la Embajada alemana, y el espionaje alem¨¢n, el Abweher, le contrata. Tras ofrecerse ?hasta cuatro veces m¨¢s! a los aliados, al fin los brit¨¢nicos descubren su valor potencial como agente doble. En Lisboa est¨¢ 11 meses, donde se inventa una red de hasta 22 esp¨ªas (un marino griego, un estudiante venezolano, un comunista...) que en teor¨ªa le mandan informaci¨®n desde el Reino Unido. Los alemanes nunca dudaron de sus informes. Su capacidad para la verborrea, para mezclar datos ciertos y falsos y su talento para la seducci¨®n hacen que los brit¨¢nicos le usen como piedra angular de la Operaci¨®n Fortitude, con la que el ej¨¦rcito nazi creer¨¢ que el gran desembarco aliado en Europa ser¨¢ en Calais. Dos semanas despu¨¦s del d¨ªa D en Normand¨ªa, los alemanes a¨²n esperan en Calais y Pujol les escribe: "Normand¨ªa era una distracci¨®n, pero ha ido tan bien que al final ha sido el desembarco definitivo". Nunca le descubrir¨ªan.
- CIPRIANO MERA
?C¨®mo un alba?il analfabeto acab¨® siendo el ¨²nico general en la Guerra Civil que gan¨® una batalla -la de Guadalajara- al ej¨¦rcito fascista? Con tes¨®n y fe ciega en su ideolog¨ªa. Cipriano Mera (Madrid, 1897-Saint Cloud, 1975) empez¨® a trabajar junto a su padre de aprendiz de pe¨®n con 11 a?os. Entr¨® pronto a militar en la CNT, el gran sindicato anarcosindicalista, y en sus numerosos pasos por la prisi¨®n aprendi¨® a escribir. Y lo har¨¢ con talento.
Secretario del ramo de la construcci¨®n de la CNT, logra en verano de 1936 paralizar las obras con una huelga en Madrid. Encarcelado, el golpe de Estado de Franco le pilla en prisi¨®n, de donde sale para derrotar a los sublevados en el Cuartel de la Monta?a. Monta una columna anarquista y con ella derrota a los italianos en la batalla de Guadalajara con su 14? Divisi¨®n. Sus soldados le apodan El Viejo, porque tiene 40 a?os y manda sobre chicos de 18. Acaba siendo general del IV Ej¨¦rcito y defendiendo Madrid con u?as y dientes, asistiendo, por ejemplo, a la muerte de Durruti. Vive desilusionado la que el considera traici¨®n comunista al final del conflicto. Seg¨²n Valent¨ª Figueres, director del documental Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera, "hoy no pueden existir personajes as¨ª, no se dan las condiciones de necesidad y lucha de antes; son personajes arrastrados por la historia, que les transforma". Porque al acabar la guerra, Mera pasa tres a?os en ?frica -en alg¨²n momento, vive un remedo de la pel¨ªcula Casablanca- mientras su mujer, Teresa, y el ¨²nico hijo que les queda aguantan en Madrid. Los franquistas, y muchos de sus compa?eros, creen que tiene una maleta con joyas y tres millones de francos, un elemento con el que Figueres juega en su filme.
Vuelve preso a Madrid, en 1945 le indultan y huye a Francia para desde all¨ª urdir el asesinato de Franco. Sigui¨® trabajando como alba?il hasta poco antes de su muerte, luchando contra quienes se arrogaron el liderato de la CNT y no dando un paso atr¨¢s.
- GUSTAVO DUR?N
M¨²sico, disc¨ªpulo de Manuel de Falla, amigo de Luis Bu?uel, Salvador Da
l¨ª, Pep¨ªn Bello y Federico Garc¨ªa Lorca, Gustavo Dur¨¢n (Barcelona, 1906-Atenas, 1969) era uno de los artistas cercanos a la generaci¨®n del 27. Su vida se podr¨ªa dividir en tres etapas muy marcadas, igual que ha hecho Javier Ju¨¢rez en su libro Comandante Dur¨¢n. Leyenda y tragedia de un intelectual en armas (Debate). Guapo, rubio, de ojos azules, antes de la Guerra Civil comienza una carrera como compositor que le lleva a intimar con la generaci¨®n del 27; a conocer en Par¨ªs, cuando act¨²a con La Argentinita, a Ana?s Nin, y a sumergirse en el compromiso pol¨ªtico a trav¨¦s de amigos como Rafael Alberti. "El primer d¨ªa de guerra se corta su ondulada cabellera rubia", recuerda Ju¨¢rez. De soldado raso empieza a escalar posiciones por su val¨ªa y su facilidad para los idiomas, acabando por dirigir, como teniente coronel, el XX Cuerpo del Ej¨¦rcito y convirti¨¦ndose en uno de los mitos medi¨¢ticos de la Rep¨²blica en la defensa de Madrid. Ernest Hemingway, fascinado, buscar¨¢ su amistad y acabar¨¢ inspir¨¢ndose en ¨¦l para ?Por qui¨¦n doblan las campanas?
Perdida la guerra, huye como puede al exilio. Dur¨¢n acabar¨¢ cas¨¢ndose y formando primero parte del cuerpo diplom¨¢tico estadounidense y despu¨¦s, desde 1946, trabajando como funcionario en la ONU. "Niega su pasado y sus antiguos amigos se alejan de ¨¦l; incluso McCarthy le persigue. Dur¨¢n no encontr¨® nunca su espacio ni su lugar, anhelar¨¢ toda su vida su primera etapa". Vivi¨® todo tipo de persecuciones medi¨¢ticas, nunca pis¨® de nuevo Espa?a y hoy est¨¢ enterrado en una peque?a isla cretense. S¨®lo le a?oran al final sus ¨²ltimas amistades, como Jaime Gil de Biedma, que no piensan en el compromiso pol¨ªtico.
Javier Ju¨¢rez, que tambi¨¦n ha escrito un libro sobre Juan Pujol, define as¨ª al tr¨ªo: "Son testigos de hechos ¨²nicos, est¨¢n en el centro de la historia, pero es que tambi¨¦n tienen cualidades ¨²nicas". Para sacar pecho.
Babelia
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