S¨¦ptimo fest¨ªn del Mallorca en Son Moix

Ganar en casa se ha convertido en una dulce rutina para el Mallorca. Ante su p¨²blico, el equipo de Manzano firma las victorias sin despeinarse. Ya lleva siete de siete: en 13 jornadas, de la isla todav¨ªa no se ha escapado ning¨²n punto.

Ayer, el Mallorca endos¨® una goleada a un Zaragoza inmaduro y c¨¢ndido, un equipo que nunca dio la sensaci¨®n de poder llevar a la pr¨¢ctica alguna de sus buenas ideas. Juega el Mallorca fiel a un patr¨®n en apariencia simple: orden en la defensa, criterio en la zona media y contundencia en la delantera; presi¨®n cuando juega el rival y ritmo en las posesiones propias. En la pretemporada se auguraban terribles desdichas para un club que, a¨²n hoy, contin¨²a sin resolver su crisis institucional. Pero los problemas econ¨®micos, que son muchos y muy graves, no se han trasladado al terreno de juego. Apelando a la calma primero y al orgullo despu¨¦s, Manzano ha sabido extraer lo mejor de su plantilla en una situaci¨®n l¨ªmite.

La papeleta no fue excesivamente complicada. El Zaragoza aspira a trenzar un juego ofensivo y vistoso, pero es un equipo demasiado fr¨¢gil en sus dos extremos. Los de Marcelino, que son capaces de elaborar combinaciones interesantes, se deshacen sin remedio en las dos ¨¢reas. Su flaqueza es especialmente grave en la retaguardia. Un escenario de lo m¨¢s apetecible para un rival con la piller¨ªa y la pegada del Mallorca. As¨ª, tres de sus cuatro goles nacieron de una mala gesti¨®n del bal¨®n por parte de los centrocampistas o los defensas rivales. Gonzalo Castro bail¨® como quiso por su banda y asisti¨® a Aduriz una y otra vez. El donostiarra abri¨® el marcador en la primera mitad y repiti¨® en la segunda. En 15 minutos, el Mallorca agujere¨® tres veces la red de L¨®pez Vallejo para que Son Moix siga siendo una fiesta.