Esperanza Aguirre
Imaginen la escena. Acudes a un centro comercial para hacer las compras. Paseas entre tiendas, entre expositores o escaparates. Ingresas, por ejemplo, en un hipermercado y, all¨ª, con los reclamos navide?os, se despiertan tus apetencias consumistas. De repente, cerca de los electrodom¨¦sticos y de videojuegos, el comprador descubre una pila de libros. Le llaman la atenci¨®n las tapas, la lujosa edici¨®n, las letras doradas de la cubierta que resaltan con brillos nobles. Le atrae el nombre de la autora novel: Esperanza Aguirre. ?El t¨ªtulo? Discursos para la libertad. Momentos que forjaron la civilizaci¨®n occidental. ?Qu¨¦ hace el cliente?
Mientras espera que los ni?os acaben de probar el ¨²ltimo gadget electr¨®nico, lo hojea. ?Y qu¨¦ descubre? Discursos c¨¦lebres ya publicados en otras partes, pero ahora recopilados. Unas pocas p¨¢ginas se deben a Aguirre; el resto del libro son reproducciones textuales de personajes hist¨®ricos: Pericles, San Pablo, Edmund Burke, Thomas Jefferson, Winston Churchill, Martin Luther King, Ronald reagan, Margaret Thatcher o Juan Pablo II, entre otros. El lector se abandona a la curiosidad. No sabe si comprarlo o no. Son casi veinticuatro euros. Antes de decidirse hace de lector gorr¨®n, como indicaba Groucho Marx en sus memorias. Ha de justificar el desembolso.
Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, nos imparte una lecci¨®n moral. Vencidos, desorientados por el desorden de Occidente, por la blandura y por el hedonismo, los individuos necesitamos l¨ªderes intelectuales que nos gu¨ªen con mano firme; no prestidigitadores o manipuladores. Necesitamos responsabilizarnos de nosotros mismos: aguantar, oponer resistencia a los reclamos y a las servidumbres voluntarias para saber valorar. Necesitamos defender nuestra libertad ante quienes nos persuaden con demagogias o con populismos o con tiran¨ªas impl¨ªcitas o expl¨ªcitas. Necesitamos ser autores de nuestra propia identidad. Punto final.
Y s¨ª, ese lector lo admite: hay fabricantes que inventan nuestras necesidades, que comercian con mercanc¨ªas superfluas. Alienados por el consumo y por los hechizos publicitarios, enajenados por una voracidad posesiva, los individuos s¨®lo tenemos una meta: acumular, adue?arnos de lo que realmente no precisamos.
Qu¨¦ decepci¨®n. Esperanza Aguirre no hace lo que predica, pues no es propiamente autora: ni de los textos de los que se apropia, ni de su edici¨®n, que corresponde a un tercero. Sin embargo, he comprendido su mensaje: "nada, o al menos nada importante, se construye sin esfuerzo ni dificultades". Dejo el libro en el expositor y salgo venturoso, m¨¢s ligero, incluso m¨¢s ¨ªntegro: he podido vencer mi tentaci¨®n consumista; he sabido imponer mi libertad con esfuerzo y dificultades. Gracias, Esperanza.
http://justoserna.wordpress.com
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