"Me amenazaron con una pistola"
Marcel Schuon, de la Segunda alemana, narra en el 'New York Times' c¨®mo, forzado por las deudas contra¨ªdas por las apuestas, acept¨® jugar mal para que su equipo perdiera 0-3
Ya lo advert¨ªa no hace tanto Michael Franzese. "El f¨²tbol se enfrenta a un grave problema", dijo Franzese en junio durante la conferencia de Play the Game, la asociaci¨®n danesa de periodismo de investigaci¨®n. Franzese no es cualquier persona, sino un ex jefe de la mafia de Estados Unidos especializado en apuestas ama?adas quien, reformado despu¨¦s de pasar 10 a?os en la c¨¢rcel, asesora a las autoridades en la lucha contra el juego ilegal.
Franzese hablaba del deporte profesional norteamericano cuando describ¨ªa un ambiente en el que las redes de apostadores controladas por el crimen organizado animaban a apostar a los deportistas, despu¨¦s se hac¨ªan cargo de sus inevitables deudas de juego que aumentaban exponencialmente, para finalmente ofrecerles la condonaci¨®n a cambio de que contribuyeran a ama?ar los resultados de los partidos en los que jugaban.
"Apuestan entre el 80% y el 90% de los jugadores que conozco"
Ese ambiente, que se asocia invariablemente a pel¨ªculas de Scorsese o de Los Soprano, de Las Vegas o de Atlantic City, tambi¨¦n, ¨²ltimamente, ha entrado a formar parte del paisaje deportivo europeo, del f¨²tbol, su espect¨¢culo fetiche. As¨ª lo desvel¨® a finales de noviembre la investigaci¨®n puesta en marcha por la fiscal¨ªa de Bochum (Alemania), que condujo a la detenci¨®n de 15 personas, miembros de una red que operaba desde un caf¨¦ de Berl¨ªn a las ¨®rdenes de millonarios malayos y chinos, y al anuncio de que hab¨ªa sospechas de ama?o en no menos de 200 partidos en nueve Ligas europeas y en competiciones de la UEFA.
Entre los 15 detenidos, la mayor¨ªa padrinos de segunda o tercera clase, turcos y croatas, hab¨ªa un par de futbolistas. Uno de ellos, Marcel Schuon, de 24 a?os, ha hablado para el New York Times. Sus declaraciones confirman la advertencia de Franzese: futbolistas con deudas son el principal ingrediente para el ama?o de partidos.
"Entre el 80% y el 90% de los futbolistas que conozco apuestan", dice Schuon, que jug¨® la pasada temporada en el Osnabr¨¹ck, de la Segunda Divisi¨®n alemana. Schuon se confiesa lud¨®pata y admite que acumul¨® una deuda de unos 20.000 euros (su sueldo mensual era de 8.000) en la casa de apuestas a la que acud¨ªa diariamente. El due?o de la casa permiti¨® que creciera la deuda lo suficiente para que, llegado el momento, Schuon no pudiera negarse a colaborar en el ama?o. Ese momento lleg¨® el 15 de abril pasado, dos d¨ªas antes del Osnabr¨¹ck-Augsburgo. Schuon se vendi¨®, deb¨ªa intentar que su equipo perdiera 0-3. "Las deudas influyeron, pero m¨¢s la pistola que me ense?¨® el due?o del local", dice Schuon refiri¨¦ndose, seg¨²n su abogado, a Nuretin G., un turco de unos 30 a?os. "Me amenaz¨®, me dijo que siempre me encontrar¨ªa, que no podr¨ªa esconderme fuera donde fuera".
Aunque alg¨²n observador dice que durante el partido Schuon dio alg¨²n pase hacia su propia porter¨ªa, el jugador jura que no hizo nada, que ¨¦l es defensa pero que el entrenador a ¨²ltima hora, no sabe por qu¨¦, le hizo jugar en el centro del campo. Pese a todo, el Osnabr¨¹ck perdi¨® 0-3 y la deuda de Schuon se sald¨®. El equipo comenz¨® a encadenar malos resultados y descendi¨® a Tercera (otro partido del equipo, el que perdi¨® con el N¨¹remberg en mayo, tambi¨¦n es sospechoso). Schuon cambi¨® de equipo. Libre de deudas, fich¨® por el Sandhausen, de Tercera. All¨ª jugaba cuando una ma?ana de noviembre, a las 6.20, la polic¨ªa llam¨® a su puerta, registr¨® su apartamento y lo condujo a comisar¨ªa, donde declar¨® durante cinco horas. Una vez libre, desapareci¨® del mapa, inici¨® una terapia contra la ludopat¨ªa, se puso en manos de su abogado. El Sandhausen ha rescindido su contrato. Puede ser el final de la carrera de un jugador prometedor como tantos, que, como tantos deportistas, alcanz¨® antes la madurez f¨ªsica que la mental, que se inici¨® en las categor¨ªas inferiores del Stuttgart, que lleg¨® a ser internacional en las categor¨ªas inferiores, a quien su padre exigi¨® que se centrara en el f¨²tbol, que se olvidara de los estudios. A Schuon, introvertido y amante de la ropa llamativa, le gustaban los coches espectaculares. Su mayor preocupaci¨®n era que se estaba quedando calvo.
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