"Debemos rescatar la inmigraci¨®n buena y descartar la otra"
Afirma que es un enamorado de Espa?a, por sus caballos, y que lee EL PA?S todos los d¨ªas. No es la ¨²nica rareza de Luca Zaia, ministro de Agricultura del Gobierno italiano y pol¨ªtico emergente de la Liga Norte. Nacido en Treviso hace 41 a?os, veterinario y en¨®logo, Zaia vive en el pr¨®spero campo del noreste y, como su l¨ªder Umberto Bossi, es un padano puro, directo y xen¨®fobo. No resiste la tentaci¨®n de clasificar a los inmigrantes en "buenos y malos", en una entrevista concedida poco antes de que la Liga lanzara un duro ataque a la Iglesia por su posici¨®n sobre la inmigraci¨®n.
Pregunta. ?Por qu¨¦ la Liga Norte parece el ¨²nico partido italiano que funciona?
Respuesta. Tenemos un jefe que manda, una buena organizaci¨®n territorial y mucha disciplina. Todos salimos desde abajo y subimos escal¨®n a escal¨®n. Yo empec¨¦ desde muy abajo y he llegado a ministro.
"En la devoluci¨®n de inmigrantes hemos aprendido de Espa?a y Francia"
P. Pero Bossi sigue siendo el alma.
R. La Liga es Bossi, y Bossi es la Liga. No hay alternativas. Es el fundador, el inspirador y todav¨ªa hoy un ide¨®logo puro, el hombre de las ideas.
P. ?Cu¨¢l es el secreto de su apoyo al primer ministro Berlusconi?
R. ?l respeta a la Liga porque nosotros escuchamos e interpretamos los deseos del pueblo: orden p¨²blico y seguridad, m¨¢s autonom¨ªa regional, lucha por la identidad de nuestros agricultores y de nuestro territorio. En Espa?a eso es lo normal, ?no? Aqu¨ª hemos ido hacia una creciente p¨¦rdida de identidad regional.
P. A prop¨®sito de identidad e inmigraci¨®n. Su aliado Gianfranco Fini ha dicho que quien piensa que los extranjeros son diferentes de los italianos es un stronzo (gilipollas). ?Usted se siente stronzo?
R. Yo no tengo prejuicios, as¨ª que no soy un stronzo. Pero ser¨ªa grave que los italianos no nos defendamos de los extranjeros delincuentes. El 75% de la poblaci¨®n carcelaria en Italia es extranjera. Y s¨®lo tenemos un 6% de inmigrantes. El problema no es la diversidad, sino hacer entender a los extranjeros que s¨®lo deben venir a trabajar y a vivir, no a delinquir. Durante a?os hemos dado un mensaje equivocado, y muchos han pensado que aqu¨ª no hab¨ªa ley ni orden. Debemos empezar a hablar de dos emigraciones: la econ¨®mica y la humanitaria.
P. Ustedes eran un pa¨ªs de acogida con los refugiados, y ahora los devuelven a Libia en alta mar.
R. Hacemos como los espa?oles, hemos aprendido de Francia y Espa?a. La devoluci¨®n tiene al final un perfil humanitario: se evita la trata y se lucha contra las mafias locales que les cobran no por traerlos, sino por ahogarlos.
P. Italia necesita inmigrantes para seguir creciendo.
R. Es un falso problema. Supongo que los espa?oles tambi¨¦n piensan que van primero los nacionales y luego los inmigrantes. Ahora tienen una tasa de paro muy alta, y ser¨ªa m¨¢s correcto dar trabajo a los nacionales que decir que hacen falta m¨¢s inmigrantes. Hemos tenido medio mill¨®n de parados este a?o. ?Debemos ocuparnos del hambre de los nuestros y adem¨¢s de la de los otros?
P. ?La solidaridad no le parece un valor?
R. Si no fuera por la Liga, no estar¨ªamos devolviendo inmigrantes. Lampedusa era un centro tur¨ªstico, entraban 19.000 personas al a?o. Era necesario decir a los que vienen que aqu¨ª los obreros ganan menos de mil euros al mes, que con ese dinero no se llega a fin de mes.
P. Ustedes han equiparado la inmigraci¨®n clandestina al terrorismo o la mafia en la lista de delitos que cubre la reforma del proceso breve. ?No es exagerado?
R. S¨ª, pero s¨®lo alzando el nivel de la propaganda podemos obtener resultados. Debemos ser claros para garantizar la cohesi¨®n civil y la convivencia. Sobre el papel asusta, pero no podemos bajar la guardia. Hemos tenido clandestinos que violan a mujeres, que asesinan, y no logramos condenarlos. Es doblemente grave que un sin papeles cometa un delito. ?Qu¨¦ hacemos con esa gente?
P. ?Detenerlos con las patrullas ciudadanas?
R. En nuestras patrullas salen muchos inmigrantes con nosotros.
P. ?No ser¨ªa mejor integrarlos y asociarlos menos con la criminalidad?
R. Los inmigrantes aportan el 5% del PIB a Italia. Y ellos son los primeros que piden mano dura porque son las primeras v¨ªctimas de esa delincuencia. Debemos rescatar a la inmigraci¨®n buena y descartar la otra.
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