Malamadre
A veces la vida te la mete doblada sin que te des cuenta. Basta un segundo para que el universo que cada cual se hab¨ªa montado para uso particular salte por los aires. Se acab¨®. Es entonces cuando de verdad uno se la juega. Un funcionario de prisiones joven, apuesto y bien educado se presenta en su destino un d¨ªa antes de lo previsto para conocer a los compa?eros y causar buena impresi¨®n en el trabajo. Durante la visita se inicia un mot¨ªn, se l¨ªa la de dios es cristo y, sin saber c¨®mo, el hombre se ve del otro lado de la barrera. As¨ª arranca Celda 211.
Cine de verdad, del que te obliga a tragar saliva y a cerrar los ojos y a agarrarte al brazo de la butaca, sobre todo desde que aparece Luis Tosar con el cr¨¢neo afeitado y esa voz de Marlon Brando gallego en Apocalipsis Now. La hostia. A partir de ese momento el espectador tiene que arregl¨¢rselas como puede con los dilemas morales que se le plantean, oblig¨¢ndolo a tomar partido sin aliento sobre la marcha.
Una ve a este le¨®n enjaulado, que se hace llamar Malamadre, tan salvaje, brutal y tenebroso como conmovedor y se da cuenta de que el tipo va de lo que es. Hay otra clase de malos, todos lo sabemos, la que m¨¢s abunda, mangantes de guante blanco, que despu¨¦s de unos pocos a?os en la c¨¢rcel disfrutan de lo que han trincado y que encima, al final, se quedan con la chica. ?ste no. ?ste es un perdedor nato, el rey natural de una jungla sin salida posible, un cabr¨®n siniestro y tierno con sus reglas y su sentido de la lealtad. Alguien de quien llegado el caso uno se podr¨ªa fiar.
Si hay un lugar en el que unas vidas valen m¨¢s que otras, es la c¨¢rcel. Algunos presos reciben un trato preferencial, sobre todo si se les puede sacar alg¨²n r¨¦dito pol¨ªtico. Es el caso de los etarras que aparecen en el filme como moneda de cambio. Pero la pel¨ªcula no va de izquierdas ni de derechas. Si algo sale mal parado en ella es la condici¨®n humana y el poder. Lo cual demuestra que es posible hacer cine pol¨ªtico sin aburrir a las ovejas, manteniendo la tensi¨®n, el nervio y el suspense. Sin darle al espectador opci¨®n para bajar la guardia.
No es una peli de buenos y malos, sino un filme que cuestiona nuestros valores ¨¦ticos, mostr¨¢ndonos c¨®mo var¨ªan seg¨²n estemos a un lado u otro de la barrera. En la parte oscura brilla con luz propia un hijoputa inolvidable, un rey de las cavernas con su particular c¨®digo de honor, cuyo magnetismo perdura mucho tiempo despu¨¦s de acabar la pel¨ªcula gracias a la garra de un actor de purasangre.
No va a optar a los oscar, pero es la mejor pel¨ªcula espa?ola en mucho tiempo. Va en serio. No se la pierdan.
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