?Brindemos por eso!
Cuando Miguel S¨¢enz dijo a Grass que ¨¦l quer¨ªa despedirse de la traducci¨®n volcando al espa?ol El tambor de hojalata, el Nobel alem¨¢n abri¨® los ojos, se quit¨® la pipa y exclam¨®, feliz:
-?Brindemos por eso!
Y alz¨® el rioja que ten¨ªa en la mano y con el que hab¨ªa acompa?ado un pescado que Grita Loebsack, la esposa de Miguel (que luego le ayudar¨ªa a traducir El tambor...), hab¨ªa cocinado para agasajar a Grass y a Ute, su mujer. Grass estaba en Madrid corrigiendo el libro de su vida, Pelando la cebolla. Con el vaso en la mano, el traductor y el autor sellaron un compromiso que en ese momento significaba tambi¨¦n, entre ellos, el punto culminante de una amistad que es la marca de las relaciones de Grass con sus traductores.
Desde 1978, Grass y S¨¢enz se encuentran con traductores en otras lenguas; fue en junio de 2005 cuando se juntaron los que estaban traduciendo de nuevo, precisamente, El tambor de hojalata. Se reunieron en Gdansk, la tierra natal del autor. Estas reuniones son como misas laicas en las que un Grass silencioso sigue la discusi¨®n coral sobre lo que ¨¦l escribi¨®.
All¨ª estaba Miguel. Nadie dir¨ªa que tiene 77 a?os; y tampoco se dir¨ªa que tiene aspecto de un general jur¨ªdico del Aire, jubilado. Lo es. Y es uno de los grandes traductores al espa?ol de los ¨²ltimos 40 a?os. Es un poeta; ha vertido al espa?ol obras de Bernhard, de Brecht, ha traducido casi todo Grass; empez¨® con El rodaballo, en 1978, animado por Jaime Salinas, director entonces de Alfaguara. Naci¨® en Larache y en 1965 hizo su primera traducci¨®n del alem¨¢n, un libro sobre Derecho Municipal. Sab¨ªa leer a los tres a?os; cuando ten¨ªa cinco, fue a la biblioteca de Tetu¨¢n a pedir una novela de Verne. En su trabajo se nota que jam¨¢s par¨® de leer y de interpretar lo que escribieron otros. Esa constancia es tambi¨¦n lo que est¨¢ detr¨¢s de la emoci¨®n de Grass cuando le llama su amigo.
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