'El tambor de hojalata' redobla en una nueva traducci¨®n espa?ola
Una versi¨®n de Miguel S¨¢enz celebra el medio siglo de la novela de G¨¹nter Grass
En 1958, un joven de 31 a?os con formaci¨®n de dibujante que hab¨ªa probado suerte con la poes¨ªa y el teatro ley¨® un cap¨ªtulo de su primera novela en una de las sesiones del legendario Grupo 47, al que se hab¨ªa unido tres a?os antes. Fundada en el a?o que le dio nombre, la historia ha visto c¨®mo los nombres de los fundadores de aquella particular asociaci¨®n de escritores alemanes -Hans Werner Richter y Alfred Andersch- han quedado ensombrecidos por la fuerza de otros de sus componentes: Paul Celan, Ingeborg Bachman, Martin Walser y Hans Magnus Enzensberger.
De all¨ª salieron adem¨¢s dos premios Nobel. Uno fue Heinrich B?ll, en 1972. El otro, G¨¹nter Grass, en 1999, justo aquel muchacho cuya lectura le vali¨® los 5.000 marcos del premio que convocaba el grupo y, de paso, la posibilidad de terminar esa novela, El tambor de hojalata, que se publicar¨ªa en 1959, hace ahora medio siglo.
El traductor pas¨® una semana junto al novelista en los escenarios del libro
La grotesca historia de Oskar Matzerath, algo m¨¢s que un ni?o que se niega a crecer en la Alemania que sirvi¨® de caldo de cultivo al nazismo, fue recibida como una obra maestra pero con una mezcla de j¨²bilo y c¨®lera. "Lo que, por amor, no le hab¨ªa ahorrado a mi pa¨ªs, fue le¨ªdo como si ensuciara mi propio nido", dijo Grass al recordar aquellos a?os en su discurso del Nobel. Su popularidad se dispar¨® cuando la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Volker Schl?ndorff, de 1979, obtuvo la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a la mejor pel¨ªcula extranjera.
La novela pudo leerse en espa?ol a los cuatro a?os de su aparici¨®n, pero no en Espa?a. Prohibida por el Gobierno franquista, El tambor de hojalata apareci¨® en la editorial Joaqu¨ªn Mortiz de M¨¦xico. All¨ª fue presentada en 1964 por su propio autor y por un exiliado espa?ol llamado Max Aub. Aquella traducci¨®n, que corri¨® a cargo de Carlos Gerhard, fue la que Alfaguara public¨® en Espa?a en 1978, la que ha venido reedit¨¢ndose hasta este a?o y la que todav¨ªa puede encontrarse en bolsillo.
Cincuenta a?os despu¨¦s de la aparici¨®n de la novela original, llega a las librer¨ªas un nuevo tambor en espa?ol, salido esta vez de la mano de Miguel S¨¢enz, premio Nacional de Traducci¨®n por toda su obra en 1991. "Desde que public¨® El rodaballo, en 1977", cuenta S¨¢enz, "Grass se ha reunido con sus traductores cada vez que sacaba un libro importante. Hace cuatro a?os, en una de esas reuniones, surgi¨® la idea de traducir de nuevo El tambor...". S¨¢enz, que nunca lo hab¨ªa considerado una urgencia porque la traducci¨®n de Gerhard segu¨ªa "funcionando muy bien", crey¨® llegado el momento de enfrentarse a aquellas casi 700 p¨¢ginas y se puso a ello. Durante un a?o.
Su versi¨®n acaba de aparecer, otra vez en Alfaguara, acompa?ada de un homenaje expl¨ªcito del nuevo traductor al antiguo, casi un relato de intriga de cuatro folios a modo de ep¨ªlogo: "Aparte de que su versi¨®n tenga hallazgos brillantes, Gerhard era un personaje interesant¨ªsimo". Catal¨¢n de origen suizo y alsaciano y hermano de un m¨²sico disc¨ªpulo de Schoenberg, fue diputado durante la Rep¨²blica y escribi¨® un libro sobre su trabajo en Monserrat durante la Guerra Civil. Muri¨® exiliado en M¨¦xico en 1974. Es posible, adem¨¢s, que su versi¨®n pasara por las manos de colaboradores de la editorial mexicana, como Augusto Monterroso, Manuel And¨²jar o Bernardo Giner de los R¨ªos.
"La calidad del resultado fue enorme", dice S¨¢enz. ?l, no obstante, ha contado para su trabajo con la complicidad del propio G¨¹nter Grass: "El contacto con el autor es fundamental. No s¨®lo porque puede resolverte dudas, sino porque es impagable pasar siete d¨ªas en Danzig [actual Gdansk] con Grass recorriendo los escenarios de la novela". ?Cambia su lectura a la luz de la revelaci¨®n que hizo el propio Grass en Pelando la cebolla, la primera entrega de sus memorias, de que hab¨ªa sido miembro de las SS al final de la guerra? "No. Muchas cosas autobiogr¨¢ficas ya estaban en El tambor... Lo que pasa es que ¨¦l nunca las hab¨ªa dicho tan claramente como en las memorias".
Con El tambor de hojalata, dice S¨¢enz, naci¨® la nueva novela germana: "El Grupo 47 demostr¨® que se pod¨ªa seguir escribiendo en alem¨¢n despu¨¦s de Auschwitz. No tanto por el hecho de que la lengua hubiera sido o no corrompida por los nazis, sino porque su fuerza literaria es enorme". El mismo Grass, que siempre ha reconocido la influencia de la picaresca espa?ola en su obra m¨¢s famosa, explic¨® en su discurso de Estocolmo que hab¨ªa tratado de sacar el idioma alem¨¢n del "paso militar": "Para nosotros, ni?os escaldados, de lo que se trataba era de renegar de las magnitudes absolutas, el blanco o el negro ideol¨®gicos. Nuestros padrinos eran la duda y el escepticismo". ?Su mejor arma? Un tambor de hojalata en manos de un ni?o chill¨®n.
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