La prehistoria del bipartito

"Nuestro Gobierno intent¨®, sobre todo, coordinar e integrar Galicia. Despu¨¦s lleg¨® Fraga, que se dedic¨® m¨¢s bien a desintegrar el pa¨ªs". Quien habla, Fernando Gonz¨¢lez Laxe, se convirti¨® el 28 de septiembre de 1987, con 35 a?os, en el presidente m¨¢s joven de los gobiernos espa?oles en democracia. "Junto a Aznar, entonces jefe del Ejecutivo de Castilla y Le¨®n", recuerda. Y lo hizo gracias a los votos de su partido, el socialista, los de Coalici¨®n Galega (CG) y los del Partido Nacionalista Galego (PNG), que en una moci¨®n de censura apearon de la cabeza de la Xunta al conservador Xerardo Fern¨¢ndez Albor.

En aquel primer Gobierno no de derechas participaron las tres formaciones que apoyaron a Laxe en el Parlamento. Fue el movimiento de esca?o de Xos¨¦ Lu¨ªs Barreiro, vicepresidente de Albor y despu¨¦s del tripartito como coaga, el que facilit¨® una nueva mayor¨ªa al tiempo que cerni¨® la sombra de la falta de legitimidad sobre la coalici¨®n.

"Se trabaj¨® como un solo gobierno y no como tres partidos", recuerda Laxe

"No exist¨ªa la suficiente cultura pol¨ªtica entre la gente, que no comprend¨ªa la perfecta normalidad democr¨¢tica de una moci¨®n de censura", recuerda Pablo Gonz¨¢lez Mari?as (A Coru?a, 1944), entonces militante del PNG, conselleiro de Presidencia y portavoz gubernamental. Para el ex presidente, hoy al frente de Puertos del Estado en el Ministerio de Fomento, tampoco existen dudas: "El gallego no es un sistema presidencialista, es el Parlamento el que escoge al presidente y aquello fue totalmente normal".

El balance que realiza Gonz¨¢lez Laxe de aquellos mil d¨ªas de gobierno resulta inequ¨ªvocamente positivo. "Galicia comenz¨® a situarse en el exterior", explica, y cita la fundaci¨®n Galicia-Europa y la potenciaci¨®n de los centros gallegos en el exterior. "Tambi¨¦n nos volcamos en la tecnolog¨ªa y creamos las universidades de Vigo y A Coru?a", a?ade, antes de rememorar una idea fuerza repetida en aquella ¨¦poca: la Galicia polic¨¦ntrica estructurada alrededor de las siete ciudades.

Al tripartito, que s¨®lo contaba 34 de los 71 asientos de Fonseca (entonces sede parlamentaria), lo sostuvo en numerosas votaciones el ¨²nico diputado del Bloque Nacionalista, Xos¨¦ Manuel Beiras. Y una cohesi¨®n interna que, quiz¨¢s por contraste con el bipartito de Touri?o y Quintana, los protagonistas de la experiencia se empe?an en resaltar. "Se trabaj¨® como un solo Gobierno y no como tres partidos", afirma Laxe, "y el presidente asist¨ªa a los actos de todos los conselleiros; no recurrimos al voto en ning¨²n Consello".

As¨ª se comporta tambien la memoria de Xos¨¦ Lu¨ªs Barreiro (Forcarei, 1949). "La coalici¨®n funcion¨® en lo pol¨ªtico y en lo personal; ¨¦ramos amigos", argumenta, "y se fundament¨® en supuestos m¨¢s s¨®lidos que el bipartito". Pero no todo sum¨®. "El discurso era coherente, aunque nos centramos en la gesti¨®n y hubo d¨¦ficit de pol¨ªtica". Y si alg¨²n pol¨ªtico no pecaba de d¨¦ficit de pol¨ªtica ¨¦se era Manuel Fraga, quien, previo y maquiav¨¦lico pacto con su rival Felipe Gonz¨¢lez, se presentaba a las elecciones gallegas. La mayor¨ªa obtenida aquel 17 de diciembre de hace dos d¨¦cadas result¨® escasa pero absoluta.

"Se utilizaron extra?as maniobras para derrotar a la coalici¨®n", asegura Barreiro, a quien le preocupa la falta de an¨¢lisis del per¨ªodo. "Existe un discurso enormemente falseado sobre el tripartito", contin¨²a, "en la prensa, en el PP e incluso en sectores del PSOE". Y al polit¨®logo le causa desaz¨®n la ausencia de pensamiento porque as¨ª la derecha ratifica lo "circunstancial" de las alternativas a su condici¨®n de "due?o electoral de Galicia".