11-M: la conexi¨®n Al Qaeda
Hab¨ªa una estrecha relaci¨®n entre quienes desempe?aron papeles fundamentales en la red terrorista que perpetr¨® los atentados de Madrid y el mando de operaciones externas de Al Qaeda en Wazirist¨¢n del Norte
La pista que definitivamente relaciona los atentados del 11-M con el directorio de Al Qaeda apareci¨® hace cuatro a?os, aunque es aqu¨ª y ahora cuando se publica por primera vez. Fue en un remoto lugar situado al noroeste de Pakist¨¢n, pr¨®ximo a la frontera con Afganist¨¢n. Durante la noche del 30 de noviembre al 1 de diciembre de 2005, un misil impact¨® contra una edificaci¨®n situada en una peque?a localidad cercana a Miran Shah, capital de Wazirist¨¢n del Norte. ?sta es una de las siete agencias que forman las llamadas ?reas Tribales Administradas Federalmente (FATA, en sus siglas en ingl¨¦s), donde los principales dirigentes de Al Qaeda y gran parte de sus miembros se establecieron entre finales de 2001 e inicios de 2002, tras perder el santuario afgano del cual hab¨ªan disfrutado desde 1996 hasta la intervenci¨®n militar estadounidense semanas despu¨¦s del 11-S.
Amer Azizi y Hamza Rabia estaban juntos cuando un misil los mat¨® a finales de 2005
El marroqu¨ª reclut¨® a El Tunecino y alcanz¨® relevancia en el liderazgo de Al Qaeda
El misil al que me refiero hab¨ªa sido lanzado desde uno de esos veh¨ªculos a¨¦reos sin piloto que la CIA estadounidense utiliza desde hace algunos a?os para abatir l¨ªderes de Al Qaeda cuya presencia se detecta en la franja que discurre a lo largo de la frontera entre Afganist¨¢n y Pakist¨¢n. Wazirist¨¢n del Norte es, por otra parte, la demarcaci¨®n donde, hacia fines de 2004 y comienzos de 2005, Al Qaeda tuvo que reubicar buena parte de sus integrantes y de sus instalaciones para el entrenamiento de terroristas. Lo hizo huyendo de la incursi¨®n que el ej¨¦rcito paquistan¨ª llev¨® a cabo en el contiguo Wazirist¨¢n del Sur entre la primavera y el oto?o de 2004. En su nuevo asentamiento de Wazirist¨¢n del Norte, Al Qaeda se ha venido beneficiando de la protecci¨®n concedida por sectores talibanizados de las tribus pastunes aut¨®ctonas, en este caso de los Utmanzai Wazir y Dawr.
Como consecuencia del mencionado ataque perdieron la vida cinco individuos. Uno de ellos era Hamza Rabia, entonces jefe de operaciones externas de Al Qaeda y m¨¢ximo responsable del planeamiento de atentados en Norteam¨¦rica y Europa. A comienzos de 2002, Osama Bin Laden hab¨ªa decidido dividir en dos mandos el entramado operativo de Al Qaeda. El otro mando, de operaciones internas, se dedic¨® a Afganist¨¢n y Pakist¨¢n. Al frente del mismo puso a Mustafa al Uzayiti, m¨¢s conocido como Abu Faraj al Libi. El mando de operaciones externas fue encomendado al art¨ªfice del 11-S, Khalid Sheik Mohamed. Pero fue detenido en Rawalpindi en marzo de 2003. A partir de entonces, Abu Faraj al Libi pas¨® a implicarse tambi¨¦n en las operaciones externas de Al Qaeda, cuya jefatura asumi¨®, sin embargo, el egipcio Hamza Rabia. Ambos desempe?ar¨¢n sus funciones en estrecha relaci¨®n.
Pero, ?qu¨¦ tiene esto que ver con el 11-M? Pues que uno de los cuatro individuos que perecieron con Hamza Rabia en el referido ataque selectivo pudo ser identificado por servicios de inteligencia extranjeros como Amer Azizi. Un dato corroborado por hallazgos posteriores en Pakist¨¢n y el Reino Unido a los que no me referir¨¦ en esta ocasi¨®n. Amer Azizi, marroqu¨ª, hab¨ªa sido un muy destacado integrante de la c¨¦lula establecida por Al Qaeda en Espa?a a mediados de los noventa y liderada desde 1995 por Imad Eddine Barakat Yarkas, es decir, Abu Dahdah, quien lo capt¨® y envi¨® a un campo de entrenamiento en Afganist¨¢n. Fue procesado en rebeld¨ªa por delitos de terrorismo atribuidos a dicha c¨¦lula, ya que consigui¨® escapar de nuestro pa¨ªs tras la operaci¨®n policial que la desmantel¨® en noviembre de 2001. Esto ocurri¨® al constatarse su relaci¨®n con otra c¨¦lula de Al Qaeda en Europa, la de Hamburgo, directamente implicada en el 11-S.
Amer Azizi aparece mencionado en al menos 141 de los 241 tomos correspondientes al sumario incoado en la Audiencia Nacional por los atentados del 11-M. Su nombre figura asimismo en ocho de las 30 piezas separadas que completan esa documentaci¨®n judicial. En conjunto, esas referencias ponen de manifiesto, por una parte, los muy estrechos lig¨¢menes que exist¨ªan entre Amer Azizi y los individuos que desempe?aron papeles centrales tanto en la formaci¨®n como en el desarrollo de la trama terrorista local que prepar¨® y coloc¨® las bombas que estallaron en los cuatro trenes que circulaban hacia la estaci¨®n de Atocha. Por otra parte, revelan las relaciones de Amer Azizi con organizaciones norteafricanas insertas en la actual urdimbre del terrorismo global, a trav¨¦s de las cuales termin¨® por alcanzar posiciones de relevancia en el c¨ªrculo de liderazgo de Al Qaeda.
Y es que Amer Azizi, a su regreso de Afganist¨¢n en el verano de 2001, reclut¨® a Mustafa Maymouni, igualmente marroqu¨ª, quien en 2002 cre¨® el n¨²cleo de la red que perpetr¨® los atentados del 11-M. Otro marroqu¨ª, Driss Chebli, y Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, ya cu?ado de Mustafa Maymouni, pasaron a dirigir esa red cuando ¨¦ste fue detenido tras haberse desplazado temporalmente a Marruecos en febrero de 2003. Al ser encarcelado Driss Chebli cuatro meses despu¨¦s, implicado en la aludida c¨¦lula de Abu Dahdah, El Tunecino se convirti¨® en cabecilla local de los terroristas del 11-M. Pues bien, a El Tunecino tambi¨¦n lo capt¨® Amer Azizi. Adem¨¢s, como recoge el sumario 20/2004, un testigo protegido sostuvo que ambos se comunicaban en 2002 y 2003 por correo electr¨®nico. Ese mismo sumario acredita los v¨ªnculos de Amer Azizi con otros destacados autores materiales de los atentados de Madrid, como Jamal Zougam o el huido Said Berraj.
Los lazos de Amer Azizi con entidades norteafricanas afines a Al Qaeda se consolidaron durante su estancia en Afganist¨¢n, pues el campo de entrenamiento al cual se incorpor¨®, denominado M¨¢rtir Abu Yahyia, era una de las principales instalaciones adscritas al Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio (GICL). En ellas se adoctrinaba y adiestraba tambi¨¦n a miembros del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª (GICM), una vez que dirigentes de ambas organizaciones terroristas decidieron a finales de los noventa coordinar sus actividades. All¨ª es donde Amer Azizi conoci¨® a Abdulatif Mourafik, cuyo sobrenombre es Malek el Andalusi, miembro del GICL. Como resultado de la estancia en aquellas instalaciones y de los contactos que en su seno mantuvo, Amer Azizi se integr¨® en el GICL, pero manteniendo fuertes lazos, cuando no una militancia dual, respecto al GICM.
En este sentido, adquiere una significaci¨®n especial la reuni¨®n que en febrero de 2002 mantuvieron en Estambul delegados del GICL, del GICM y de una organizaci¨®n hom¨®loga tunecina, algunos de cuyos destacados integrantes hab¨ªan tenido relaci¨®n con la c¨¦lula de Abu Dahdah. Entonces acordaron ejecutar actos de yihad en pa¨ªses de donde procedieran o en los que residiesen sus miembros. Sobre dicho encuentro y la decisi¨®n estrat¨¦gica adoptada en el mismo existe una nota de inteligencia incorporada al sumario 20/2004. El caso es que los atentados de Casablanca ocurrieron en mayo de 2003 y los de Madrid en marzo de 2004, y que las tramas de uno y otro se solapan notablemente. Es m¨¢s, el aludido Malek el Andalusi fue quien encomend¨® a Mustafa el Maymouni, el iniciador de la red del 11-M, formar antes una c¨¦lula para asimismo atentar en Marruecos.
Aunque lo ocurrido en nuestros madrile?os trenes de cercan¨ªas contin¨²a siendo presentado como muestra de lo que puede hacer una c¨¦lula local independiente y formada por inmigrantes musulmanes autorradicalizados, la evidencia sugiere una interpretaci¨®n distinta sobre los actores, su liderazgo y su estrategia. En la ejecuci¨®n de los atentados del 11-M hay algunos individuos que fueron delincuentes comunes y es muy razonable inducir que en su preparaci¨®n intervinieron miembros prominentes del GICM. Pero eso no es todo. La estrecha relaci¨®n entre quienes desempe?aron papeles fundamentales en la red terrorista de Madrid y Amer Azizi, que en 2004 ocupaba un puesto clave en el mando de operaciones externas de Al Qaeda, tal y como he desvelado en este art¨ªculo, obliga a mirar no hacia un barrio de la capital de Espa?a, ni hacia la pen¨ªnsula tingitana, cuando nos preguntamos d¨®nde se aprob¨® el 11-M, sino hacia Wazirist¨¢n del Norte.
Fernando Reinares es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Rey Juan Carlos. Los contenidos de este art¨ªculo forman parte de un libro que culminar¨¢ gracias al Woodrow Wilson Center de Washington y se titular¨¢ Operaci¨®n trenes de la muerte. El 11-M y la conexi¨®n Al Qaeda.
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