Olas econ¨®micas
Los principios del modelo schumpeteriano basados en la "destrucci¨®n creativa" aliados a los de la "selecci¨®n natural" procedentes de la visi¨®n darwiniana sugiere que las bases de los antiguos modelos productivos han cedido a los nuevos, en donde reinar¨ªan y predominar¨ªan los elementos innovadores. Sin embargo, la realidad es mucho m¨¢s compleja que esta simple explicaci¨®n.
La crisis actual tiene su origen en una mezcla acompasada de influencias financieras, econ¨®micas, medioambientales y sociales. Esta nueva situaci¨®n no quiere significar que hayamos presenciado una ruptura respecto al modelo anterior, sino que lo que se pone de manifiesto es la caracter¨ªstica de la simultaneidad, aunque no de coincidencia en lo tocante a la totalidad de los rasgos citados. Es decir, se han combinado muchas patolog¨ªas en torno a la misma crisis. En este sentido, Guillermo de la Dehesa afirma que estamos ante la primera gran crisis de la nueva era global, lo que a mi juicio supone resaltar la "incapacidad colectiva para comprender y para poder revelar las m¨²ltiples interdependencias e interconexiones sobre las que vivimos diariamente".
Despu¨¦s de la m¨¢quina de vapor, la electricidad y la inform¨¢tica, llega la sostenibilidad
Estas nuevas circunstancias nos permiten llamar la atenci¨®n sobre la necesidad de elaborar nuevos y diferentes mecanismos de regulaci¨®n para solventar los desajustes. Varios aspectos requieren urgentemente de dichos instrumentos de supervisi¨®n so pena de ser cada vez m¨¢s complejas sus soluciones. As¨ª, podemos citar, en primer t¨¦rmino, las acciones de car¨¢cter financiero (Trichet apuntaba que el Banco Central Europeo tuvo que habilitar 3,3, billones de euros para salvar el sector financiero europeo); en segundo lugar, los de ¨¢mbito laboral (la crisis se ha llevado m¨¢s de 5 millones de empleos); en tercer lugar, los que afectan al medio ambiente (todav¨ªa es pronto para calcular los efectos derivados de no aplicar medidas r¨ªgidas en aras a defender la sostenibilidad); as¨ª como otros efectos vinculantes como los de orden tecnol¨®gico, comercial, cuestiones relativas a la competencia, entre otros.
Lo importante, ante este contexto, radica en establecer "l¨ªmites o umbrales" que no deben ser superados. Sus excesos o desbordamientos deben, por lo tanto, ser penalizados Y para ello se deben reivindicar actuaciones que sobrepasen la resistencia de los lobbies, siempre inquietos, avariciosos y codiciosos. Con la crisis, ciertas escuelas y economistas se han radicalizado. Unos re-visitan a Keynes; otros re-interpretan a Friedman, pero la econom¨ªa, al fin y al cabo, sigue presenciando burbujas y ¨¦stas se han convertido en una caracter¨ªstica muy repetida de la globalizaci¨®n.
?C¨®mo se enfoca la actual situaci¨®n? Toda ruptura respecto a un modo de producci¨®n anterior lleva impl¨ªcita una modificaci¨®n/incorporaci¨®n tecnol¨®gica. Una revisi¨®n de las fases hist¨®ricas nos se?alar¨ªa lo siguiente. Primeramente, la revoluci¨®n industrial estuvo ligada a la m¨¢quina de vapor y al concepto de f¨¢brica. Despu¨¦s emerge el modelo fordista, que est¨¢ asociado a la electricidad, a las cadenas de montaje y a la sociedad de consumo. M¨¢s tarde, prevalece la revoluci¨®n inform¨¢tica, que tiene como reflejo una nueva divisi¨®n internacional del trabajo, permitiendo la segmentaci¨®n de las cadenas de producci¨®n y de valor a escala planetaria.
Ante esta secuencia algunos economistas intentan volver a Malthus (con su escasez de recursos y comportamientos vinculados al de-crecimiento) en tanto que otros apuestan por un crecimiento continuo (merced a la utilizaci¨®n m¨¢s intensiva del progreso t¨¦cnico).
A mi juicio, podemos situarnos ante una nueva ola de lo que constituyen las revoluciones econ¨®micas. Despu¨¦s de la m¨¢quina de vapor, de la electricidad y de la inform¨¢tica, la cuarta ola podr¨ªa ser la de la movilidad, la sostenibilidad y el uso de un territorio que permitan una interconexi¨®n generalizada bajo nuevas f¨®rmulas de trabajo. Es decir, vislumbro un mundo en el que se consolida una nueva relaci¨®n hombre-espacio-tiempo. Su mejor reflejo es el modelo californiano en donde un territorio es capaz de desarrollar su propia aventura. Este modelo genera alg¨²n riesgo, como son la formaci¨®n de "guettos sociales" que, sin lugar a dudas, nos pueden revertir a las econom¨ªas medievales.
Debemos, pues, pensar en como podr¨ªa ser el mundo del ma?ana en el que todo se mantenga en equilibrio y se refuerce el re-emplazamiento de las nuevas funciones sociales para garantizar el crecimiento perfecto. Para ello, las apuestas en firme exigen desterrar aquellos golpes de teatro que han incidido en un uso indisimulado de recetas inconsistentes y de actuaciones vulgares que poco aportan a la situaci¨®n actual.
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