Divino Neil

Que Neil Hannon visite la capital constituye un acontecimiento tan relevante como para que Sergi Arola abandone por un d¨ªa los fogones y se consagre al disfrute indisimulado. "The Divine Comedy ocupan el segundo lugar en la clasificaci¨®n de mi iPod", repet¨ªa el cocinero de moda con pasi¨®n de fan fatal. El primer puesto, por cierto, corresponde a Fastball, una selecci¨®n extravagante, pero divertida.

Hannon es un tipo m¨¢s brit¨¢nico que una tarde lluviosa viendo cap¨ªtulos de Retorno a Brideshead. Bajito, menudo y extraordinariamente brillante, se bast¨® ¨¦l solo para regalar dos docenas largas de canciones y salpimentarlas con abundantes muestras de ingenio y buen talante.

Pregunt¨® si hab¨ªa alg¨²n masajista en la sala, le cant¨® el Cumplea?os feliz a una espectadora, consigui¨® que desde la primera fila le invitaran a un pitillo, se burl¨® de su incapacidad para silbar y esboz¨® un par de versiones descacharrantes: Ring of fire, de Johnny Cash, y un Don't you want me baby, de Human League, que el personal core¨® con aut¨¦ntico alborozo. Deber¨ªa grabarla, sin duda. Y que viva por siempre el humor inteligente.

Ardua tarea la de mantener la atenci¨®n cuando el oficiante se presenta en la m¨¢s estricta soledad, m¨¢s a¨²n si hay demasiadas personas entre el p¨²blico que no han pasado por taquilla. Nuestro crooner norirland¨¦s super¨® la prueba porque su voz parece un violoncello con el don de la palabra y gracias a que defiende algunas de las canciones m¨¢s exquisitas que ha conocido el pop brit¨¢nico durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas.

Refinado como un Rufus Wainwright hetero, Neil a veces suena a melodrama de Scott Walker y otras, a musical de Kurt Weill. Y sus creaciones m¨¢s ultrarrom¨¢nticas, como la maravillosa The summerhouse, son esas canciones que ya casi nunca le salen a Paul McCartney.

No todo es pasi¨®n y tormento. Aprovech¨® para adelantar un tema contagios¨ªsimo, Indie disco, que a partir de primavera podremos escuchar en su pr¨®ximo disco. "Lo estoy mezclando estos d¨ªas y os va a encantar", anunci¨® con esa mirada suya, entre vivaz y guasona. Tiene toda la pinta, s¨ª.

A Hannon se le da muy bien poner cara de chiste, pero a la hora de escribir le seguimos encontrando irresistiblemente divino. Como la comedia.