La pol¨ªtica o el 'bestseller'
Ayer se ve¨ªa por la televisi¨®n que los agitadores de Copenhague manifestaban su m¨¢xima radicalidad rap¨¢ndose la cabeza. Podr¨ªan haber escogido alguna otra f¨®rmula de protesta, pero lo que prima es la innovaci¨®n. El rapado se efectuaba sin espejo y con m¨¢quinas de trasquilar, porque lo importante es la intrigante relaci¨®n entre las testas mondas y las emisiones de CO2.
La intriga, el misterio o el esc¨¢ndalo forman as¨ª parte creciente de una pol¨ªtica que ha dejado de tener proyecto y s¨®lo vive literalmente del cuento. Unas veces el argumento gira en torno a sobornos, org¨ªas o colusiones que terminan en corrupci¨®n. Otras, se trata de constatar, a trav¨¦s de grabaciones y otros recursos de espionajes, la maldad de la ficci¨®n.
Los esc¨¢ndalos en cadena llenan la serie por donde discurre la vida p¨²blica y su distracci¨®n
En todos los casos, cuando el excitante episodio decline, emerger¨¢ otro que, como en la televisi¨®n, no tardar¨¢ en ganar audiencia. Al contrario que antes, no se trata de que la televisi¨®n haga pol¨ªtica sino de que la pol¨ªtica imite a la televisi¨®n.
Los esc¨¢ndalos en cadena, sean en euros, en mafias, en pedofilia, en asesinatos, violaciones o servicios secretos, llenan la serie por donde discurre la pol¨ªtica y su distracci¨®n. Muchos ven en todo esto una actuaci¨®n propia de los tiempos en que nada interesa si no posee misterio y acci¨®n. Tienen raz¨®n. Sencillamente, se trata de componer una pol¨ªtica bestseller como coartada para interesar sobre determinados asuntos o de tratar asuntos grav¨ªsimos como relativos, puesto que pronto aparecer¨¢ otro caso superior.
En esta sucesi¨®n de relatos se desarroll¨® el secuestro del Alakrana y ahora, en estos d¨ªas, el modelo de suspense de Aminetu Haidar, que ha logrado la equidistancia perfecta entre la vida y la muerte, el thriller pol¨ªtico entre el s¨ª y el no. Efectivamente, no ha muerto esta mujer, pero cualquiera que se interese por la estructura narrativa pudo presumir que su muerte habr¨ªa echado a perder toda la potencia del relato.
Sin duda, nadie sabe muy bien ni qui¨¦n era esta se?ora ni en d¨®nde se hallaba el bendito El Aai¨²n, ni tampoco qu¨¦ conflicto tan cruel se dirime en esta estrafalaria historia. Por supuesto, pocos conocen cu¨¢l haya sido la peripecia que llev¨® a esta se?ora a Lanzarote ni se explica c¨®mo fue posible que, tras cuatro semanas de huelga de hambre, siguiera pesando cincuenta y siete kilos. Lo que ha contado, un d¨ªa tras otro, ha sido que la historia, ese ex¨®tico cuento africano, no se echara a perder.
Es decir, que esta buena madre no se muriera de repente ni que las autoridades marroqu¨ªes, por su parte, autorizaran demasiado pronto su regreso. ?Concesiones medidas de las autoridades espa?olas?
Premios Nobel, organizaciones internacionales, presidentes de Gobierno, ministros de asuntos exteriores, Pilar del R¨ªo, pacifistas, cantantes, actores, ecologistas, miles de primeras p¨¢ginas en diarios, telediarios y radios, han apoyado la haza?a de Aminetu Haidar.
Ha faltado poco para que se confeccionaran lazos de color mostaza en m¨ªmesis con su pa?uelo y los presentadores lo exhibieran en sus programas. Unos se rapan la cabeza para hacer m¨¢s televisable la protesta y otros se aderezan con colores eventualmente sagrados de "una m¨¢rtir de la autodeterminaci¨®n".
Este cuento ha terminado bien, naturalmente. Un cuento apropiado a la Navidad. Pero la pr¨®xima narraci¨®n humanista est¨¢ ya al caer. Cada vez, la pol¨ªtica tratar¨¢ de interesar los cientos de millones de lectores de bestsellers, mientras los parlamentarios, sentados con los especuladores, se jugar¨¢n al p¨®ker los presupuestos de la Comunidad.
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