Para mi casa, un toque mud¨¦jar
Visita a cuatro monumentos clave en la Segovia de Enrique IV de Castilla
Las cr¨®nicas dicen que Enrique IV fue de amores variados. Aunque no lleg¨® a consumar su boda con Blanca de Navarra, su primera esposa, Gregorio Mara?¨®n afirm¨® que tuvo tratos ¨ªntimos con Juan Pacheco, su ayo y valido, y tambi¨¦n con su segunda mujer, la reina do?a Juana, madre de La Beltraneja. Los cronistas tambi¨¦n anotaron como supuestos amantes a Guiomar de Castro, Alonso de Herrera y el famoso Beltr¨¢n de la Cueva, entre otros.
Todo indica que el rey fue m¨¢s constante en el amor que sinti¨® por una ciudad, Segovia, y por unas costumbres, las moriscas. A la primera lleg¨® con 4 a?os, y al cumplir los 14, en 1440, su padre, Juan II, se la entreg¨® en se?or¨ªo. Desde entonces, Enrique favoreci¨® a Segovia con un mercado libre de impuestos, exenciones fiscales y dos ferias al a?o. Embelleci¨® la ciudad y all¨ª tuvo casa, tesoros y familia.
En cuanto a los gustos mud¨¦jares del rey, que tuvo "trajes morunos, una guardia real mora, cabalga a la jineta y se sienta en el suelo a la usanza oriental", s¨®lo se los echaron en cara sus detractores despu¨¦s de muerto. Al fin y al cabo, los dem¨¢s Trast¨¢maras hab¨ªan compartido las mismas preferencias. Siendo un rey constructor y amante de las artes, dej¨® un rastro de esplendor que todav¨ªa se sigue en la que llam¨® "mi Segovia".
01 El Parral
En 1447, el todav¨ªa pr¨ªncipe de Asturias fund¨® el monasterio jer¨®nimo de El Parral fuera de los muros de la ciudad, junto al r¨ªo Eresma y a vista de p¨¢jaro desde el Alc¨¢zar. La ubicaci¨®n en una ladera orientada al sur y protegida del cierzo era ¨®ptima, y, adem¨¢s, el terreno contaba con varios manantiales de un agua proverbialmente buena que deb¨ªa aprovecharse para abastecer los huertos, pilones, estanques y jardines que se escalonar¨ªan hasta la ribera. Son los mismos que contemplamos hoy.
Dado el gusto del rey por lo mud¨¦jar, no es de extra?ar que en El Parral trabajaran los alba?iles, maestros de obra y carpinteros moriscos que viv¨ªan en el barrio de San Mill¨¢n, y que ten¨ªan fama de ser los mejores artesanos de Castilla. "Con harta brevedad", Enrique IV construy¨® cuatro claustros (hoy quedan tres; el que se visita es el de la Porter¨ªa), el refectorio y las dem¨¢s dependencias, y orn¨® algunas estancias con hermosos alfarjes (artesonados mud¨¦jares).
02 El Alc¨¢zar
El rey tambi¨¦n dej¨® su huella en el Alc¨¢zar. Si cruzamos el Eresma y subimos hasta la fortaleza, en su interior encontraremos la sala del Trono, donde el imponente friso a¨²n guarda recuerdo de Enrique y del art¨ªfice de la obra, el morisco Xadel Alcalde. Tambi¨¦n se debieron al rey la sala de las Pi?as y la del Cord¨®n, con frisos y moc¨¢rabes de yeser¨ªa y sus correspondientes inscripciones. Todos los elementos de madera del Alc¨¢zar se perdieron en el incendio de 1862 y se han ido reconstruyendo desde entonces.
Tampoco sobrevivi¨® el famoso y muy alabado friso con esculturas de la sala de Reyes, comenzado por Alfonso X y que el rey Enrique se ocup¨® de continuar. Aqu¨ª vemos a los reyes de Asturias y Castilla y Le¨®n desde don Rodrigo, cada uno con sus armas y una breve biograf¨ªa. Alonso de Palencia, el cronista de Isabel la Cat¨®lica que no dejaba pasar la ocasi¨®n de vituperar a Enrique IV, critic¨® que ¨¦ste se hubiera hecho representar "en traje sarraceno". A la vista est¨¢ que Palencia era un historiador imaginativo.
03 Palacio de San Mart¨ªn
Adem¨¢s del Alc¨¢zar, Enrique IV tuvo una residencia en pleno centro de la ciudad, en el barrio de San Mart¨ªn. De aquel palacio todav¨ªa quedan algunos restos, como la fachada con ajimeces (ventanas con parteluz) que da a la calle de Arias D¨¢vila y la del jard¨ªn del museo Esteban Vicente, donde se pueden apreciar los dinteles de algunas ventanas. Tambi¨¦n se conservan sobrepuertas con yeser¨ªas en las casas de la Reina, actualmente en v¨ªas de restauraci¨®n. El palacio fue un suntuoso laberinto con grandes salas, techos policromados y galer¨ªas, adem¨¢s de un sinf¨ªn de pasadizos secretos, muy aptos para las conjuras y los intentos de regicidio que se quisieron representar en ¨¦l.
Como era com¨²n entre los reyes de la ¨¦poca, Enrique tuvo osos, leones y otras fieras en los corrales del palacio, lo que dio lugar a un famoso incidente. El aposentador real Antonio de Barrasa pretend¨ªa a una dama de la reina, la cual, estando un d¨ªa asomada a un mirador, dej¨® caer su guante en el corral de los leones. Barrasa se arm¨® de valor, se enroll¨® una capa en el brazo izquierdo y, espada en ristre, entr¨® a por la prenda. Despu¨¦s subi¨® adonde estaba la dama y le dijo: "Tomad, se?ora, el guante que estimasteis m¨¢s que mi vida, y para que no se os olvide mi fineza y vuestra vanidad, tomad tambi¨¦n este bofet¨®n". Se le desterr¨®.
04 San Antonio el Real
La mejor muestra de arte mud¨¦jar que dej¨® Enrique IV se encuentra en el monasterio de San Antonio el Real. El rey ten¨ªa a las afueras de la ciudad una "casa de plazer", es decir, un pabell¨®n de caza que hab¨ªa edificado siendo pr¨ªncipe. En 1455, Enrique cedi¨® esta casa, compr¨® unos terrenos colindantes y construy¨® un monasterio bajo la advocaci¨®n de san Antonio para los franciscanos.
Adem¨¢s de donaciones muy generosas, como el extraordinario retablo flamenco con m¨¢s de cien figuras talladas en nogal que representan teatralmente la Pasi¨®n, el rey levant¨® en la capilla mayor "uno de los m¨¢s espl¨¦ndidos techos de lazo de toda Castilla", seg¨²n el marqu¨¦s de Lozoya. Los carpinteros mud¨¦jares tambi¨¦n realizaron los alfarjes de las sacrist¨ªas, de la sala capitular y del claustro principal, combinando los motivos vegetales y geom¨¦tricos con las armas de Castilla y Le¨®n, de Portugal y los s¨ªmbolos franciscanos, todo ello en unos colores cuyo estado de conservaci¨®n resulta impactante. No faltan los ramos de granadas, ya que la granada en agraz fue el emblema de un rey que tuvo por divisa "agridulce es reinar". Tal vez lo fuera un poco menos cuando estaba en "su Segovia".
M¨¢s propuestas e informaci¨®n en la Gu¨ªa de Castilla y Le¨®n
Gu¨ªa
Visitas e informaci¨®n
? Monasterio de El Parral (921 43 12 98). Alameda del Eresma, s/n. De martes a s¨¢bado, de 10.00 a 14.30 y de 16.00 a 18.30; domingos, de 10.00 a 11.30. Gratuito.
? Alc¨¢zar (www.alcazardesegovia.com; 921 46 07 59). Diario, de 10.00 a 18.00. Entrada: palacio, 4 euros; torre, 2 euros.
? Museo de Arte Contempor¨¢neo Esteban Vicente (www.museoestebanvicente.es; 921 46 20 10). Plazuela de las Bellas Artes, s/n. Martes a viernes, de 11.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00; s¨¢bados y domingos, de 11.00 a 20.00. 3 euros.
? Monasterio de San Antonio el Real (921 42 02 28). San Antonio el Real, s/n. De 10.30 a 14.00 y de 16.30 a 19.00; cierra domingos tarde y lunes. Entrada, 2 euros.
? Oficina de turismo de Segovia (www.turismodesegovia.com; 921 46 67 20).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.