Por un libro universal
Los textos en soporte digital plantean a editores y libreros el problema de c¨®mo impedir que, al igual que ocurre ya con la m¨²sica y el cine, el p¨²blico los consiga gratis. Lectores y autores pueden salir beneficiados
Asistimos estos d¨ªas a la en¨¦sima versi¨®n de un enfrentamiento cl¨¢sico: por un lado, la orientaci¨®n democr¨¢tica de la mayor¨ªa de innovaciones en el terreno de la comunicaci¨®n digital. Por otro, el inevitable movimiento de actores empresariales y pol¨ªticos para restringir el alcance de las nuevas tecnolog¨ªas y ponerlas a rendir beneficios. Este antagonismo, que se ha instalado en el centro del debate de la cultura al convertirse Internet en uno de los principales medios de transmisi¨®n cultural, ya ha zarandeado violentamente el cine y la m¨²sica y ahora alcanza al libro.
El presente art¨ªculo defiende que el actual sistema de implantaci¨®n del libro electr¨®nico no es solamente una transici¨®n del papel al soporte digital, sino b¨¢sicamente una extensi¨®n del modelo tradicional de edici¨®n. Una extensi¨®n insostenible y en ¨²ltima instancia perjudicial para el autor y el lector. La meta para la nueva d¨¦cada, en mi opini¨®n, debe ser la distribuci¨®n gratuita del libro por Internet. Y por una vez, lo ideal es tambi¨¦n lo que tiene m¨¢s n¨²meros de ir a suceder.
Todos los sistemas para evitar la copia que se han usado masivamente han sido derrotados
La autoedici¨®n digital, sea comercial o gratuita, es una de las opciones m¨¢s interesantes
?Cu¨¢l es el modelo actual de implantaci¨®n del libro electr¨®nico? En Estados Unidos, el primer pa¨ªs donde se han comercializado de forma masiva los libros electr¨®nicos, las grandes editoriales dan la opci¨®n de comprar sus novedades y parte de su cat¨¢logo en formato digital a trav¨¦s de tiendas online (principalmente, Amazon y Barnes & Noble). Existen dos aparatos lectores (el Kindle de Amazon y el Reader de Sony) que se est¨¢n vendiendo bien. Aunque todo el mundo se guarda bastante sus cifras, Amazon anunci¨® que en 2009, de todos sus libros que se comercializaban simult¨¢neamente en papel y en formato electr¨®nico, el libro electr¨®nico ya alcanzaba el 10% de las ventas y este porcentaje estaba subiendo muy deprisa. Para quienes ya usamos lectores de e-books, es evidente por qu¨¦. El libro electr¨®nico es mucho m¨¢s barato, gratuito en el caso de las obras libres de derechos (que abarcan todo el canon literario previo al siglo XX); permite la adquisici¨®n inmediata, elimina problemas de espacio y, pese a que alguno vaya a levantar la ceja, es m¨¢s c¨®modo y manejable que un libro.
Ahora bien: como es obvio, todo este montaje, del que se benefician principalmente tiendas online y editoriales, depende de que la gente no pueda conseguir el libro gratis. El mismo dilema que afrontan la m¨²sica y el cine. Para evitar que el usuario obtenga el libro sin pagar existe la llamada Gesti¨®n de Derechos Digitales (DRM, por las siglas inglesas) destinada a restringir la circulaci¨®n de la obra en formato digital y a evitar que ¨¦sta pueda ser copiada, impresa o compartida. El mecanismo de DRM que se usa en la actualidad para el libro electr¨®nico es el algoritmo anticopia, que permite que un libro comprado solamente pueda ser usado por un n¨²mero restringido de usuarios (de uno a cinco, dependiendo del t¨ªtulo).
Este mecanismo ya est¨¢ desfasado, y han aparecido varios m¨¦todos para eludirlo, desde localizar el algoritmo de protecci¨®n y anularlo hasta otros m¨¢s pedestres como pasar el e-book por un esc¨¢ner fotogr¨¢fico y generar una copia digital-f¨ªsico-digital. El pr¨®ximo sistema de DRM que se investiga es la llamada huella digital, que consiste en insertar en los contenidos del libro un conjunto de bits (marca de agua digital) que contienen informaci¨®n del comprador, lo cual permite detectar al responsable de la copia ilegal. No hay duda de que el nuevo sistema se mostrar¨¢ eficaz durante unos meses, pero en la pr¨¢ctica todos los sistemas de DRM que se han usado ampliamente han sido derrotados cuando se los ha desplegado a bastantes consumidores.
No hay duda de que esa insostenibilidad "estructural" del modelo editorial tradicional aplicado al e-book es una mala noticia para editoriales y grandes librer¨ªas, que ya deben de estar temblando al pensar en el dinero que perder¨¢n cuando la gente se descargue gratis el nuevo Dan Brown. Su gran preocupaci¨®n no son los "derechos de autor", obviamente: la gratuidad favorece el consumo y eso interesa al autor. Son los beneficios de sus accionistas lo que peligra. Los empresarios tienen tanto miedo a que la gente acceda a los libros gratis que est¨¢n generando situaciones grotescas: varios grupos editoriales americanos, por ejemplo, ya han declarado una guerra contra las bibliotecas p¨²blicas para que ¨¦stas limiten al m¨¢ximo el pr¨¦stamo de e-books, presionando, por ejemplo, para impedir las lecturas simult¨¢neas. Una idiotez diametralmente opuesta a la idea de biblioteca p¨²blica.
A quien realmente beneficia la insostenibilidad del modelo editorial es a los lectores y a los autores: la extensi¨®n natural de la pirater¨ªa tiene que favorecer un modelo alternativo al que ofrecen las editoriales actuales. Sin las cortapisas que imponen el DRM y su legislaci¨®n asociada, autor y lector tienen la oportunidad de adentrarse en una nueva era delimitada por los horizontes ideales de la distribuci¨®n universal y el acceso universal. (Algo que, como he mencionado, ya es una posibilidad efectiva en el caso de los "cl¨¢sicos" libres de derechos). La auto-edici¨®n digital, ya sea comercial o gratuita, es una de las opciones m¨¢s atractivas.
En su p¨¢gina web, el escritor Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n calculaba recientemente que un autor que editara y comercializara ¨¦l mismo sus libros electr¨®nicos desde su sitio web obtendr¨ªa algo m¨¢s del 75% de lo que pagara el comprador, tras asumir los costes del alojamiento, el ancho de banda y la pasarela de pago y pagar al proveedor de formatos. (La autoedici¨®n, claro, implica renunciar al c¨¦lebre anticipo). Por el contrario, una obra electr¨®nica de las que se comercializan hoy bajo formato protegido reparte un 10% de beneficios para el editor, 10% para el agente, 10% para el proveedor del formato y 40% para la tienda online.
Por supuesto, construir un sitio web que permita descargar e-books no es sencillo: hacen falta una pasarela de pago seguro y una recomposici¨®n completa del dominio en https que asocien pasarela de pago y descargas, adem¨¢s del coste del alojamiento y del ancho de banda. En caso de considerarse la autoedici¨®n comercial, esto obligar¨ªa a los autores a asociarse para constituir peque?as tiendas online. Dichas tiendas, en ¨²ltima instancia, estar¨ªan expuestas al mismo riesgo de copia por parte del usuario que las grandes librer¨ªas, lo cual, si se buscara la sostenibilidad econ¨®mica, obligar¨ªa a ofrecer la descarga gratuita y obtener ingresos por otras v¨ªas: desde la publicidad en el sitio web o dentro del contenido del libro hasta el evento en directo.
Siguiendo el modelo del m¨²sico, el evento en directo (lectura o performance, a menudo en el marco de un festival) se presenta como alternativa viable al descenso de ingresos por ventas. Aun as¨ª, este nuevo modelo no se libra de otros dos problemas tradicionales de la auto-edici¨®n, que a los editores tradicionales les encanta se?alar como infranqueables: la promoci¨®n y el marketing. El horizonte que propongo pasar¨ªa por combinar conceptos como la gira promocional, el uso de agencias de relaciones p¨²blicas especializadas y las distintas t¨¦cnicas de marketing viral, obligando al escritor que quiera darse a conocer a asumir varias funciones del empresario.
Ya hay muchas organizaciones, algunas tan grandes como Electronic Fronter Foundation o Free Software Foundation, que combaten el DRM y abogan por el nuevo modelo de comunicaci¨®n cultural libre. Pero tenemos que ser los creadores quienes empecemos a mover ficha. No vamos a cambiar el mundo de la noche a la ma?ana, pero no hay duda de que un panorama donde los lectores tengan acceso libre y gratuito a los libros es el modelo deseable, y vale la pena trabajar en esa direcci¨®n. La tecnolog¨ªa lo permite, en el marco de una serie de pr¨¢cticas que devuelven cierto control al artista y que ya est¨¢n teniendo precedentes apasionantes en experiencias de autogesti¨®n en el mundo audiovisual.
Javier Calvo es escritor. Su ¨²ltima novela publicada es Mundo maravilloso (Mondadori).
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