'Ispansi' quiere decir "espa?oles" en ruso
Carlos Iglesias rueda en Suiza un filme sobre los 'ni?os de la Guerra Civil'
Suiza lo vio crecer como hijo de la emigraci¨®n espa?ola de los sesenta. Y en Suiza apuntala su extra?o viaje de astuto c¨®mico a respetado cineasta. Carlos Iglesias vuelve a los nevados paisajes alpinos estos d¨ªas para emprender una nueva aventura cinematogr¨¢fica tras el ¨¦xito de su debut, Un franco, 14 pesetas. La tem¨¢tica vuelve a discurrir por los meandros de la memoria hist¨®rica. Si en el primer asalto fue su propia experiencia y la de su familia en tierras de promisi¨®n, para Ispansi, su nuevo filme, Iglesias fija su aguda y tierna mirada en el drama de los ni?os de la guerra.
"Entre 1937 y 1939 casi 30.000 ni?os huyeron de la Guerra Civil por los puertos de Bilbao, Valencia o Barcelona", explica Iglesias en una aldea perdida en las monta?as del Jura, donde rueda rodeado de trenes de ¨¦poca, militares del Ej¨¦rcito Rojo y barbudos campesinos suizos que recuerdan vivamente a Dostoievski.
Iglesias: "La pel¨ªcula quiere tender un puente entre las dos Espa?as"
"De ellos, la historia m¨¢s triste es la de los ni?os que fueron a la URSS, pues los dem¨¢s, al finalizar la guerra, pudieron volver a Espa?a. Pero los ni?os de Rusia se convirtieron en una moneda de cambio. Stalin invirti¨® mucho en su educaci¨®n y Franco no quer¨ªa j¨®venes formados en el comunismo sovi¨¦tico". Con una sonrisa, Iglesias aclara: "Aunque lo cierto es que vivieron en Rusia mucho mejor de lo que hubieran podido vivir en sus aldeas y pueblos de origen, pues accedieron a estudios superiores y desarrollaron carreras t¨¦cnicas inimaginables en la Espa?a de entonces".
Ispansi quiere decir "espa?oles" en ruso. Y el palabro son¨® continuamente en los cincuenta en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En 1953, al comenzar el deshielo entre Franco y la URSS, el imperio comunista permiti¨® la vuelta de los prisioneros de la Divisi¨®n Azul. A trav¨¦s de la Cruz Roja se negoci¨® entonces la posibilidad del retorno a Espa?a de los ni?os y adultos que no tuvieran delitos de sangre ni hubieran ocupado cargos pol¨ªticos durante los a?os de la cruenta Guerra Civil.
"Sin embargo, el mayor drama fue entonces el reencuentro entre esos j¨®venes y unas familias que ya no les reconoc¨ªan", explica Iglesias. "Eran unos adultos formados en el comunismo y que generaban sospechas. La mayor¨ªa volvi¨® inmediatamente a la URSS para no salir ya nunca m¨¢s". El cineasta agrega que sobre el tel¨®n de fondo del drama de los ni?os de la guerra est¨¢ la historia nunca contada de los adultos que les acompa?aron. "Y que es fascinante", a?ade con contagioso entusiasmo.
Primero la emigraci¨®n, y ahora la Guerra Civil. Parece evidente que Iglesias, que alcanz¨® notoriedad en la televisi¨®n con personajes bien alejados de los que ahora le interesan, est¨¢ abonado a buscar respuestas entre las sombras de la memoria hist¨®rica. "Yo soy el primer sorprendido de que nadie se haya ocupado de filmar estos temas, pero debe de ser porque el cine espa?ol dispone de recursos limitados, y contar una historia as¨ª es muy caro. S¨®lo el ¨¦xito de Un franco... me ha permitido llevar adelante este nuevo proyecto. Comenzamos a planificar esta pel¨ªcula sin crisis, pero al levantarnos un d¨ªa... nos la encontramos de lleno", comenta divertido. "En realidad, nuestra producci¨®n se ha quedado algo coja, pero es positivo en el fondo, porque nos obliga a ser creativos. No me canso de ver Pl¨¢cido, de Luis Garc¨ªa Berlanga. ?se es el esp¨ªritu que intento transmitir a mi equipo: poner imaginaci¨®n y creatividad".
La pel¨ªcula es una coproducci¨®n hispanosuiza. Y gran parte del equipo de Un franco, 14 pesetas repite -incluido el director de fotograf¨ªa, Tote Trenas, o actrices como Isabel Blanco- para a?adir al rodaje una reconfortante sensaci¨®n de familiaridad en medio del invierno suizo.
"Hay un mensaje en Ispansi: intentar crear un puente entre las dos Espa?as. Tenemos una historia com¨²n y necesitamos que se nos cuente desde la distancia y con equilibrio. Esta historia ocurrida hace setenta a?os tiene un claro mensaje para nuestro tiempo, pues la crispaci¨®n y divisi¨®n son, en muchos aspectos, similares", dice su director.
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