'Me cago en mis viejos (II)', de Carlos Cay, ahora en libro
El misterio contin¨²a. Y tambi¨¦n su obra. En verano de 2008 un adolescente, Carlos Cay, tom¨® las p¨¢ginas de la Revista de verano de EL PA?S para relatar su d¨ªa a d¨ªa en una de las columnas m¨¢s controvertidas, aleccionadoras y nihilistas de este diario: Me cago en mis viejos. Este verano, Carlos Cay, seud¨®nimo de un autor que se niega a ser entrevistado y mucho menos identificado, ha repetido. Ahora, aparecen estos art¨ªculos agrupados en un libro de la editorial Edhasa en su serie Marlow: Me cago en mis viejos (II).
Aquel agosto de 2008, repleto de filias y fobias familiares, acab¨® para los lectores un d¨ªa 31, pero la vida de Cay sigui¨®. Suspendi¨® -como no pod¨ªa ser menos- la selectividad, en octubre fue a pedir trabajo en una ETT; en diciembre le llamaron para uno de camarero, que perdi¨® al mes. Vio publicadas sus historias en un volumen editado por Edhasa. Se fue de casa, vivi¨® una semana a la intemperie, y volvi¨®. Empezaron a sentarle mal los porros y el alcohol. "Seg¨²n el m¨¦dico hab¨ªa ca¨ªdo en un estado de estupor". Repleto de pastillas, languideci¨® lloriqueante en casa de sus padres, hasta que su hermana, reci¨¦n separada, decidi¨® que Carlos se fuera a vivir con ella para que cuidara a su sobrino, "el hombre invisible".
En los primeros art¨ªculos de Me cago en mis viejos (II) contaba c¨®mo hab¨ªa empezado a cuidar a su sobrino, "el hombre invisible", limpiando la casa, y mejorando poco a poco en la cocina. Pronto, tras el l¨ªo de su hermana con su jefe, Carlos y el "hombre invisible" acabar¨¢n convirti¨¦ndose en u?a y carne en un verano de amor, peceras limpias y "pajas tristes". Internet volvi¨® a bullir con teor¨ªas sobre la identidad de Cay, que ha seguido publicando en el que es "la Biblia diaria de mis viejos". Este verano Cay ha resultado menos salvaje y, seguro que le molestar¨¢, hasta un punto entra?able. ?Estar¨¢ madurando?
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