La CIA promete vengar el ataque a una de sus bases en Afganist¨¢n
El centro dirig¨ªa los bombardeos contra feudos talibanes en Pakist¨¢n
La CIA promete vengar el ataque en el que murieron siete de sus agentes en una de sus principales bases de operaciones en Afganist¨¢n, donde la agencia de espionaje estadounidense ha evolucionado como una unidad de ¨¦lite, casi como una fuerza paramilitar, que act¨²a directamente contra las organizaciones terroristas m¨¢s violentas.
El ataque del mi¨¦rcoles pasado, perpetrado por un suicida que consigui¨® penetrar en la instalaci¨®n de la CIA con un chaleco explosivo, parece la consecuencia directa de la lucha particular que esa agencia mantiene desde hace meses con grupos como Haqqani o Tehrik-e-Taliban, que los expertos norteamericanos consideran las facciones m¨¢s agresivas y mejor adiestradas de los talibanes.
El terrorista accedi¨® al recinto tras asegurar que pose¨ªa informaci¨®n valiosa
Un alto funcionario de los servicios de espionaje que habl¨® con la prensa norteamericana de forma an¨®nima asegur¨® que las acciones contra esos grupos no van a detenerse por lo ocurrido en la base de Chapman, en la provincia afgana de Khost. "Ese ataque va a ser vengado por medio de operaciones antiterroristas agresivas y eficaces", declar¨® esa fuente.
La base de Chapman es uno de los principales centros en los que se planifican las actuaciones de comando de la CIA contra los talibanes. Ese lugar es donde se deciden la mayor parte de los bombardeos que se realizan con aviones sin tripulaci¨®n, y es tambi¨¦n un punto de reclutamiento de informantes entre la poblaci¨®n afgana.
Aunque no hay una versi¨®n oficial sobre lo ocurrido, se cree que el autor del atentado del mi¨¦rcoles entr¨® en las instalaciones vestido con un uniforme del Ej¨¦rcito afgano y con la promesa de revelar una informaci¨®n valiosa. Hizo explotar la carga que llevaba prendida al cuerpo cuando ya se encontraba reunido con varios agentes de la CIA, entre ellos el propio jefe de la base.
Es dif¨ªcil de entender c¨®mo pudo llegar el atacante hasta esa reuni¨®n sin haber sido registrado. Una fuente oficial ha dicho simplemente que la CIA se ve obligada a asumir riesgos para conseguir acceso y ganarse la confianza de posibles informantes. Un portavoz de los talibanes ha declarado que el responsable del atentado era un miembro de las fuerzas armadas afganas.
Como es preceptivo en la CIA, no se han revelado los nombres de los muertos, aunque se sabe que la jefa de la base era una mujer, madre de tres hijos y considerada una veterana en las misiones de espionaje. Al menos otros seis agentes quedaron heridos en el mismo ataque.
Se trata de uno de los episodios m¨¢s tr¨¢gicos en la historia de la CIA, que s¨®lo hab¨ªa perdido en el cumplimiento del deber a 90 agentes en sus m¨¢s de 60 a?os de vida. "Siempre hemos contado con la posibilidad de perder agentes, pero la p¨¦rdida de tantos en un solo ataque resulta muy doloroso y es un gran golpe para el sistema", ha manifestado el presidente Barack Obama en una carta dirigida a la CIA.
El ataque es interpretado en Washington como la consecuencia inevitable del protagonismo creciente alcanzado por la CIA en Afganist¨¢n, que desborda con mucho su labor tradicional de recogida de informaci¨®n.
Aunque la CIA siempre ha tenido una unidad de intervenci¨®n directa, llamada Divisi¨®n de Actividades Especiales, fue despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre de 2001 cuando se le dieron a la agencia poderes extraordinarios para perseguir y matar a los jefes terroristas m¨¢s buscados. Esos poderes inclu¨ªan la dotaci¨®n de c¨¢rceles secretas en las que los sospechosos eran retenidos y torturados.
Tras la llegada de Obama a la presidencia, se le quitaron a la CIA algunas de sus prerrogativas, tanto la de las c¨¢rceles como su participaci¨®n en interrogatorios, pero se mantuvo la orden de actuar directamente contra los cabecillas terroristas y se incrementaron los bombardeos con aviones sin pilotos.
Obligada tambi¨¦n por el papel decreciente de las compa?¨ªas de seguridad privadas, la CIA act¨²a hoy en Afganist¨¢n casi como un peque?o ej¨¦rcito particular encargado de misiones precisas que son m¨¢s dif¨ªciles de ejecutar para las fuerzas armadas regulares.
Una de las labores, por ejemplo, que le est¨¢n vetadas al Ej¨¦rcito regular y de las que se ocupa la CIA es la de la persecuci¨®n de los enemigos cuando cruzan la frontera hacia Pakist¨¢n, donde las fuerzas armadas norteamericanas no est¨¢n autorizadas a actuar, o en otros pa¨ªses, como Yemen y Somalia, donde se sospecha que Al Qaeda est¨¢ resurgiendo.
Los sucesos de la Base Chapman llegan en un momento de gran controversia sobre el papel de los servicios secretos en Estados Unidos, que dieron muestras graves de descoordinaci¨®n en el atentado frustrado del d¨ªa de Navidad y que fueron incapaces tambi¨¦n de anticiparse a la matanza de noviembre en el cuartel de Fort Hood, pese a que el autor, un coronel m¨¦dico, estaba siendo investigado por el FBI.
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