El cinepredicador vuelve a la carga
Michael Moore estrena su nueva pel¨ªcula, 'Capitalismo: una historia de amor' - El director estadounidense defiende su mezcla de "palomitas y piquetes"
Michael Moore es el cine-predicador por excelencia. Ese tipo desproporcionado empe?ado en matar moscas a ca?onazos. El cine como instrumento de propaganda y la bufonada como veh¨ªculo para esa propaganda. Capitalismo: una historia de amor, ¨²ltimo filme del director de Bowling for Columbine, se estrena el pr¨®ximo viernes en Espa?a. Moore acepta las contradicciones al proclamar que lo suyo son "las palomitas y los piquetes" y al asegurar que, si por ¨¦l fuera, dejar¨ªa de hacer cine-protesta. "Estoy deseando que se me acaben los temas", dice, "y hacer teatro, un drama, con dos actores y ya est¨¢".
Mientras llega ese d¨ªa, Moore sigue apuntando a Wall Street, el Capitolio o la Asociaci¨®n Nacional del Rifle... una vez m¨¢s no esconde sus obsesiones ni tampoco sus intenciones. Sentado en un hotel de Traverse City, la localidad al norte de Detroit en la que vive con su mujer desde 2003, explica que su cine persigue por igual la rebeli¨®n y el entretenimiento. "?Por qu¨¦ no?", asegura mientras picotea un racimo de uvas y se dispone a abrir un bote de patatas fritas Pringles. "La vida est¨¢ llena de contradicciones. Yo quiero que la gente se entretenga con mi cine pero no quiero que sean espectadores pasivos. Quiero que sean ciudadanos de una democracia, que bajen de la grada y participen en el juego. Y por eso les doy la informaci¨®n y las armas para que se levanten de la butaca. La gente sale de mi pel¨ªcula enfadada a veces y triste otras, pero al menos dispuesta a luchar".
"Estoy deseando que se me acaben los temas y hacer teatro, un drama"
"La gente sale de mis filmes triste o enfadada pero dispuesta a luchar"
"Estoy orgulloso de mi lucha a favor de una sanidad como la de Espa?a"
"EE UU ha invertido en guerras mientras dejaba crecer a un pueblo ignorante"
"Soy peligroso porque creo que la gente como yo paga pocos impuestos"
"Si Obama no toma decisiones a lo Roosevelt, perder¨¢ mucha gente"
Desde ni?o apuntaba maneras y a los 18 a?os, despu¨¦s de estudiar en un seminario cat¨®lico, logr¨® un puesto en el consejo escolar de Flint (Michigan, EE UU), esa localidad devastada por la industria automovil¨ªstica en la que naci¨® en 1954 y que es el motor de sus ideas y de sus pel¨ªculas. Esta vez, el protagonista es m¨¢s conceptual y escurridizo que otras y quiz¨¢ esta vez tambi¨¦n el chiste no es tan f¨¢cil. "Para m¨ª lo importante es marcarme retos", a?ade, "y cuando empec¨¦ con esta pel¨ªcula pens¨¦ que ¨¦ste era un tema muy complejo porque no hablaba de alguien o algo, sino que iba de filosof¨ªa econ¨®mica. ?Y qui¨¦n quiere ir al cine a recibir una lecci¨®n de econom¨ªa?".
Moore asegura que su cine no est¨¢ dirigido a los convencidos, sino a los que hay que "convencer". "Con el tiempo tengo m¨¢s cartas de seguidores republicanos que dem¨®cratas. Y en gran parte es porque la decepci¨®n para ellos ha sido mucho mayor. El tiempo me ha dado la raz¨®n: con la General Motors, con la guerra de Irak y con la sanidad p¨²blica. Ellos han sido los convencidos de algo que no les resultaba nada evidente. Cuando rod¨¦ Sicko nadie hab¨ªa sacado el problema de la sanidad en EE UU en un foro p¨²blico. Y ahora resulta que es un tema capital dentro del programa del nuevo Gobierno y, s¨ª, sinceramente me pongo una medalla por haber peleado por lograr que en este pa¨ªs tengamos los mismos derechos que tienen ustedes en Espa?a con la sanidad".
Arrastra el hablar de una manera casi hipn¨®tica. No es tanto lo que dice como la manera de decirlo. La velocidad y tambi¨¦n la manera de modular la voz. Pontifica, pero cautiva al mismo tiempo. Su marcado estilo se ha vuelto reiterativo (o menos fresco) con el paso de los a?os, pero ¨¦l no acepta eso como algo negativo: "Todos los artistas tienen un estilo del que no pueden desembarazarse tan f¨¢cilmente. Yo sigo comprando los discos de Bob Dylan".
"Yo amo este pa¨ªs y por eso quiero cambiar las cosas", contin¨²a Moore, que en su nuevo filme es capaz de provocar la risa con im¨¢genes de archivo de Jimmy Carter o con una parodia del Jes¨²s de Nazareth de Zeffirelli, o conmover con un intenso discurso del padre del New Deal, Franklin Delano Roosevelt, para ¨¦l padre inequ¨ªvoco de lo que deber¨ªa haber sido EE UU. "Este pa¨ªs ha perdido tantas cosas por las que luch¨®. Este pa¨ªs ha invertido su dinero en guerras mientras dejaba crecer a un pueblo ignorante. El 60% de los estadounidenses no tienen pasaporte y no tienen la menor intenci¨®n de tenerlo. Ni saben nada ni quieren saber nada del resto del mundo. ?No es chocante? El 60% de la poblaci¨®n sin pasaporte. Seguro que en Espa?a hay gente que jam¨¢s saldr¨¢ de su pueblo, pero seguro que son muy pocos".
Por primera vez en el cine de Moore su educaci¨®n cat¨®lica se asoma de manera expl¨ªcita. Una educaci¨®n cat¨®lica que, seg¨²n ¨¦l, le imprimi¨® rabia social y descaro callejero: su inter¨¦s por el teatro empez¨® gracias a los Berrigan Brothers, curas radicales a los que Moore siempre idealiz¨®. "Mis valores ¨¦ticos y morales vienen de mi educaci¨®n religiosa, es algo que nunca hab¨ªa querido tocar en mis pel¨ªculas porque para m¨ª la religi¨®n es un asunto profundamente privado. Yo he tenido muchos problemas con la Iglesia Cat¨®lica como instituci¨®n, pero en este pa¨ªs hay mucha gente religiosa y creo que es un lenguaje que el americano medio entiende muy bien".
Frente a los que le critican por egoman¨ªaco y demagogo, o por sacar beneficios econ¨®micos de un sistema que al mismo tiempo critica, Moore se defiende tach¨¢ndolas de cr¨ªticas simplonas. "Yo soy peligroso para ellos entre otras cosas porque soy de los que creo que la gente como yo paga pocos impuestos".
Capitalismo: Una historia de amor es un canto a Barack Obama. Durante el encuentro en Traverse City, Obama todav¨ªa no hab¨ªa ordenado el despliegue de 30.000 soldados m¨¢s en Afganist¨¢n, decisi¨®n que ha sido fuertemente criticada por Moore en su activa p¨¢gina web. "No le pido que lo arregle todo en 10 meses y mantengo mi esperanza", se?alaba d¨ªas antes el cineasta. "Conf¨ªo en ¨¦l, es un hombre de clase obrera que creci¨® con una madre soltera y cuando termin¨® los estudios no se fue a Wall Street, sino al gueto en Chicago. Pero soy consciente de que se le acaba el tiempo y, o vemos decisiones a lo Roosevelt, o perder¨¢ a mucha de su gente".
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