2010, un buen a?o para la Uni¨®n
2010 debe ser un buen a?o y el principio de una buena d¨¦cada para Europa. La entrada en vigor, el pasado 1 de diciembre, del Tratado de Lisboa abre una nueva etapa para la Uni¨®n, para este proyecto de convivencia, ¨²nico en su g¨¦nero, de 27 pa¨ªses y 500 millones de personas, construido sobre los grandes valores irrenunciables de la libertad y la dignidad humana, de la tolerancia y la solidaridad.
Espa?a, que celebrar¨¢ el mes de junio los 25 a?os de la firma del Tratado de Adhesi¨®n, es un pa¨ªs con una n¨ªtida vocaci¨®n europe¨ªsta, evidenciada en no pocas ocasiones a lo largo de este tiempo. Con el nuevo semestre, con el nuevo Tratado, va a tener una singular oportunidad para reafirmarla. Y no la va a desaprovechar.
El Tratado de Lisboa convertir¨¢ a Europa en una realidad m¨¢s cercana y relevante para sus ciudadanos
Como presidentes del Consejo Europeo y del Gobierno de la Presidencia rotatoria, queremos que la aplicaci¨®n fundacional del Tratado de Lisboa sea lo m¨¢s diligente y rigurosa posible. Con plena lealtad y esp¨ªritu de cooperaci¨®n, vamos a impulsar la consolidaci¨®n del nuevo orden institucional de la Uni¨®n para, desde ¨¦l, resolver los problemas concretos que nos preocupan a todos.
Las nuevas autoridades son bien conscientes de la responsabilidad que han adquirido en esta nueva etapa. Tambi¨¦n lo es la Presidencia espa?ola del papel que le corresponde desempe?ar como Presidencia de la transici¨®n, facilitando las cosas, prestando su colaboraci¨®n, asumiendo los compromisos de la ambiciosa agenda del semestre. Juntos, vamos a abordar las prioridades establecidas en el Programa de la Presidencia.
La primera de ellas es la plena aplicaci¨®n del Tratado, porque ser¨¢ a partir de ella, sirvi¨¦ndonos de los instrumentos y de las posibilidades que la propia norma contiene, como podremos perseguir los dem¨¢s objetivos que ambicionamos: avanzar en la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas nacionales para afianzar la recuperaci¨®n, contribuir a que Europa hable de manera unida y fuerte en el mundo en defensa de sus valores e intereses, y hacer de la Uni¨®n una realidad m¨¢s cercana y ¨²til a todos los ciudadanos europeos.
En Maastricht, pusimos en marcha una Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Hemos alcanzado la uni¨®n monetaria, y disponemos de un mercado ¨²nico, pero a¨²n estamos lejos de haber configurado una uni¨®n econ¨®mica, cuya necesidad creciente, sin embargo, ha puesto sobradamente de relieve la crisis. En efecto, hay que intensificar la coordinaci¨®n para impulsar la reactivaci¨®n econ¨®mica, y tambi¨¦n para sentar las bases de un crecimiento sostenible. Sostenible, desde el punto de vista econ¨®mico, lo que significa m¨¢s competitivo, m¨¢s fundamentado en la educaci¨®n, en la formaci¨®n y en la I+D+i; consecuente con el principio de estabilidad presupuestaria, y dotado de una mejor supervisi¨®n financiera. Sostenible, asimismo, medioambiental y socialmente, esto es, con capacidad de seguir ejerciendo el liderazgo en la lucha contra el cambio clim¨¢tico -y de sacar partido de ello-, as¨ª como de velar por la cohesi¨®n social y el mantenimiento del sistema de la seguridad social. En definitiva, un modelo de crecimiento, europeo, que sea tan fiel a sus actuales se?as de identidad como a la necesidad de adaptarse a un entorno y a un futuro irreversiblemente globalizados.
Este ser¨¢ el objeto de la Estrategia de Crecimiento y Empleo que hemos de aprobar en uno de los Consejos m¨¢s importantes de la Presidencia espa?ola, el destinado a renovar la Agenda de Lisboa.
En segundo lugar, despu¨¦s de la Cumbre de Copenhague sobre Cambio Clim¨¢tico, la Uni¨®n debe afirmar su papel de liderazgo en un mundo multipolar abocado a ser multilateral, que sea un referente seguro de democracia, derechos humanos y progreso social en todo el planeta. En las figuras del Presidente del Consejo y de la Alta Representante Ashton, y con el concurso de los Estados miembros, Europa tendr¨¢ ahora una voz m¨¢s fuerte, visible y unida en el exterior. Una presencia que se ver¨¢, sin duda, reforzada con el lanzamiento del Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior, un aut¨¦ntico servicio diplom¨¢tico europeo al servicio de los ciudadanos de la UE en todo el mundo.
La entrada en vigor del Tratado nos da tambi¨¦n la oportunidad de que los ciudadanos europeos sientan realmente que la Uni¨®n es relevante para su vida diaria, para sus libertades, para su seguridad. Un primer paso en esta direcci¨®n ha sido la integraci¨®n de la Carta de Derechos Fundamentales en el propio Tratado de Lisboa. Continuando por esta senda, promoveremos tambi¨¦n la adhesi¨®n de la UE al Convenio Europeo de Derechos Humanos e impulsaremos el Plan de Igualdad entre mujeres y hombres de la UE para el per¨ªodo 2011-2015, con una dimensi¨®n europea en la lucha contra la violencia de g¨¦nero.
Asimismo, pondremos en marcha la Iniciativa Legislativa Popular europea, que dar¨¢ voz a los ciudadanos en el proceso legislativo de la Uni¨®n a trav¨¦s de la Comisi¨®n. Aprobaremos el Plan de Acci¨®n del Programa de Estocolmo, un logro de la Presidencia sueca sobre el Espacio Europeo de Libertad, Seguridad y Justicia, con medidas de impacto para la protecci¨®n de nuestros conciudadanos. Y seguiremos haciendo de la gesti¨®n com¨²n de la inmigraci¨®n una prioridad estrat¨¦gica.
Son, todos ellos, nuevos impulsos para una Europa renovada, los primeros pasos de un largo camino que comienza en este primer semestre de 2010, y que vamos a recorrer juntos.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero es presidente del Gobierno espa?ol, y Herman Van Rompuy es presidente del Consejo Europeo.
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