Lecciones de una guerra fracasada
Veteranos de la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n afirman que EE UU comete sus mismos errores - "Deber¨ªan trabajar con la poblaci¨®n", dice un ex combatiente
"?Qu¨¦ pod¨ªa hacer el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico contra una guerra de guerrillas en terreno monta?oso? Los muyahidin minaban los caminos o pon¨ªan tres ametralladoras y las disparaban un minuto contra nuestra caravana militar. El resultado era cuatro o cinco muertos y varios heridos, mientras los atacantes desaparec¨ªan de inmediato sin dejar rastro", recuerda Franz Klints¨¦vich, uno de los soldados sovi¨¦ticos que combatieron en Afganist¨¢n en los a?os ochenta. "Los estadounidenses deber¨ªan saber que cualquier grupo armado que llegue a Afganist¨¢n est¨¢ condenado al fracaso, porque tendr¨¢ a la poblaci¨®n en contra".
Cuando se acaban de cumplir 30 a?os del inicio de la invasi¨®n de Afganist¨¢n por parte de la URSS, los rusos ven ahora c¨®mo act¨²an las fuerzas de la coalici¨®n liderada por EE UU y recuerdan su propia experiencia, los errores cometidos y ponen atenci¨®n en los que hacen los estadounidenses, al tiempo que se plantean el papel que podr¨ªa desempe?ar Rusia en esa lucha.
"La ¨²nica forma de vencer ser¨ªa destruir el pa¨ªs", asegura Franz Klints¨¦vich
Hoy en Afganist¨¢n se desarrolla otra guerra. Los estadounidenses entraron en el pa¨ªs en 2001 para acabar con los talibanes y con Osama Bin Laden -ex aliados suyos-, pero los ¨¦xitos de la operaci¨®n antiterrorista, en la que participan decenas de pa¨ªses, incluida Espa?a, son bastante humildes: el Gobierno de Hamid Karzai controla apenas un tercio del territorio, mientras que los talibanes ganan poder.
Las comparaciones entre ambos conflictos son inevitables. Klints¨¦vich, que ahora es diputado y vicepresidente del grupo del partido gubernamental Rusia Unida en la Duma, mira hacia atr¨¢s y trata de evaluar la decisi¨®n que los dirigentes sovi¨¦ticos tomaron en diciembre de 1979: "Se trata de uno de esos casos en los que, hagas lo que hagas, yerras: si env¨ªas tropas cometes un error, y si no lo haces tambi¨¦n".
Lo mismo sucede ahora. Con respecto a las tropas estadounidenses en Afganist¨¢n, Klints¨¦vich constata que la coalici¨®n repite algunas equivocaciones cometidas por los sovi¨¦ticos -e incurre en otras nuevas-, pero "el aut¨¦ntico error consiste en haber entrado". "Es imposible que un ej¨¦rcito controle a toda la poblaci¨®n. La ¨²nica manera de vencer ser¨ªa destruir completamente el pa¨ªs. Cualquier otra posibilidad est¨¢ condenada al fracaso. Por eso hay que retirarse y comprender que s¨®lo se puede ganar trabajando con la poblaci¨®n para introducir cambios ideol¨®gicos y mejorar la situaci¨®n econ¨®mica", a?ade.
Otro de los errores de los estadounidenses consiste, seg¨²n Klints¨¦vich, en que "no trabajan con la poblaci¨®n local": "Nosotros construimos escuelas, viviendas, caminos, invert¨ªamos mucho dinero en infraestructura, financi¨¢bamos al poder legislativo, trabaj¨¢bamos con la poblaci¨®n local, con la oposici¨®n y con los que eran m¨¢s o menos neutrales. Un soldado pod¨ªa ir al mercado y comprar sin temor alguno. En los lugares de emplazamiento de nuestras tropas, la gente iba y ven¨ªa, porque hab¨ªa relaciones con la poblaci¨®n local. Esto es muy importante. Un norteamericano, un alem¨¢n o un espa?ol no pueden ir hoy a un mercado afgano y comprar tranquilamente. No hay comunicaci¨®n; yo ten¨ªa muchos amigos entre los afganos".
La ocupaci¨®n de la URSS comenz¨® hace 30 a?os, cuando miembros de los servicios secretos sovi¨¦ticos tomaron el palacio presidencial de Hazifullah Am¨ªn, a quien mataron, y pusieron en su lugar a Babrak Karmal, un marxista que era embajador en Checoslovaquia y que fue llevado urgentemente a Mosc¨² y, de all¨ª, a Kabul. El Ej¨¦rcito sovi¨¦tico hab¨ªa entrado dos d¨ªas antes, despu¨¦s de que Am¨ªn enviara al Kremlin 13 peticiones para que las tropas sovi¨¦ticas intervinieran en el pa¨ªs con el fin de combatir la sublevaci¨®n masiva que hab¨ªa provocado su Gobierno dictatorial. Comenzaba as¨ª la m¨¢s larga guerra librada en la historia de la URSS.
El problema para Klints¨¦vich, que es tambi¨¦n l¨ªder de la principal organizaci¨®n de veteranos de Afganist¨¢n, est¨¢ en la ¨¦poca en que aquello ocurri¨®. La URSS estaba bajo el Gobierno de Leonid Br¨¦znev, es decir, en pleno estancamiento; la sociedad se hallaba dominada por una ideolog¨ªa "que a veces iba incluso contra el sentido com¨²n"; reinaba un patriotismo a ultranza complementado por un "internacionalismo de larga tradici¨®n", que, dice Klints¨¦vich, "se nos hab¨ªa inculcado yo dir¨ªa que desde la guerra civil espa?ola". Este sentimiento era tan profundo que hoy es dif¨ªcil creer que miles de rusos se ofrecieron para ir a combatir como voluntarios al pa¨ªs asi¨¢tico.
La decisi¨®n de invadir Afganist¨¢n fue tomada por la URSS de forma consciente, en funci¨®n de sus intereses geoestrat¨¦gicos. As¨ª lo explica Klints¨¦vich: despu¨¦s del inesperado golpe de Estado del pr¨ªncipe Mohammed Daud Khan en 1977, cuando comenz¨® la rep¨²blica, derrocado a su vez cinco a?os m¨¢s tarde por Nur Muhammad Taraki y su Partido Popular-Democr¨¢tico, los dirigentes sovi¨¦ticos se dieron cuenta de que "sin grandes gastos, obten¨ªamos seguridad al sur de nuestras fronteras". Y "para un pa¨ªs de 150 millones de habitantes, en el que 50.000 mor¨ªan al a?o en accidentes automovil¨ªsticos, las p¨¦rdidas de unos miles de soldados no parec¨ªan importantes", afirma.
Para Vlad¨ªmir Vsh¨ªvtsev, comandante de un pelot¨®n de exploraci¨®n en la guerra afgana, no hab¨ªa alternativa. "Hay que comprender: si no hubi¨¦ramos llegado nosotros, nuestro lugar habr¨ªa sido ocupado sin falta por los norteamericanos". Klints¨¦vich tampoco duda que EE UU habr¨ªa ocupado el lugar de la URSS si ¨¦sta no hubiera enviado a sus tropas. "Afganist¨¢n significaba 3.000 kil¨®metros de fronteras con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, as¨ª es que permitir que Washington lo dominara era una locura. Y lo iba a hacer si Mosc¨² no actuaba", explica el diputado, hoy coronel retirado.
No s¨®lo los servicios secretos sovi¨¦ticos eran muy activos en Afganist¨¢n. Tambi¨¦n lo eran los estadounidenses. Los que combat¨ªan contra los sovi¨¦ticos recib¨ªan toda clase de ayudas. "Debemos reconocer que juntos, la URSS y Occidente, desarrollaron los brotes nacientes de terrorismo, juntos dejamos escapar al genio de l¨¢mpara, y ahora juntos cosechamos los frutos de aquellas acciones. El problema es que hoy ya es imposible volver a meterlo en una botella y mantenerlo encerrado. Generaciones enteras de hombres han crecido con la guerra; s¨®lo saben combatir y lo m¨¢s terrible es que se han acostumbrado y no quieren hacer otra cosa", opina Klints¨¦vich.
"Las tropas de la OTAN tendr¨¢n que retirarse, y el Gobierno de Karzai durar¨¢ mucho menos que el que nosotros dejamos cuando nos retiramos", se?ala. Klints¨¦vich est¨¢ seguro de que "los estadounidenses se retirar¨¢n sin haber triunfado". Pese a todo, reconoce que las tropas son necesarias all¨ª. "Si no nos ocupamos de los talibanes, ellos se ocupar¨¢n de nosotros. Su fundamentalismo infectar¨¢ al mundo ¨¢rabe y a Asia central. Y ser¨¢n una amenaza para todo el mundo".
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