Trabajos de miseria para el a?o 2010
La situaci¨®n econ¨®mica propulsa oficios de supervivencia y en negro
Trabajos reventados, a veces pintorescos y arrastrados, han arreciado durante el pasado 2009 y llevan camino de consolidarse en 2010 como una forma de supervivencia frente a una crisis econ¨®mica cuya insistencia se teme como un c¨¢ncer. Ha explotado la supervivencia a cualquier coste para comer al sueldo que sea, en un tejido como el valenciano, donde la tradicional econom¨ªa sumergida permite bien esta tendencia.
Si la media de la econom¨ªa sumergida en la Europa comunitaria estar¨ªa en torno al 15%, en Espa?a puede situarse en el 23% del PIB (m¨¢s de 200.000 millones de euros). Trasladado a la Comunidad Valenciana, la cifra de dinero negro se traducir¨ªa en m¨¢s de 20.000 millones de euros.
En los puertos, algunos se brindan a descargar cajas a cambio de pescado
En las farolas, en las paredes, abundan los anuncios caseros y fotocopiados de pintores, yeseros, encofradores y fontaneros a domicilio dispuestos a hacer cualquier arreglo sin factura, sin nada, y con precios de batalla: piso de 90 metros, pintado por 400 euros. Lo mismo sucede en el mundo del arreglo de motor o de chapa del autom¨®vil. "La venta de piezas en desguaces se ha disparado, as¨ª como los trabajos en talleres sin papeles", indica Francisco, empresario de este sector en Castell¨®n. "Pero si llamas a inspectores para comentarles que hay tal o cu¨¢l taller irregular, te acaban inspeccionando a ti por haber puesto en marcha el tema con tus quejas: los talleres ilegales, no constan en ninguna parte, y no entran en la rueda de revisiones".
El prototipo de trabajador "B" lo forman parados que buscan complementar su prestaci¨®n con actividades no declaradas. Y ya hace tiempo que este asunto va mucho m¨¢s lejos de los inmigrantes. Los espa?oles han vuelto a la recogida de naranjas; y a participar de la venta de fruta low cost, incluso a trabajar el campo por poco m¨¢s de tener derecho a comer lo que se cultiva semanalmente. Es duro, pero permite m¨¢s dignidad que buscar comida en la puerta de supermercados, algo ya usual. La ¨²ltima modalidad de esta b¨²squeda llega por mar, y se da en los puertos de pescadores. Se trata de personas -por ahora, inmigrantes- que se brindan a ayudar a los pescadores en la descarga de cajas a cambio de pescado. La modalidad se detect¨® primero en Barcelona, y ya ha llegado a los puertos pesqueros castellonenses. Se teme que, como sucede en Catalu?a, algunos puedan dar el paso a revender a otros el pescado que se les da: as¨ª son las cosas en la miseria pura.
Es esta misma condici¨®n la que ha puesto en boga algo tan hasta no hace mucho sorprendente como la b¨²squeda de hierros y chatarra para vender. En este ¨¢mbito, que crece d¨ªa a d¨ªa, se han especializado en Valencia los 3.000 inmigrantes rumanos de etnia gitana que viven en la provincia. El kilo se paga a 20 c¨¦ntimos, y sacar 20 euros al d¨ªa, es todo un triunfo. Otra cosa es el cobre, que se paga a un euro el kilo, y que ha propiciado las diferentes mafias se hayan dedicado a su robo (s¨®lo en octubre de 2007 fueron robados 40.000 metros de cable en Alicante)
"Yo entiendo la situaci¨®n de los necesitados, pero ellos no nos pueden perjudicar", indica un taxista de una compa?¨ªa local valenciana. "En el aeropuerto de Manises hay quienes contactan con pasajeros para llevarles a su casa en coches particulares por dinero". Muchos inmigrantes que llegan en vuelo utilizan este servicio barato. Que encuentra su equivalente en servicios no reglados a la hora de hacer mudanzas, transportar muebles por piezas comprados en grandes superficies. Las furgonetas sin identificar esperan en el mismo aparcamiento, y se ofrecen precios de oferta.
"La miseria se nota tambi¨¦n en el mundo de la noche", a?ade un portero de discoteca que trabaja en la comarca de La Ribera, "da igual que quieran examinar a los porteros, muchos due?os optan por chavales en paro que cobran en negro, y que igual les hacen de machacas, que de camareros que de cosas menos claras". Pueden regular, por ejemplo, la posible venta de drogas o cobrar deudas.
Alejados de esta crudeza, la compraventa de oro, o todos los oficios relacionados con el remiendo -ropa, zapatos, objetos de la casa, electrodom¨¦sticos- cobran cierto auge. Tambi¨¦n, los servicios a domicilio de todo tipo. Por ejemplo, para inmigrantes africanas, las peluqueras se ofrecen a hacer trenzas capilares a domicilio a 20 euros (hace a?os, por una melena a trenzas se cobraban 60 en peluquer¨ªa). La manicura y pedicura es cara, y en zonas universitarias hay cantidad de anuncios que ofrecen a hacer a domicilio ambas cosas por entre 7 y 10 euros. Tambi¨¦n, en zonas de este estilo, se ofrecen clases particulares y en casa de ingl¨¦s o alem¨¢n a 7 euros, y hasta clases de guitarra o piano ya no barato, sino "totalmente negociable".
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