Campanar baja el tel¨®n

El Teatro de Campanar se acaba. Por falta de voluntad pol¨ªtica, creen los responsables de la sala, Elma Sambeat y Jorge Affranchino: "El teatro independiente vive casi del aire y se sostiene con alambres", denunciaban en el comunicado en que explicaron por qu¨¦ bajan el tel¨®n. Lo har¨¢n el 31 de enero, tras un mes en el que programar¨¢n los fines de semana Parpariados, una de las piezas del Proyecto Strindberg. Adem¨¢s, el ¨²ltimo fin de semana del mes el cuarteto de Elma Sambeat ofrecer¨¢ dos conciertos de jazz.

Cierran porque a pesar de haber funcionado con normalidad durante a?os y sin la licencia necesaria, la sala est¨¢ en el punto de mira desde que el pasado octubre recibiera la visita de un agente de la Polic¨ªa Local de Valencia. Fue una advertencia. "Siempre hemos estado al margen de la ley, ?como lo est¨¢n el resto de salas peque?as! Es cuesti¨®n de suerte, supongo. No s¨¦ a qu¨¦ se debe que nos visite a nosotros la Polic¨ªa y a otros, no", explica Elma Sambeat.

A estas salas se las equipara legalmente con las discotecas

Sambeat y Affranchino buscan otra sala fuera de Valencia

Y atemorizados, paralizaron la programaci¨®n. Aunque, al poco tiempo, retomaron las representaciones de La se?orita Julia hasta finales de noviembre, a la espera de lo que pudiera pasar. "Estaba vestida para actuar, sobre el escenario, y pensaba '?vendr¨¢ la Polic¨ªa hoy?", recuerda. Pero no hubo grandes cambios.

Claro que, su paciencia se agot¨®. Aunque Teatres les ofrece una subvenci¨®n, que tambi¨¦n tienen otras salas de aforo reducido, sin licencia est¨¢n perdidos. "No existe una normativa espec¨ªfica para nuestras salas, nos meten en el mismo saco que otros espacios m¨¢s grandes", se lamenta. Una ordenanza municipal de 2008 las equipara a las salas de fiestas y discotecas. Lo creen rid¨ªculo: "Tenemos capacidad para apenas 50 personas. Estamos en una nave muy peque?a, solo tenemos ochos focos, no se puede fumar...".

Sambeat asegura que tampoco sabe qu¨¦ tipo de reforma deber¨ªa hacer para tener la licencia, ni si existe en el Ayuntamiento la voluntad necesaria para cambiar las cosas.

En el Teatro de Campanar estudiaron la posibilidad de sacarse una licencia de escuela o de sala multiusos, pero el abogado les advirti¨® de que no les servir¨ªa ninguna trampa. M¨¢s o menos grande, no dejan de ser una sala teatral. Y la multa oscilar¨ªa entre los 600 y los 30.000 euros. Un riesgo demasiado elevado que no pueden asumir.

"Somos una compa?¨ªa que hemos hecho de nuestro espacio de estudio y de trabajo una sala. All¨ª investigamos, hacemos la escenograf¨ªa de nuestras obras, y combinamos con programaci¨®n externa. Nosotros somos artistas, gestores y programadores". Ahora, buscar¨¢n un nuevo espacio fuera de la ciudad, en alg¨²n municipio cercano: "Cerramos por dignidad, pero no definitivamente. Necesitamos una sala".