Comunidades sediciosas

La Ley de Dependencia encalla en la Comunidad de Madrid, en la de Murcia y en la Valenciana. El dato no tuvo demasiada repercusi¨®n, porque se entendi¨® mal que esta maniobra malintencionada no da?aba al Gobierno central, como pretend¨ªa el golpe bajo de los dirigentes del PP, sino a miles de personas, ancianos o con graves deficiencias, que no han podido tener la asistencia necesaria, angustiosa en la mayor¨ªa de los casos.

Ahora nos encontramos con que estas mismas comunidades, con una falta de verg¨¹enza que sonroja, no quieren los ordenadores que va a repartir el Ministerio de Educaci¨®n porque no los consideran adecuados: pueden generar miop¨ªa, aducen. Como saben los lectores, pero sobre todo los consejeros de Educaci¨®n de esas comunidades, y sus muy ilustres presidentes Esperanza Aguirre, Francisco Camps y Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel, la marca elegida est¨¢ perfectamente reconocida por el mercado y el tama?o, 10 pulgadas, es de los llamados notebooks, de los que se han vendido millones en el mundo y son el orgullo de profesionales de toda ¨ªndole.

Es precisamente en Valencia, tras la verg¨¹enza del G¨¹rtel, el bochorno de El Bigotes, los trajes, relojes y bolsos, donde m¨¢s aprieta la rebeli¨®n. El mismo consejero que denuncia los ordenadores por causar miop¨ªa es aquel badulaque que quiso dar la clase de Ciudadan¨ªa en ingl¨¦s. Y es la misma corporaci¨®n la que tambi¨¦n ha decidido desobedecer al Gobierno central y ha autorizado el derribo de El Cabanyal.

El bien de Espa?a, esto es, de los espa?oles, lo est¨¢n poniendo en cuarentena estatutos separatistas, s¨ªmbolos del desastre auton¨®mico que nos llevan a la ruina, seg¨²n esa derecha, pol¨ªtica y medi¨¢tica, que reclama autoridad al Gobierno central ante tales rebeliones. A la vista de lo que aqu¨ª pasa, parece m¨¢s bien que es el PP, esos tres dirigentes y sus jefes nacionales que lo aplauden o nada les dicen, quienes ponen en peligro la vida de unos espa?oles dependientes de las ayudas p¨²blicas o la educaci¨®n de los ni?os que vivan en esas comunidades. Y eso s¨ª es el bien de Espa?a, mal que les pese a las comunidades sediciosas de Madrid, Valencia y Murcia.