El dominio de la trama
Siempre he pensado que a casi todas esas novelas de setecientas p¨¢ginas para arriba, los llamados "tochos", se las puede aligerar de unas doscientas sin que la novela sufra (incluso, en muchos casos de palpitante actualidad, se las puede aligerar de las setecientas). A casi todas s¨ª, excepto, con toda seguridad, a las de Isaac Bashevis Singer; y La familia Moskat es una perfecta demostraci¨®n de lo que digo. Quien la lea no podr¨¢ por menos de quedar admirado y asombrado de su capacidad para cruzar decenas de historias y personajes sin que sobre ni falte una coma. El secreto de Singer lo es a voces; se trata de un narrador en estado puro que se atiene a una norma que s¨®lo son capaces de seguir los maestros en este arte: opinar poco y mostrar mucho. Valga un ejemplo: "Se sent¨® en el pelda?o de una escalera que estaba apoyada contra las estanter¨ªas. Su falda plisada se extendi¨® como un abanico abierto". Cualquiera que siga sus libros ver¨¢ que contra una evidente escasez de razonamientos y explicaciones, especialmente de orden psicol¨®gico, impera la potencia expresiva de la mirada para mostrar (no digo describir, sino mostrar) la interioridad de los personajes, extrayendo ¨¦sta a trav¨¦s de la mirada a exterioridad personal e hist¨®rica; Singer pertenece a esa clase de escritores que, donde la gente s¨®lo ve lo obvio, ¨¦l ve siempre lo distinto.
La familia Moskat
Isaac Bashevis Singer
Traducci¨®n de Juan Jos¨¦ Guill¨¦n
RBA. Barcelona, 2009
800 p¨¢ginas. 29 euros
La composici¨®n de la escena es detallista en gentes y cosas y de ah¨ª deriva una pasmosa capacidad para crear un ambiente, sea casero o callejero, interior o exterior. ?l, por ejemplo, dentro de una gran tradici¨®n narrativa realista, recoge muy bien el bullicio de la gente y la ciudad, el movimiento, el escenario pintoresco y las escenas de familia porque tiene el don de captar el colorido de la vida, la variedad de las relaciones humanas, la vibrante contradicci¨®n de los comportamientos. Adem¨¢s, los personajes est¨¢n siempre integrados en el escenario, ¨¦ste es fundamental para ellos: los ampara, los cubre, los explica...
La historia de la familia Moskat (y al decir historia y familia no creo que sea necesario precisar mucho m¨¢s) se extiende desde principios del siglo XX hasta la entrada de los nazis en Varsovia en 1939. La novela es en realidad un gran fresco del mundo jud¨ªo de Varsovia cuyo inmenso valor literario no desmerece del valor de cr¨®nica de una sociedad destruida y arrasada como es la de los jud¨ªos de Polonia. Encontraremos a toda clase de gente y a gente de todas las clases sociales y todo ello dentro del conflicto entre antiguos y modernos, entre tradici¨®n y modernidad que se cuece en el seno de esa sociedad jud¨ªa empe?ada en una disputa emotiva, y desgarradora tambi¨¦n, entre los fieles chassidim encerrados en sus pr¨¢cticas ancestrales y los j¨®venes defensores de la modernidad, seguidores o simpatizantes del movimiento haskala que es el movimiento de apertura que intenta secularizar la vida jud¨ªa y abrirse al exterior y al que pertenecen las ideas de socialismo y sionismo que dar¨¢n lugar al Estado de Israel.
La n¨®mina de personajes es muy extensa y Singer, que tiene la habilidad de mantener las riendas de todos a lo largo del relato, los carga de sentido, ambig¨¹edad y personalidad tanto si son principales como secundarios. Las historias amorosas se entrelazan con los l¨ªos de familia y el transcurso de la Historia, y el autor demuestra su formidable autoridad a la hora de dar a cada uno su lugar. Abarca muchos espacios y momentos para poner en activo (y en relaci¨®n) a los personajes; los desplazamientos de la acci¨®n son excelentes, muy bien tramados y enlazados seg¨²n lo exigen y a un ritmo excelente. Pocas veces la novela realista ha alcanzado tal dominio de la trama, las situaciones y los personajes como hace Singer, cuya escritura es una lecci¨®n constante de c¨®mo se debe de contar una historia: la sensaci¨®n de dominio del autor sobre sus materiales es contundente. Las figuras dominantes, Asa Bannet, un espiritual, depresivo y desconcertado luchador; el viejo patriarca Meshulam Moskat; su administrador Koppel -soberbia creaci¨®n de secundario-; las dos esposas de Asa o el pat¨¦tico y alegre t¨ªo Abram, con estar magn¨ªficamente creadas, no opacan a todos los aparentemente segundones, lo que hace de esta novela un prodigio de construcci¨®n de un mundo que hasta en sus menores detalles est¨¢ creado y cuidado con la dedicaci¨®n de un artesano y el empuje de un artista.
La conciencia jud¨ªa impregna el libro, pero ser¨ªa un error pensar que estamos leyendo un libro de tem¨¢tica jud¨ªa. El poder de esta novela radica en su universalidad. Como tantas grandes obras basadas en la esencia de la condici¨®n humana de nuestros tiempos y de todos los tiempos, no es el lugar, la raza o la creencia lo que las engrandece y provoca nuestra admiraci¨®n, sino esa capacidad de penetrar en el coraz¨®n de los hombres y las mujeres que nos coloca, a la vez, entre el otro y nosotros, como en un relato al que pertenecemos necesariamente apenas abierta la primera p¨¢gina.
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