Enyd Blyton no apta para ni?os
La escritora ten¨ªa un lado complejo y oscuro. Tras las cr¨ªticas por racismo y sexismo, ahora se sugiere que profesaba simpat¨ªas por Hitler
Ya sab¨ªamos que le daba a la bebida, ten¨ªa un car¨¢cter vengativo, era una mala madre, se enroll¨® con la ni?era de sus hijas y jugaba al tenis desnuda. Qu¨¦ ahora le cuelguen el sambenito de sentir simpat¨ªas por los nazis es lo ¨²nico que nos faltaba. Porque estamos hablando de Enid Blyton.
Cuando uno piensa que Salgari se cort¨® el cuello, que P. C. Wren seguramente nos enga?¨® al decir que hab¨ªa servido en la Legi¨®n Extranjera y que Karl May era el autor favorito de Hitler se pregunta en qu¨¦ manos hemos estado de j¨®venes. As¨ª de entrada, nada en las novelas de aroma a plum cake y picnic de Blyton (1897-1968), una de las m¨¢s conocidas y vendidas escritoras de libros para ni?os de todos los tiempos, m¨¢s traducida que Lenin, hace imaginar que su autora fuera una persona complicada, y no digamos ya siniestra. Las series de los Cinco, los Siete Secretos, Aventura (las mejores), Torres de Mallory o Las mellizas O'Sullivan en Santa Clara son simp¨¢ticas historias que a la mayor¨ªa nos han dejado un poso entra?able, una nostalgia por la amistad infantil y juvenil, amor por la naturaleza y las excursiones, ansias de misterios, ganas de intr¨¦pidas correr¨ªas y un inveterado anhelo de s¨¢ndwiches y meriendas campestres (con alg¨²n reparo: ?qui¨¦n pod¨ªa desayunar ri?ones y ciruelas guisadas y qu¨¦ diablos era el pastel de jengibre?).
Ten¨ªa un car¨¢cter vengativo, era mala madre, se enroll¨® con la 'nanny' y jugaba al tenis desnuda La actriz Helena Bonham Carter, que la encarna en la pantalla, dice que era el sue?o de un psicoanalista
Es verdad que cuando uno relee aquellas narraciones tienen un tufillo vetusto, de valores achacosos, deliciosamente eduardianos, y, quiz¨¢, dudosillos. Yo por ejemplo no me acordaba de que en Aventura en la isla -una de mis novelas favoritas de Enid Blyton junto con Shadow, el perro pastor-, el malo, Jo-Jo (?), tonto y perezoso, era negro. Pero tambi¨¦n es cierto que en Tom Sawyer el villano es un indio, por no hablar del concepto que tiene Sandok¨¢n de las mujeres y lo que piensa de los ¨¢rabes Beau Geste. Hab¨ªa cosas raras en los libros de Blyton, sin duda, y no s¨®lo cottages e inocencia: ?qu¨¦ hac¨ªan todos esos autosuficientes ni?os y preadolescentes (chicos y chicas, mmm) por ah¨ª dando vueltas solos o internados, apenas controlados por t¨ªos y t¨ªas lun¨¢ticos o tutores extravagantes, cargados de mascotas y meti¨¦ndose en l¨ªos? Que no tuvieran padres nos causaba un poquito de consternaci¨®n, pero sobre todo envidia.
La noticia de que Blyton, votada la autora m¨¢s querida en Gran Breta?a, estuvo presente en una cena a finales de los a?os treinta en la que se habl¨® de apaciguar a Hitler en sus reivindicaciones territoriales y no expres¨® ning¨²n tipo de reparo, resulta ciertamente poco significativa. Aunque su marido entonces, Hugh Pollock, que hab¨ªa ganado una medalla con los Royal Scots Fusiliers en 1919, se molest¨® lo suficiente con el tono de la velada para enfurecerse y largarse de all¨ª, sin que su mujer lo siguiera. La escena la ha contado la escritora Ida Pollock (n¨¦e Crowe)que no siente ninguna simpat¨ªa por Enid Blyton, entre otras cosas porque se cas¨® con Pollock al divorciarse ella (y fue una separaci¨®n todo menos amistosa: Blyton impidi¨® que el padre -un alcoh¨®lico depresivo- viera a sus hijas). En todo caso, el asunto lleva m¨¢s agua al molino de la revisi¨®n cr¨ªtica de la figura de Blyton y algunos han aprovechado para recordar estereotipos racistas (adem¨¢s de los sexistas y clasistas) en las ficciones de la autora, como que los malos suelen ser extranjeros (incluida, claro, la Mam'zelle Rouguier de Torres de Mallory). Hace tiempo que el estigma de lo pol¨ªticamente correcto persigue a la escritora y se han denunciado casos de retirada de sus obras de algunas bibliotecas. Tambi¨¦n la vet¨® la BBC, pero por considerarla una autora de segunda clase.
Sea como fuere, en los ¨²ltimos a?os se ha ido descubriendo que tras la imagen edulcorada de la famos¨ªsima autora (se han vendido 600 millones de copias de sus libros) hab¨ªa una personalidad tremendamente compleja con tintes oscuros. Lo cual, por supuesto, es muy distinto de decir que fuera nazi o racista. La actriz Helena Bonham Carter, que ha encarnado a Enid Blyton en un estupendo biopic televisivo, Enid (2009), y que ha buceado para su interpretaci¨®n en el car¨¢cter de la escritora, lo dej¨® claro en unas declaraciones a la prensa brit¨¢nica: "Era el sue?o de un psicoanalista".
Para la actriz, la creadora de Los Cinco era "totalmente inmadura desde el punto de vista emocional" y "reinvent¨® su vida de una manera que bordea la demencia". Al mismo tiempo, fue una mujer adelantada a su tiempo en el manejo de su carrera profesional, que explot¨® a fondo su talento, era adicta al trabajo (escrib¨ªa 10.000 palabras al d¨ªa y public¨® 753 libros: ?16 t¨ªtulos al a?o!) y descubri¨® maneras muy modernas, a lo JK Rowling, de consolidar su ¨¦xito y su popularidad: creando clubs de lectores o haciendo una gran encuesta entre sus fans para bautizar su mansi¨®n de estilo Tudor en Buckinghamshire, Green Hedges.
El retrato real que surge de Enid Blyton es el de una persona bastante desagradable e infeliz, que vend¨ªa una imagen de gran cari?o hacia la infancia pero que se enfurec¨ªa cuando hac¨ªan jaleo jugando los ni?os de los vecinos y encerraba a sus propias hijas para que no molestaran en sus tea parties. "Mi madre era arrogante, insegura y sin el menor rastro de instinto maternal", ha dicho de ella su hija Imogen, que, es cierto, nunca fue la favorita (lo era la otra, Gillian, ya fallecida). Su sexualidad presenta tintes complejos: hay testimonios de visitantes que la encontraron jugando al tenis desnuda (no consta c¨®mo iba el rival), parece que fue repetidamente ad¨²ltera y hasta tuvo una relaci¨®n l¨¦sbica con la nanny y amiga Dorothy Richards, seg¨²n sugiere Ida Crowe.
A tenor de sus memorias y las biograf¨ªas, Enid Blyton fue una ni?a medianamente feliz, con un padre al que adoraba y una madre neur¨®tica con la que se llevaba mal. Le gustaba leer Black Beauty, fue capitana del equipo de lacrosse de la escuela y su t¨ªo ten¨ªa un loro llamado Kiki. La ruptura de sus padres a causa de que ¨¦l ten¨ªa una amante y se fue con ella result¨® un trauma para la jovencita Enid de 12 a?os -incluso f¨ªsico: tuvo problemas de desarrollo y un ¨²tero infantil que le impidi¨® quedarse embarazada hasta recibir tratamiento-. Los intentos de su madre por encubrir el episodio del abandono y la tristeza provocada por el mismo influyeron en que Blyton se creara un modelo escapista de la realidad. Para ella, la escritura pas¨® a ser su mundo aut¨¦ntico. Muri¨® aquejada de Alzheimer. Dice su hija que su secreto era que escrib¨ªa como una ni?a con la habilidad de un adulto. Podemos imaginarla en un eterno curso en Torres de Mallory y vagando para siempre con sus queridos Jorge, Jack, Lucy y Dolly, persiguiendo vehementemente la merienda, y la felicidad.
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