El recolector de impuestos vuelve a llamar
Si no puedes vencerlos, c¨®brales impuestos. Nicolas Sarkozy, el presidente franc¨¦s, acaba de unir su voz al coro de quienes desde hace tiempo exigen que se penalice a Google por su dominio en el mercado publicitario en Internet. Ha pedido al gobierno que busque modos de conseguir que Google pague al menos algunos impuestos en Francia. Esto ha surgido a ra¨ªz de un informe encargado por el gobierno en el que se insin¨²a que la publicidad digital deber¨ªa gravarse con un impuesto del orden del 1-2% de los ingresos, para ayudar a subvencionar al sector musical y a otros proveedores de contenidos de Internet franceses. Ambos planteamientos son err¨®neos. Y lo que es peor, la obsesi¨®n del gobierno franc¨¦s por Google no puede sino resultar negativa.
Desde hace a?os, Francia ha intentado atraer a otros gobiernos europeos en el intento de emular el ¨¦xito de Google, apoyando a empresas de financiaci¨®n p¨²blica que se supone que deben competir con el gigante de los motores de b¨²squeda estadounidense. Los proyectos fracasaron porque no encontraron ni tecnolog¨ªa atractiva ni un mercado s¨®lido.
Ahora Google parece haberse convertido para las autoridades francesas en la causa y el s¨ªmbolo de la mayor¨ªa de los males que afectan a todos los medios para los que Internet constituye un peligro. ?Como si fuera responsable de la descarga ilegal de archivos musicales o de la ca¨ªda en picado de la circulaci¨®n de peri¨®dicos! Como a menudo ocurre cuando se enfrentan a un gran cambio tecnol¨®gico, la reacci¨®n autom¨¢tica de los franceses es gravar y subvencionar. Todo el mundo participa en ese juego vicioso. Las nuevas p¨¢ginas digitales han acudido al Estado gorra en mano para pedir subvenciones como las que recibe la prensa escrita desde hace tiempo.
Los peri¨®dicos, a su vez, piden m¨¢s dinero p¨²blico para ayudar a sus secciones digitales. El sector musical mendiga ayuda (es decir, dinero del contribuyente) para luchar contra las descargas ilegales.
Con su creciente d¨¦ficit presupuestario, el gobierno franc¨¦s tiene que encontrar el dinero en alguna parte. Pero gravar a Google, Microsoft, Yahoo y otros por el estilo para ayudar a los proveedores de contenido locales no s¨®lo es proteccionista, sino tambi¨¦n contraproducente. En todo caso, el cambio a la publicidad digital debe fomentarse, no obstaculizarse. Y las subvenciones no har¨¢n m¨¢s que drogar a los proveedores de contenido franceses y hacerles creer que pueden retrasar su b¨²squeda de clientes que paguen en serio.
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