Liliput
Los m¨¢s peque?os arreglaron en un abrir y cerrar de ojos un partido que a la media hora pintaba muy feo para el Bar?a, sorprendentemente acomplejado y desorientado. Los azulgrana fueron un equipo liliputiense, para mal en la defensa de su cancha y para bien en la llegada al ¨¢rea contraria, mal cerrada por el Tenerife, que tom¨® tres goles consecutivos despu¨¦s de perdonar otros tres ante un imperial Vald¨¦s. La pegada de los puntas barcelonistas fue al final tan terror¨ªfica como las concesiones de sus medios y zagueros. Una vez dispuesto que el encuentro se resolver¨ªa en el intercambio de golpes, Bojan, Messi y Vald¨¦s pesaron m¨¢s que Nino, Alfaro y Sergio Aragoneses.
El marcador fue especialmente generoso para un Bar?a irreconocible cuando salt¨® al campo. La alineaci¨®n confirm¨® la confianza de Guardiola en la plantilla cuando se ha abierto el mercado de fichajes de invierno. Ausente Ibrahimovic, jug¨® Bojan como delantero centro mientras Maxwell y M¨¢rquez formaban como zagueros, cambios que rompieron la mec¨¢nica de juego. Apareci¨® un equipo inconsistente, especialmente vulnerable por las bandas y a espaldas de M¨¢rquez, roto en la medular por la falta de combinaci¨®n de los centrocampistas, que perdieron m¨¢s pelotas en un partido que en media Liga. Apretaba, robaba, corr¨ªa y llegaba el Tenerife para desdicha de un desbravado Barcelona.
Pocas veces los barcelonistas hab¨ªan jugado tan mal como al inicio del partido de Tenerife. Faltos de corriente, especularon en exceso, pendientes del rival, sorprendentemente cobardes. La pelota iba al pie, los pases eran horizontales, nadie tiraba un desmarque, un paisaje delicioso para el rival, al que le falt¨® efectividad para aprovechar tanta munici¨®n. Impreciso y blando en la contenci¨®n, el Bar?a fue en cambio incontenible en ataque, porque Bojan estuvo tan hacendoso como profundo, clarividente en sus movimientos al espacio, y Messi no perdon¨® una en una actuaci¨®n estelar. A Guardiola le sali¨® especialmente bien poner a Bojan en una decisi¨®n arriesgada porque la hinchada tinerfe?a aguardaba a su ¨ªdolo Pedro, al que le alcanz¨® con muy poco tiempo para dejar, en colaboraci¨®n con un defensa, una acci¨®n de gol en su querida tierra. Bojan, por una vez, fue mejor jugador que goleador ante un contrario muy generoso porque defiende en la medular y ofrece mucha tierra a su espalda.
A diferencia de partidos anteriores, el Bar?a no tuvo ayer problemas de delanteros, sino que los tres peque?os (Bojan, Messi y Pedro) martillearon la porter¨ªa del Tenerife y permitieron que el equipo atrape al Madrid en la cuenta de tantos a favor y Messi se ponga a la altura de los pichichis con su hat-trick. A cambio, los grandes no defendieron nada bien cuando el encuentro estaba a¨²n abierto y sus efectivas transiciones disimularon su falta de juego de elaboraci¨®n. Hay un problema con el central que debe mezclar con Puyol, se llame M¨¢rquez, Chigrinski o Piqu¨¦, y Abidal le saca mucha ventaja a Maxwell, al tiempo que a los volantes se los lleva el viento cuando no se tiene la pelota. No hay en cualquier caso ning¨²n escenario m¨¢s propio para el Bar?a, independientemente de sus virtudes y defectos, que Tenerife, campo en el que gan¨® su primer partido del a?o 2010.
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