Contra las esencias
"Pensar de forma realista nunca ha llevado a nadie a ninguna parte. S¨¦ fiel a tu coraz¨®n y lucha por tus sue?os". Si les dijera que esta frase es del Che Guevara, de cualquier otro l¨ªder empe?ado en alcanzar la utop¨ªa con las manos, o de uno de los incontables guiones hollywoodenses que describen la formaci¨®n de un h¨¦roe, seguro que me creer¨ªan. Y har¨ªan mal, porque esa proclama contra la sensatez y el pragmatismo la hizo Margaret Thatcher, posiblemente para presumir de su conocida tenacidad o justificar cualquier cabezoner¨ªa. Una muestra palmaria de c¨®mo en pol¨ªtica los sue?os de unos pueden convertirse en pesadillas para otros, y de que las ideolog¨ªas se parecen a las autopistas: suelen ser necesarias, est¨¢n muy bien valoradas, construirlas es complicado y siempre a costa de algo, y no se pueden usar sin pagar s peajes. Y adem¨¢s, en ocasiones, son la mejor manera de llegar r¨¢pido a destinos que deber¨ªamos evitar. La actualidad pol¨ªtica de Galicia es un claro ejemplo de ese peligro.
Lo mejor del Gobierno del PP ha sido cuando se ha encaramado sin prejuicios al tren del pragmatismo
Lo mejor de la deriva de gobierno del PP ha sido cuando se ha encaramado sin prejuicios al tren del pragmatismo. Lo peor, cuando ha intentado aplicar su programa ideol¨®gico. A Feij¨®o, la ¨²nica jugada que de momento le ha salido redonda -adem¨¢s de la de su imagen p¨²blica- es de las cajas. Y porque no ha reparado en liberalismos, centralismos, o coherencias con el pasado. Ha sido observar la marea, marcar el rumbo en esa direcci¨®n y as¨ª en la foto -sabiendo mantenerse, claro- parece que es el surfista el que gu¨ªa la ola, y no al rev¨¦s. Por el contrario, su apuesta m¨¢s ideol¨®gica, el decreto maldito, ha puesto el idioma en el punto de mira cuando ya no conven¨ªa y ha azuzado no s¨®lo como era previsible a los tirios pro, sino tambi¨¦n a los troyanos -nunca mejor dicho- contra. Ha sido hacer un pan como unas hostias, salvo que est¨¦ sirviendo de maniobra de distracci¨®n de decisiones como la de suprimir el plan de viviendas sociales. O que su objetivo real sea el l¨ªo que se organizar¨¢ si se pretende aplicarlo, y usarlo entonces como argumento para extirpar el problema de ra¨ªz. En resumen, como dec¨ªa otro conservador, Evelyn Waugh, cu¨¢nto m¨¢s felices ser¨ªamos todos s¨®lo con que pol¨ªticos y s cient¨ªficos fueran un poco m¨¢s vagos.
Aunque, desde luego, donde el fen¨®meno de vuelta a las esencias ideol¨®gicas est¨¢ m¨¢s presente es en las filas de la oposici¨®n, como si en ella rigiesen las mismas leyes f¨ªsicas que obligan a las gomas el¨¢sticas a contraerse despu¨¦s de haberse expandido. El PSdeG abandona t¨¢cticamente los territorios que se hab¨ªa animado a explorar en los ¨²ltimos tiempos y se refugia en h¨¢bitats ya conocidos, como el municipalismo. O sea, en la pr¨¢ctica renuncia a una cosmovisi¨®n gallega para regresar a la casa familiar, las alcald¨ªas urbanas. Una postura entendible, pero que tiene sus riesgos, porque en algunos casos, aunque te acojan de nuevo, los electores quiz¨¢s decidan no guardarte tu antigua habitaci¨®n. Y los tiempos en que para ser alternativa de gobierno bastaba con esperar a que el curso de los acontecimientos y el suave c¨¦firo te depositase suavemente en el poder ya pasaron.
Naturalmente, quien se siente m¨¢s c¨®modo nadando en las esencias es el BNG, empezando porque dos de las tres tendencias que hay en su seno reivindican su inmersi¨®n en ellas. Y continuando porque parece clara la vuelta estrat¨¦gica a lo que venden como conexi¨®n con los movimientos sociales y viene siendo la apuesta por la calle como v¨ªa de pronunciamiento pol¨ªtico, aunque sea de cuestiones tan poco de choque como las selecciones deportivas. Es un tanto curiosa la ¨ªntima satisfacci¨®n que recorre al Bloque, al menos oficialmente, por ese regreso a los buenos viejos tiempos, aunque sea a costa de que sus propuestas no pasen de ser fotonoticias de actos de autoafirmaci¨®n. Tambi¨¦n en el caso de los nacionalistas es comprensible su reorientaci¨®n, dado que la estrategia de inmersi¨®n institucional no ha dado los beneficios que compensen los esfuerzos de asumirla, a juicio de quienes la decidieron. Pero ahora, a diferencia de lo que ya ni era cierto en los buenos viejos tiempos, los movimientos sociales ya no se manifiestan exclusivamente en la calle. Ni siquiera principalmente. Y adem¨¢s, se producen de abajo arriba, no al rev¨¦s y, o se entiende su ritmo y se aprovecha su fuerza, como ejemplifica la faceta surfista de Feij¨®o, o te atropellan y te arrojan a la playa, con el ba?ador por las rodillas.
Enti¨¦ndaseme: las esencias ideol¨®gicas son necesarias. Como los botiquines. Hay que tenerlos, y con lo imprescindible para imprevistos. Pero nadie acudir¨ªa a un m¨¦dico cuyo ¨²nico o principal equipamiento fuese ese.
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