Desafiemos a la muerte
Como la gripe A, como los terremotos, como el c¨¢ncer, como los huracanes, como los constipados, el viento, el fr¨ªo, la lluvia y bastantes pol¨ªticos, los terroristas forman parte del variopinto pack de inclemencias naturales que nos azotan en el planeta Tierra.
Entonces, la cuesti¨®n es, ?salimos y nos enfrentamos a lo que hay, o nos quedamos en la cama? O incluso, como dec¨ªa, m¨¢s dram¨¢tico, Albert Camus, la gran pregunta es: ?deber¨ªamos suicidarnos, o no?
Lo extra?o es que algunos de los que optan por salir de la cama y no suicidarse opinan que, tras el atentado terrorista en el norte de Angola contra la selecci¨®n de Togo la semana pasada, la Copa de ?frica de Naciones (celebrada en territorio angole?o) se deber¨ªa suspender; e incluso que se deber¨ªa plantear la idea de cancelar la pr¨®xima Copa del Mundo, o si no cambiar la sede del torneo de Sur¨¢frica a otro pa¨ªs. Un veterano periodista deportivo ingl¨¦s, muy activo y sin se?ales hasta la fecha de querer acabar consigo mismo, propuso que, como consecuencia del atentando en Angola, todos los jugadores seleccionados para el Mundial deber¨ªan tener la opci¨®n de quedarse en casa.
Es como decir que, tras el frustrado ataque terrorista del nigeriano con dinamita en los calzoncillos, nadie deber¨ªa volar nunca m¨¢s a Detroit; o que, tras las bombas de ETA en la isla de Mallorca el verano pasado, el resto del mundo deber¨ªa boicotear el turismo en Espa?a; o, porque sigue habiendo mucha violencia en Chechenia, se deber¨ªan cancelar los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres en 2012.
La distancia entre Londres y Grozny, la capital de Chechenia, es m¨¢s o menos la misma que separa Cabinda, donde ocurri¨® el ataque al autob¨²s en el que viajaba la selecci¨®n de Togo, de Johanesburgo, la ciudad m¨¢s importante de Sur¨¢frica.
Angola es un pa¨ªs ca¨®tico y tremendamente pobre (pese a poseer una gran riqueza natural) en el que se libr¨® una guerra civil durante 27 a?os que acab¨® en 2002, con un saldo de medio mill¨®n de muertos. Y en el que todav¨ªa existe un grupo armado independentista con el que, curiosamente, ETA, hasta la fecha, no parece haberse solidarizado.
Sur¨¢frica es el pa¨ªs con la democracia m¨¢s estable y sofisticada de ?frica, y la mejor infraestructura. No ha tenido una guerra en su propio suelo en m¨¢s de cien a?os y hoy no existe ni el m¨¢s m¨ªnimo indicio de que, a diferencia de Angola y de Espa?a, tenga que enfrentarse a un movimiento terrorista.
Sin embargo, tal es la ignorancia (?frica, para los que no se enteran, no es un pa¨ªs; son m¨¢s de 50) y tal el racismo de la gente ("todos los negros son iguales") que medio mundo occidental hoy se pregunta si no es un disparate seguir adelante con el Mundial de Sur¨¢frica.
En cuanto a si se deber¨ªa haber cancelado la Copa de ?frica en Angola, un pa¨ªs dos veces y medio m¨¢s grande que Espa?a, tras el atentado en Cabinda, volvamos a los atentados de ETA en Mallorca. En aquel caso, ?lo correcto hubiera sido instruir no s¨®lo a todos los turistas extranjeros en las Baleares, sino a todos los que estaban de visita en el resto de Espa?a, que se volvieran r¨¢pidamente a sus casas?
Siguiendo esta l¨®gica, uno tambi¨¦n se podr¨ªa preguntar si quiz¨¢ ser¨ªa m¨¢s aconsejable que de ahora en adelante los grandes torneos deportivos internacionales se celebrasen en ?frica, en vez de en Europa Occidental, ya que los Gobiernos de ese continente no suelen estar enemistados con Al Qaeda. La posibilidad de que radicales islamistas hagan explotar una bomba durante los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres parece, hoy por hoy, mucho m¨¢s alta de que ocurra lo mismo durante el Mundial de Sur¨¢frica este verano.
Si los futbolistas europeos se deber¨ªan plantear no ir al Mundial, con bastante m¨¢s motivo los atletas africanos deber¨ªan plantearse no participar en los siguientes Juegos. Claramente. El argumento es impr¨¢ctico, absurdo y cobarde. Pese a lo que parece creer una creciente proporci¨®n de los habitantes de los pa¨ªses ricos, el riesgo es una condici¨®n inherente, ineludible del ser humano. Con la mala noticia de que al final, estemos en ?frica o en Europa, todos nos morimos. Mientras tanto, pues, a vivir; a desafiar a la muerte; a disfrutar de las cosas buenas, entre ellas el deporte.
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